Semana clave: se define qué pasará con el plan económico de Milei después del 26 de octubre

La inédita compra de pesos por parte de Estados Unidos no logró calmar la demanda de cobertura. El día después de las elecciones podría marcar el inicio de un nuevo ajuste.

20 de octubre, 2025 | 00.05

En la última semana previa a las elecciones legislativas del 26 de octubre se configura un escenario cada vez más complicado para la gestión de Javier Milei que pone en juego no sólo el apoyo de la población y la posibilidad de ampliar su margen de acción en el Congreso sino también el prometido “salvataje” norteamericano que -según dijo el propio Donald Trump- dependerá de si el oficialismo local consigue o no una victoria. Por eso, llegar a las elecciones sosteniendo la banda cambiaria superior parece ser el único objetivo del Gobierno que consiguió una calma pasajera sin disipar nunca por completo la incertidumbre ni la presión cambiaria. Las perspectivas no son para nada alentadoras y, en un modelo agotado, incluso un swap (USD20.000M) no sería suficiente para resolver los problemas estructurales.

En este tiempo, aumentaron tanto las expectativas de devaluación como la búsqueda de cobertura preelectoral, que presionó la demanda de dólares que el “efecto Bessent” ya no logra frenar. A su vez, se hizo explícita la intervención directa del país del Norte en la política y la economía nacional, aunque con poca claridad para la población argentina sobre la dimensión de esas medidas, más que algún tuit. 

Mientras el propio Gobierno libertario terminó supeditando su programa al resultado electoral, el perfil de vencimientos de deuda y la escasez de reservas, hacen cada vez más probable que el esquema cambiario sufra modificaciones, tanto por la dinámica del mercado como por las condicionalidades que imponen el FMI y Tesoro estadounidense.

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Semana clave: qué puede pasar

A la par que se escurren los dólares conseguidos por exportaciones de bienes y servicios, crece la dependencia del endeudamiento y se acelera la fuga de excedentes, el poder de fuego del Gobierno Nacional para contener el dólar llegó al límite. Todo ello en un escenario en el que, tras el magro resultado electoral en los comicios de la Provincia de Buenos Aires y la sucesión de escándalos internos asociados a denuncias de corrupción y negocios con el narcotráfico de miembros del partido de gobierno, el caballito de batalla de la desaceleración inflacionaria evidenció un freno en septiembre (IPC: +2,1% mensual). Y lo hizo en un momento en el que la actividad económica anticipa una recesión que golpea, sobre todo, a los sectores de la industria, el comercio y la construcción. 

En esta línea, la economía real cruje a la vez que la incertidumbre financiera se refleja en un Riesgo País que se mantiene arriba de los 1.000 puntos y las metas de acumulación de reservas reclaman un Tesoro comprador de divisas luego de los comicios de este fin de semana. Sin embargo, con un tipo de cambio en torno al techo de la banda, la demanda de dólares genera dudas sobre la continuidad del propio régimen cambiario, fomentadas incluso por declaraciones cruzadas entre los propios funcionarios del gabinete nacional. A su vez, la expectativa de cambios después de octubre potencia la demanda de cobertura hoy.

¿Qué pasó en estos días? El 22 de septiembre, el secretario del Tesoro norteamericano, Scott Bessent, publicó una serie de tweets donde comunicaba que Estados Unidos estaba dispuesto a asistir financieramente a la Argentina con un abanico de herramientas. El mismo día, el Ministerio de Economía anunció la eliminación temporal de retenciones a la exportación de granos, con un límite de USD 7.000 millones. En conjunto, los anuncios generaron un derrumbe del tipo de cambio mayorista, que se alejó de la banda superior, y provocaron un rally alcista en distintos activos argentinos. La expectativa del mercado parecía ser que el Tesoro argentino lograría comprar los dólares necesarios al menos para pagar los vencimientos de enero 2026 (USD 4.200 millones). Sin embargo, la rápida liquidación de las grandes empresas exportadoras que agotaron el cupo en sólo 3 días, hizo que el tiempo ganado sea más corto, y que el Tesoro compre menos de lo esperado (de los USD 6.500 millones liquidados sólo compró USD 2.200 millones).

Por eso, el Tesoro volvió a ponerse en vendedor, dilapidando la totalidad de los dólares comprados y generando mayor stress en el mercado, lo que derivó luego en la intervención directa de Gobierno norteamericano en la política económica nacional con una inédita compra directa de pesos argentinos. 

Si bien se esperaba que las novedades concretas del anunciado “salvataje” norteamericano llegaran con la reunión de la semana pasada entre el presidente Javier Milei y su par Donald Trump, lo cierto es que las declaraciones de este último no hicieron más que potenciar la incertidumbre y acelerar la volatilidad cambiaria, con los activos argentinos en una verdadera montaña rusa. “Si Milei gana, seguimos con él, y si pierde, nos vamos”, aseguró el jefe de Estado yanqui, lo que a nivel local se tradujo en una aceleración de la crisis del modelo libertario.

¿Qué se espera entonces para esta semana? En primer lugar, diferentes analistas aseguran que existen cada vez más dudas sobre en qué condiciones llegará el esquema actual a este 26 de octubre. “A pesar de ser un problema histórico en Argentina, la presión sobre el dólar parece ser superior a la de otras experiencias históricas. Quizá por el hecho de que el propio gobierno haya plebiscitado su mandato en una elección de medio término o simplemente porque existen problemas estructurales vinculados al sector externo acentuados por la apreciación cambiaria y apertura importadora”, analizaron desde el Centro de Estudios Scalabrini Ortiz (CESO). Como contó El Destape en esta nota, este fin de semana se aceleró la dolarización debido al temor del mercado a anuncios que restrinjan la disponibilidad de divisas en esta última semana previa a las elecciones.

