Una familia tipo, compuesta por un varón de 35 años, una mujer de 31 años, un hijo de 6 años y una hija de 8 años, requirió en abril de $505.291 para poder acceder a la canasta mínima alimentaria. Esa misma estructura familiar necesitó 1.110.063 para no caer en la línea de pobreza, según informó este miércoles el INDEC.
Durante abril, la variación mensual de la canasta básica alimentaria (CBA) fue de 1,3%, mientras que la de la canasta básica total (CBT) fue de 0,9%. La CBA y la CBT acumulan en el año incrementos del 11,8% y 8,4%, y resultaron en variaciones interanuales del 34,6% y 34%, respectivamente.
En el caso de un hogar de tres integrantes (una mujer de 35 años, su hijo de 18 años y madre de 61 años), la canasta alimentaria se ubicó en 399.882 pesos mientras que la total (que incluye algunos servicios esenciales) alcanzó los 883.740 pesos.
Por su parte, para un hogar de cinco integrantes (un varón y una mujer, ambos de 30 años, y tres hijos de 5, 3 y 1 año) la canasta alimentaria se ubicó en 528.300 pesos y la total en 1.167.542 pesos.
Las mediciones no toman en cuenta alquileres y mantiene hábitos de consumo que no se condicen con la actualidad.
La canasta de servicios
El deterioro de los ingresos reales, combinado con el aumento del costo de vida, erosionó notablemente el poder adquisitivo de gran parte de la sociedad, pero con mayor poder de daño en los sectores más vulnerables. Tal el caso de las y los jubilados, sobre todo quienes perciben el haber mínimo y vieron casi duplicar su gasto en servicios públicos en lo que va de la gestión de Javier Milei: pasó de representar el 6 al 11% de dicho ingreso que, por su parte, perdió 27% de su poder de compra en este tiempo (una pérdida acumulada superior a los 3.000.000 de pesos por jubilado).
“Cuando el gasto en servicios públicos supera el 10% del ingreso se estima que hay pobreza energética”, indicó un informe al que accedió este medio y lo confirman diferentes testimonios que muestran, incluso, cómo para gran parte de este segmento etario los gastos en servicios llegan a superar el 50% de sus ingresos mensuales.
Por su parte, los medicamentos para jubilados tuvieron un incremento interanual (172% a marzo 2025) que es 124 puntos superior a la suba del conjunto de medicamentos en el mismo periodo, en tanto que más del 7,3% de los adultos mayores depende de un alquiler para tener dónde vivir, el doble que hace 20 años atrás.
Con una canasta básica que supera los 1.200.000 pesos y un haber mínimo en apenas se ubica en 296.000 pesos, las y los jubilados deben recurrir a la ayuda de los familiares para pagar servicios, mayor endeudamiento en entidades comerciales o financieras, y a la restricción en el consumo de otros bienes esenciales, todo lo que los ubica en el segmento donde más creció la miseria en este tiempo: la suba de alimentos, de medicamentos y de vivienda, sumado al veto a la recomposición de haberes por parte del oficialismo llevó a que siete de cada diez tengan ingresos insuficientes para subsistir.