Inflación contenida a costa del salario: la verdadera ancla detrás del no traslado a precios

Mientras Milei sostiene que la economía local no registra traslado devaluación-precios, especialistas señalaron que el “éxito” del plan oficial tiene detrás un fuerte ajuste sobre los ingresos de trabajadores y jubilados.

25 de agosto, 2025 | 00.05

“Es una falacia y propia de economistas que no saben de economía monetaria. La economía argentina no experimentó ningún pass through”, señaló en estos días el presidente Javier Milei al hablar ante empresarios en el Council of the Americas y negar, una vez más, la existencia del traslado de la suba del dólar a los precios. Lo cierto es que, si bien en el actual régimen cambiario la inflación ha estado por debajo de la devaluación, lejos de deberse -como aseguran desde el oficialismo y afines en redes sociales- al éxito del programa económico actual, el bajo traslado tiene detrás una nueva caída de los salarios reales, es decir, no es gratis para las y los argentinos que pueden comprar cada vez menos de lo necesario para sobrevivir. 

Al respecto, la “contención” de la inflación se explica, en realidad, por la caída de los salarios reales y el ancla salarial a la que se aferra el gobierno libertario de cara a las próximas elecciones de octubre. Así, el nivel de actividad entró en una meseta desde la salida del “cepo” en abril pasado en el marco del nuevo endeudamiento con el Fondo Monetario Internacional (FMI), y con el estancamiento de los salarios privados y reducción del crédito, se apagan los “motores” que sostuvieron la recuperación en la segunda mitad del 2024. “El ancla salarial pasó de exigente a explícitamente recesiva”, aseguraron especialistas que siguen la evolución de las principales paritarias mientras persiste la inestabilidad cambiaria, a la vez que alertan que el efecto que en el 2002 cumplía el desempleo -conteniendo las subas salariales- parece obtenerse a partir de la contención de los aumentos en las paritarias. El pass-through no murió, lo paga el bolsillo con paritarias a la baja.

El último dato de actividad económica (EMAE-INDEC) indicó una caída en junio (-0,7% desestacionalizado) quedando detrás del cierre del año pasado, en tanto que consultoras privadas anticipan para julio un nuevo retroceso mensual (-0,3% desestacionalizada; según Equilibra y -0,1% de acuerdo con Analytica). De persistir este escenario recesivo, el crecimiento de 2025 se ubicaría por debajo del 5% que la administración libertaria proyectó en el Presupuesto para este año.

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El rol de los salarios en el “éxito” libertario

¿Desapareció el pass-through? La pregunta viene a cuenta de las propias afirmaciones que funcionarios y afines al actual gobierno nacional señalan en redes sociales sobre lo que sería el fin del traslado de la aceleración del dólar en los precios debido -según esbozan- al éxito del programa económico en marcha.

Si bien es cierto que la inflación del Índice de Precios al Consumidor (IPC-INDEC) está "contenida" aún con la reciente volatilidad cambiaria y los respectivos saltos del dólar que parecen, por ahora, no haber impactado de forma significativa en la dinámica inflacionaria, ello se debe en realidad -según diferentes especialistas- a la situación de los salarios que no recuperan todavía lo perdido. Por lo tanto, si bien la perspectiva del equipo económico es la de sostener el programa de estabilización de precios como principal “éxito” de cara a la contienda electoral de octubre, se omite poner la lupa en el derrotero de los salarios que mucho tienen que ver la situación actual: la inflación está debajo del 2% pero los salarios no mejoran su poder de compra en lo que va del año, todo lo contrario.

En primer lugar, ¿cuál es la situación de los ingresos? Los salarios que releva el Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA) evidenciaron tres meses consecutivos de fuerte caída y si bien se recuperaron en junio, "esa recuperación fue marginal ya que aumentaron un 0,7% real lo cual logra compensar apenas un 15% del total de la caída del 2025”, consideró el economista Federico Pastrana. Según el director de la consultora C-P, la situación se comprende mejor al analizar otros indicadores: “el salario por hora sigue estancado, lo cual impide la recuperación del salario de bolsillo, y puede interpretarse como una consolidación de la caída de abril y mayo (salida del cepo)”. 

Por su lado, desde el centro CIFRA-CTA, coincidieron en que “el poder adquisitivo de los salarios no ha logrado recuperar el nivel previo al profundo deterioro sufrido tras la devaluación de inicios de 2024 y su traslado a precios. En junio, el salario real registrado se ubicó 5,5% por debajo del nivel de noviembre de 2023”, detallaron. De hecho, ante las críticas que se han hecho sobre el IPC por su falta de actualización de la canasta de consumo de la población y por no reflejar los nuevos precios relativos, el centro de estudios presentó un “IPC reponderado” (construido con ponderaciones de la Encuesta de Gasto de Hogares de 2017/18) y, con este índice, la pérdida de poder adquisitivo entre noviembre de 2023 y junio de 2025 es mucho mayor: 9,1%.

En el desagregado, dentro de dicho promedio del salario registrado, el privado resulta 23,3% inferior al de noviembre de 2015, mientras que el salario del sector público es 37,9% más bajo que en ese mismo mes. Asimismo, otras fuentes de ingresos también presentan retrocesos: se destaca el bajo nivel actual de los haberes previsionales y la fuerte trayectoria negativa que vienen exhibiendo en los últimos años: en julio de 2025 el poder de compra de la jubilación mínima fue 44,8% inferior al de noviembre de 2015.

