La crisis económica que signó al primer año de ajuste del gobierno de Javier Milei quedó plasmada en la cantidad de pasajeros que tomó colectivos en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA). Según cifras de las cámaras de transporte, en 2024 hubo un 7% menos de transacciones con la tarjeta SUBE. Así lo precisaron los datos recopilados por la Asociación Argentina de Empresas de Transporte Automotor (AAETA), una de las principales cámaras de colectivos del AMBA, a los que accedió El Destape.
Concretamente, en 2024 hubo 2.747 millones de viajes con la SUBE entre CABA y el conurbano, lo que supuso una baja del 7% frente a los 2.947 millones de viajes que había habido en 2023.
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Por qué cayeron los viajes en colectivo en el AMBA con Milei
Luciano Fusaro, presidente de AAETA, explicó a este medio que la caída en la cantidad de viajes durante 2024 obedece a "tres causas", todas relacionadas con la crisis y el ajuste. En primer lugar, a "la caída de la actividad económica en el AMBA, principalmente en el comercio y la construcción". En segundo lugar, al "mayor peso de los servicios públicos en la canasta básica, por lo que el que el que puede optar por caminar lo hace o anda en bici". Y, en tercer lugar, al propio "deterioro del servicio de transporte, por lo que algunos quizás pueden pagar la tarifa, pero ya no toleran las esperas o el peor servicio y lo evitan".
Las empresas vienen culpando al Estado por el deterioro del servicio ya desde antes de la asunción de Milei. Durante el gobierno del Frente de Todos, apuntaban contra el atraso de las tarifas. Con la administración libertaria el problema fue el opuesto: la tarifa aumentó un 600%, muy por sobre la inflación de 2024, pero la quita de subsidios fue superior en proporción. "Las empresas, aún con la suba de tarifa, tienen menos plata", se lamentó Fusaro.
El cuadro con la cantidad de viajes totales por año es un reflejo de la situación macroeconómica del país. Para encontrar otra caída interanual en la cantidad de viajes con la SUBE en el AMBA hay que retroceder hasta 2020, cuando hubo un lógico desplome del 57% producto de la pandemia.
Sin embargo, el descenso en la cantidad de viajes ya se había registrado durante todo el macrismo. En 2016 y 2017, años de crecimiento económico, hubo bajas interanuales del 1%, probablemente influidas por tarifazos en luz y gas de esos años, análogos al mayor peso de los servicios en la canasta básica de 2024. Luego, en 2018 y 2019, años de profunda crisis macroeconómica macrista, el descenso fue bastante mayor: del 3% y el 6% respectivamente. El otro descenso en la cantidad de viajes totales se produjo durante el kirchnerismo en 2014, otro año de recesión, cuando la baja fue del 3%.
En otras palabras, la caída del 7% en los viajes de 2024 es, sacando la pandemia, la mayor de los últimos doce años, cuando empieza la serie elaborada por AAETA, mostrando la verdadera magnitud del ajuste mileísta.
Con todo, es una realidad que el deterioro del sistema de transporte del área metropolitana es estructural y va más allá del Gobierno. El pico de viajes con SUBE, de 3.439 millones, ocurrió en 2015, tras lo cual la cantidad de transacciones con la tarjeta cayeron un 20% hasta la actualidad.
Es este el panorama que aducen las empresas para justificar que no pueden pagar los aumentos reclamados por la UTA y pedir un aumento de los subsidios o del boleto al Gobierno. La semana pasada, la Secretaría de Transporte por fin recibió a las cámaras luego de tres meses para avanzar en la prometida actualización de la estructura de costos. Pese a que la oficina de Franco Mogetta anticipó una nueva reunión para presentarla esta semana, este medio pudo saber que por ahora no hubo convocatoria oficial. El conflicto del sector vuelve a aflorar mientras la paciencia de los choferes comienza a agotarse.