A fines de 2019 Renier Jesús, 18 años, estrella nueva de Flamengo, fue comprado por Real Madrid por su cláusula de 30 millones de euros y salario de 3 millones por año. Sería el socio de ataque de Vinicius y Rodrygo, compatriotas que costaron 85 millones de euros y ayudaron al club a reinar en Europa. Renier era el futuro. El camino brasileño iniciado por Real Madrid para evitar casos como el de Neymar, cuando Barcelona le había ganado de mano.
Pandemia, lesiones, cuatro cesiones a préstamo (Borussia Dortmund, Girona, descenso en Italia con Frosinone y Granada en la Segunda de España) ayudaron poco a la maduración del crack, que luego de cinco años volvió esta temporada sin cargo a Brasil, para jugar en Atlético Mineiro, y sin haber podido vestirse jamás la camiseta de Real Madrid, el equipo con el que había soñado en 2019.
Real Madrid es un nombre mágico, claro. Pero también puede ser una trampa hermosa. Allí debute posiblemente mañana martes algunos minutos, ante Osasuna, Franco Mastantuono. La mejor aparición del fútbol argentino saldrá desde la banca, favorecido porque Real Madrid tiene a varios volantes lesionados. Tendrá, muy rápido, tal vez la posibilidad que ni siquiera tuvo Renier. Luego dependerá de él. De sus condiciones. Pero también de las urgencias y presiones de un equipo poderoso que, obligado al éxito permanente, tiene menores tiempos de espera que el resto.
Seguramente también estará atento a la evolución de Mastantuono Lionel Scaloni, porque falta ya menos de un año para el Mundial de Estados Unidos-México-Canadá y el recambio de la selección campeona todavía tiene varios nombres posibles, pero pocos que hagan la diferencia, incluídas las dos principales novedades de la nueva lista: ex Boca Alan Varela y el ex Lanús José “Flaco” López, que recuperó nivel en Palmeiras, líder del Brasileirao.
Justamente Brasil, rival eterno, urgido a la reconstrucción tras sus últimos fiascos, parece tener mayores nombres de recambio en la etapa iniciada por Carlo Ancelotti, el DT italiano obligado a mirar cada vez más hacia las Ligas europeas, porque en la local, el intento de recuperación de Neymar está cada vez más difícil en Santos (el domingo salió llorando del Morumbí, goleado 6-0 por Vasco da Gama).
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El inicio este fin de semana de la Premier League mostró esa mayor presencia brasileña: Brasil tuvo cuatro jugadores titulares en el clásico que Arsenal le ganó 1-0 a Manchester United. Desde el ascendente Gabriel Magalhanes en la zaga de Arsenal hasta el buen debut de Matheus Cunha en el United. Chelsea, a su vez, hizo debutar a Estevao, ex Palmeiras, 18 años, y, como Mastantuono, él también partido prematuramente a Europa.
“Cuti” Romero y Enzo Fernández son capitanes en Tottenham y Chelsea, respectivamente, el “Dibu” Martínez seguiría supuestamente en Aston Villa (el libro de pases cierra el 1 de setiembre) y el gran Alexis MacAllister tendrá dura competencia para mantenerse como puntal del campeón Liverpool. Son nuestros cuatro puntos más altos que una Premier League en la que los jugadores brasileños duplican a los argentinos (33 contra 16).
En los dos grandes de España, cuya Liga también comenzó este fin de semana, están Raphina, capitán y figura en Barcelona, y Vinicius Junior en Real Madrid, que decayó mucho luego de que la FIFA lo distinguió como mejor jugador de 2024. Nuestra figura allí se llama Julián Alvarez, autor el domingo de un golazo de tiro libre en la derrota inesperada del Atlético de Madrid del Cholo Simeone, donde Thiago Almada buscará un salto de calidad y Nahuel Molina luchará por ser titular (ya partieron Angel Correa y Rodrigo de Paul, nuevo socio de Leo Messi en el Inter Miami).
No son los únicos, claro. Desde hace ya décadas que nuestras selecciones (la de Argentina, Brasil y la mayoría de los países futboleros del Tercer Mundo) tienen a sus jugadores en Ligas europeas. Nada hay de nuevo allí. El problema es que la tendencia no para de crecer. Y nuestros talentos parten en edades cada vez más tempranas. Con el riesgo que eso implica.