Para los economistas del CIFRA, “aun con la caída de la inflación de los últimos meses, no se visualiza una recuperación significativa, por lo que es esperable que, luego de la devaluación de julio, los salarios vuelvan a sufrir un deterioro, a no ser que las negociaciones paritarias puedan romper el techo impuesto por el gobierno”.

Sobre esto último, al entender de Pastrana, “el comportamiento de las paritarias muestra que los porcentajes negociados están muy por debajo de la inflación” por lo que el ancla salarial afectó la posibilidad de recuperación del poder adquisitivo y se vincula directamente la el hecho de que la inflación esté contenida aún con las turbulencias cambiarias. Como ejemplo el especialista mencionó el acuerdo paritario de Comercio que abarca a 1.200.000 de trabajadores y venía de una caída del salario real (-3%) pero terminó cerrando en 1% en línea con el “techo” del oficialismo.

Sin embargo, no se trata de un caso aislado ya que “las paritarias vienen mostrando por porcentajes bajos y que quedan por debajo de la inflación mensual que, aunque desaceleró, no lo hizo tanto como los salarios”. De esta manera, “con un ancla cambiaria en duda, se sobrexige el ancla salarial” ya que “se busca llegar con una inflación baja a las elecciones, a costa de una explícita e intensa caída del salario real, a la vez que las sumas fijas incluidas apenas logran recuperaciones esporádicas y extraordinarias”. En esta coyuntura y con un tipo de cambio arriba de 1300, varios indicadores de producción empezaron a mostrar también tendencia al estancamiento que podría transformarse en recesión. 

Ahora, bien ¿esta caída del salario real es lo que está detrás del bajo pass-through de la devaluación? “Probablemente sea un componente muy importante”, afirmó Pastrana y puntualizó “esto implica que el bajo traslado a precios no es gratis ya que tiene detrás una nueva caída de los salarios reales. El efecto que en el 2002 cumplía el desempleo, conteniendo las subas salariales, parece obtenerse a partir de la contención de los aumentos en las paritarias”.

Por otra parte, desde el Centro de Estudios Scalabrini Ortíz (CESO) sostuvieron que “el programa de estabilización basado en cuatro anclas nominales, con predominancia del ancla cambiaria, tuvo su primera falla en enero de este año, cuando no logró perforar un piso inflacionario del 2,2%. Ya con el actual esquema de bandas, la mayor volatilidad potencial del tipo de cambio podía provocar que la inflación no continúe el proceso de desaceleración”. Sin embargo, consideraron que “la novedad radica en que con el actual régimen cambiario la inflación ha estado sostenidamente por debajo de la devaluación nominal del peso, poniendo en duda –al menos temporalmente– la persistencia del histórico pass through en Argentina”. 

En ese sentido, igualmente sostuvieron que “parece prematuro afirmar que el pass through murió, como aseguran algunos economistas afines al gobierno en la red social X” y mencionaron que “en agosto, por ejemplo, numerosas empresas de alimentos locales y multinacionales anunciaron remarcaciones de precios que van desde el 3% al 9% –Mondelez, Unilever, La Serenísima, Danone, AGD Cañuelas, etc.-“, tal como contó El Destape. 

¿Qué esperar hacia adelante?

“En octubre les vamos a ganar, pero si les ganamos en septiembre ponemos el último clavo en el cajón del kirchnerismo", afirmó Milei ante representantes de los principales grupos económicos en el en el Alvear Palace Hotel de la Ciudad de Buenos Aires y aseguró -tras la derrota en el Congreso que puso un freno a su veto de la Emergencia en Discapacidad- que los problemas de la economía son, en realidad, consecuencia del "riesgo kuka". 

Ahora bien, ¿el esquema actual se sostiene hasta las elecciones? “Aun en los escenarios más optimistas, la inflación se ubicará por encima del 1,5%, mientras que las paritarias están en torno al 1%. Esto implica que la perspectiva del salario real negociado es negativa”, planteó Pastrana y remarcó que “con el ancla salarial operando, la brecha entre precios y salarios parece ampliarse hacia adelante, incluso con un bajo pass-through de la devaluación”. En consecuencia, el resultado es previsible: “salarios reales más bajos en los próximos meses, un panorama atípico en la previa electoral”, dijo el titular de C-P consultora.

A su turno, desde el CESO sostuvieron que “la fuerte recuperación de la actividad observada desde el piso de abril de 2024 parece comenzar a agotarse. La modificación del esquema cambiario en marzo de este año no sólo significó aceptar mayor volatilidad del tipo de cambio, sino también un freno a la recuperación de la actividad, que entró en una meseta desde febrero. El estancamiento de los salarios del sector privado registrado y la caída de los salarios del sector público producto del ancla salarial, ponen un freno en la actividad que parecía sostenerse con el aumento del crédito”.

A mediano plazo la necesidad de financiamiento externo para enfrentar vencimientos de deuda es muy alta y una economía con déficit en la cuenta corriente y tipo de cambio apreciado parecen ser una resistencia para bajar el riesgo país y volver a los mercados voluntarios de deuda. “Los meses previos a las elecciones serán determinantes para verificar si la histórica relación entre el dólar y los precios en Argentina fue domada por un gobierno que, paradójicamente, asumió con la promesa de dolarizar la economía”, cerraron.