Un eje central pasa por la capacidad de pago que tiene hoy la gestión de La Libertad Avanza (LLA) para hacer frente a los próximos vencimientos de deuda externa. Para los economistas de la Gerencia de Estudios Económicos del Banco Provincia “la pregunta respecto de cómo se van a pagar estos vencimientos es la que provocó que la demanda de dólares no se saciara, ya que, sin financiamiento externo, los vencimientos de deuda deberían cancelarse con las exportaciones netas, lo que obligaría a sostener un tipo de cambio significativamente más alto que en la actualidad -en el extremo, si el objetivo fuera pagar todos los vencimientos con superávit de cuenta corriente, el dólar necesario sería mayor al que había incluso en enero 2024”, puntualizaron.

En 2026, vencen más de USD 15.500 millones de deuda en moneda extranjera entre títulos públicos, pagos al FMI, BOPREAL y cancelación del swap con China. En 2027, los compromisos por estas cuentas rozan USD 20.000 millones.

Según estimaciones de la consultora 1816, el Tesoro estadounidense compró pesos por un monto superior a USD 300 millones la semana pasada. “En junio de 1998 el Gobierno de Estados Unidos compró USD 833 millones de yenes japoneses y en septiembre del 2000 compró USD 1.340 millones de euros. Veremos cuántos pesos está dispuesto a comprar Trump previo a las elecciones del 26 de octubre”, evaluaron los especialistas y marcaron que, pese a la intervención de Trump, el tipo de cambio oficial continuó al alza reflejo de que “la demanda de cobertura sigue firme”. En otras palabras, con el correr de las semanas, el “efecto Bessent” fue perdiendo impacto.

El día después: qué se espera tras el 26/10

La pregunta que se impone en el mercado es clara: qué pasará con el prometido “salvataje” norteamericano si los resultados electorales no son favorables a la gestión Milei. Las expectativas rondan en torno a un aumento considerable del techo de la banda cambiaria, en un marco donde la escasez de reservas sigue a la orden del día. 

“Las perspectivas no son para nada alentadoras. El Gobierno necesita imperiosamente del apoyo norteamericano, que parece dispuesto a bancar a su socio en el patio trasero en el marco de la disputa geopolítica con China y la preeminencia de gobiernos distanciados de Washington en las principales economías de la región”, consideraron desde el CESO aunque aclararon que “la inédita compra directa de pesos por parte del Tesoro y el posible swap de USD 20.000 millones- que se reducirían a USD2.000 millones de ser cierta la condición no escrita de cancelar el swap con China -, no parecen ser suficientes para resolver los problemas estructurales”. 

En relación, rumores recientes indican que el ministro de Economía, Luis Caputo, podría cerrar un nuevo Repo con bancos norteamericanos -por aproximadamente USD 4000 millones- para garantizar el pago de los cupones de enero 2026, y que Estados Unidos pondría sus DEGS como garantía. “La pregunta clave es si la generosidad norteamericana continuará tras un resultado electoral que deje a Milei como un ‘pato rengo’, debiendo transitar dos años de gestión sin poder político interno con un esquema económico insustentable, requiriendo creciente financiamiento norteamericano para sostener artificialmente con vida al experimento libertario”, agregó el centro de estudios en su informe mensual de coyuntura.

Desde 1816 coincidieron en que “pensando hacia adelante, la sostenibilidad del régimen cambiario depende exclusivamente de la continuidad del apoyo estadounidense”. De todos modos, “incluso con el 'put de Bessent', fue necesario que las tasas a un día hayan llegado a los tres dígitos para que el CCL siga por debajo de 1.500 y la nueva compra de pesos de Estados Unidos no evitó que el peso se deprecie, remarcaron. Se suma que la licitación del Tesoro del 29 de octubre, la tercera rueda post- elecciones, “será muy importante” ya que “vencen casi $12 billones (todo en manos privadas)”.

A más largo plazo, el equipo de investigación económica del Banco Provincia estimó cuántos dólares necesitará la economía argentina en 2026 y 2027. Según los resultados “si solo hubiera USD 20.000 millones del Tesoro de Estados Unidos, sin fuentes adicionales, la cuenta corriente debería tener un superávit de USD 10.000 millones promedio anual en 2026 y 2027, para garantizar los compromisos de deuda” esto sin incluir la demanda de divisas para atesoramiento (rozó USD 18.000 millones entre abril y agosto). En ese sentido, “el tipo de cambio promedio 2026-2027 debería estar más cerca de los 1.750 pesos, e incluso por encima de este número si la demanda para atesoramiento no se relaja”. En otras palabras, “el nivel de tipo de cambio necesario para que la economía argentina funcione será inversamente proporcional a la magnitud de financiamiento de la cuenta capital, tanto vía nuevo endeudamiento como a través de la llegada de inversiones”. 

En este escenario, las modificaciones del esquema cambiario parecen cada vez más probables tanto por la dinámica del mercado como por las condicionalidades que imponen el FMI y Tesoro estadounidense, a los que el gobierno de Milei ató su suerte.