En la Argentina pauperizada de la administración Milei, existen 2,4 millones de personas que deben recurrir a más de un empleo para subsistir en el día a día. En relación al empleo total, el llamado pluriempleo representó al cierre de 2024 el 12,4%; este fenómeno -caracterizado por la proliferación de “trabajadores pobres”- fue profundizándose en los últimos años. Al cierre de 2019, el pluriempleo equivalía al 10,8% del empleo total, mientras que al finalizar el mandato del Frente de Todos, era del 11,6%.
Estos datos fueron analizados en detalle por el Instituto de Pensamiento y Políticas Públicas (IPyPP), que conduce el economista Claudio Lozano, en base a los microdatos proporcionados por la Encuesta Permanente de Hogares del Indec.
“El pluriempleo es una estrategia para compensar el retroceso salarial. De cada 100.000 pesos que se ganaban en 2017, los asalariados registrados del sector privado hoy reciben 81.000 pesos; los asalariados del sector público ganan un equivalente a 67.000 pesos mientras que los informales reciben 66.000 pesos. Entre los trabajadores estatales, un tercio de la pérdida salarial se dio durante la presidencia de Milei”, puede leerse en el informe “Cuando el trabajo vuelve a ser la lucha por la subsistencia”, publicado a horas de conmemorarse el día internacional de los trabajadores y trabajadoras.
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Subsistencia
Amparado por el plexo normativo conformado por la Ley de Bases y el DNU 70/23, la administración Milei impuso una reforma laboral de facto, paso previo a la reforma estructural prometida ante el FMI y que es negociada con muchos de los popes sindicales que deberían defender los derechos de los y las trabajadoras.
De acuerdo al último informe del Indec “Cuenta de generación del ingreso e insumo de mano de obra”, al cierre del año pasado los puestos de trabajo totales llegaron a los 22.561.000, de los cuales 16,7 millones correspondieron a puestos de trabajo asalariados y 5,8 millones a no asalariados. Pero el dato sobresaliente fue que hubo un retroceso del 0,3% en la generación de puestos de trabajo asalariados, mientras que los no asalariados crecieron un 2,2%. Precarización absoluta.
Según el IPyPP, la precarización llegó a tal nivel que quienes poseen más de un trabajo para sobrevivir en el día a día deben trabajar aproximadamente 84,5 horas semanales, frente a las 42,8 horas de aquellos que poseen un solo trabajo.
Que las personas tengan más de un empleo no se corresponde con un incremento del poder adquisitivo de sus ingresos. Todo lo contrario.
“En 2024, los pluriempleados que aumentaron su jornada laboral en un 61,3% apenas vieron crecer sus ingresos en un 40%. Otra era la situación entre 2016-2023, cuando el promedio de la extensión de la jornada había sido del 33% con un alza de salarios del 46,3%”, puede leerse en el informe del IPyPP. En la actualidad, se trabaja por la subsistencia.
Según los últimos datos relevados por el Indec, la informalidad laboral creció el año pasado del 41,4% al 42%, con una mayor incidencia para las mujeres. En el desagregado, la informalidad laboral entre los asalariados llegó al 36,1% mientras que entre los trabajadores no asalariados alcanzó al 56,9%.
“Si se proyecta al total de la población urbana, el indicador se traduce en que hay al menos 8,4 millones de trabajadores en situación de informalidad”, concluyeron desde el Instituto de Pensamiento y Políticas Públicas (IPyPP).
Desde fines del 2023 a enero 2025, se perdieron más de 100 mil puestos de trabajo formales en el sector privado. Si se suma la caída en el sector público y del personal en casas particulares, la destrucción de empleo asalariado registrado alcanzó los 194.500 casos.
La informalidad por rubro
El poder económico está cada vez más concentrado; mientras que, sin protección estatal, los trabajadores y trabajadoras se encuentran cada vez más pauperizados. En 2024, el sector agropecuario primario, el mismo que ahora pulsea por una mayor devaluación, se quedó con el 60% de la generación de la riqueza del sector, mientras que los peones rurales participaron con un 20%.
Este dato se complementa con otro: el sector de la producción primaria es donde se encuentra la mayor informalidad laboral del país. De un total de 1,7 millones de trabajadores rurales, apenas estaban registrados al cierre del año pasado 338.000 personas. Es decir, solo el 19%, mientras que el 81% de la masa asalariada que se desempeña en los campos estaba bajo condiciones de informalidad laboral (672.000 peones), sumado a otros 681.000 cuentapropistas.
Esta es toda una línea de conducta dentro de un sector que reclama la baja de impuestos para “mejorar las condiciones laborales”.
Dentro de la construcción, el total de empleados según el Indec llegó a los 1.800.000 para el cierre de 2024. De este total, los registrados llegaron a los 378.000, mientras que los no registrados fueron 549.000.
En el caso del comercio, con casi cuatro millones de empleados según el Indec, los registrados llegaban a los 1,3 millones, es decir el 32%. Esto arroja una informalidad sectorial del 70%.
Estos son apenas algunos datos del mapa laboral del país, donde prima la desigualdad estructural y donde La Libertad Avanza (entendida como una expresión actual del poder económico) pretende seguir horadando los derechos y el bienestar de los trabajadores y trabajadoras de todo el país.