Con la decisión de la administración Milei de volver a subir las retenciones a la soja, durante junio se profundizaron las exportaciones del poroto de esta oleaginosa en detrimento de los subproductos industrializados, como la harina y el aceite. Pero también se profundizó el proceso de importación de granos, especialmente desde Paraguay. La primarización de las exportaciones granarias al palo.
A partir de ahora, con las alícuotas del sector en el 33%, las divisas sojeras dejarán de drenar. Es de esperar que las principales agroexportadoras, junto a los grandes productores y acopios, vuelvan a sentarse sobre sus silos bolsas. Según los datos de la cámara que nuclea a las cerealeras (CIARA CEC) quedarían sin vender 38 millones de toneladas de la actual campaña y otros 8 millones de la cosecha del año pasado. En total, la friolera de 46 millones toneladas por un valor estimado de 12.000 millones de dólares.
MÁS INFO
Este proyecto lo hacemos colectivamente. Sostené a El Destape con un click acá. Sigamos haciendo historia.
Primarización
Ante la falta de dólares genuinos, la administración Milei había tomado la decisión de bajar temporalmente los derechos de exportación a la soja con fecha de vencimiento a partir de julio. No fue una medida para favorecer a los productores sino para ganarse algo de tiempo en una época de sequía de dólares.
“Desde un principio la idea fue una sola: incentivar al productor rural a vender tanta soja como le fuera posible para acelerar el ingreso de dólares y de esa manera mantener a raya la inflación. Aunque comunicacionalmente se disfrazó la medida de “ayuda al campo” para sostener su rentabilidad, la realidad es que la medida se tomó en un momento de caída de reservas y de incertidumbre respecto de un nuevo acuerdo con el FMI, para sostener una política cambiaria de cara a un año electoral”, indicaron desde el Instituto para el Desarrollo Agroindustrial Argentino (IDAA).
La medida significó para el Tesoro nacional la resignación de no menos de 900 millones de dólares como consecuencia de la disminución de los derechos de exportación.
El otro efecto de la decisión oficial fue la primarización de las exportaciones. Durante junio, se registraron exportaciones por 4,4 millones de toneladas de soja, mientras que de aceite de soja fuero 1,8 millones de toneladas y otros 7,4 millones de harina de soja. Al considerar todo el período de vigencia de la baja temporal de los derechos de exportación, se registraron exportaciones de poroto de soja por 8,0 millones de toneladas, que resulta el volumen más alto desde los 10,1 millones de la campaña 2018/19.
“La gran contradicción es que al mismo tiempo que se induce la exportación del poroto de soja, la industria importa la materia prima de Paraguay, Brasil y Uruguay para cubrir la capacidad ociosa que posee. De acuerdo al Departamento de Agricultura de los EEUU (USDA) esta campaña la Argentina importaría 7,2 millones de toneladas de soja, prácticamente lo mismo que se lleva anotado para exportar”, indicaron desde el Instituto Desarrollo Agroindustrial Argentino (IDAA).
Durante mayo, se importaron 777.000 toneladas de soja, de las cuales el 87% llegó desde Paraguay, y el 13% restante desde Brasil. En el acumulado del año, la importación de soja llegó a los 2,9 millones de toneladas.
La trampa de este régimen consiste en considerar como insumo a la soja que luego será procesada por las mismas exportadoras en su calidad de industria aceitera, en un marco de triangulación comercial entre filiales de las mismas sociedades. El régimen había sido desactivado por Cristina Fernández de Kirchner en 2009, reinstalado por Mauricio Macri en 2016 y vigente hasta la actualidad.
Las principales exportadoras de los porotos de soja son, al mismo tiempo, las principales comercializadoras de aceite y harina de soja, como es el caso de Cargill, Viterra – Bunge, Dreyfus y Cofco.
Presiones
Las ventas acumuladas de la actual campaña 2024-25 de soja al 18 de Junio (incluyendo las compras totales de la exportación y de la industria aceitera) llegaron a los 23,3 millones de toneladas.
De esta manera, según la CIARA CEC, quedarían 31,4 millones de toneladas de soja de la campaña 2024 – 2025 sin vender y otras 5,9 millones con precio a fijar. Pero esto no es todo. De la campaña 2023-2024, aun restarían por comercializarse 8,4 millones, el 17% de la producción del año pasado.
Por lo tanto, aun restaría por venderse el 63% de la actual campaña sumado al 17% de remanente del año pasado. Es decir, los grandes grupos sojeros poseen casi una cosecha entera bien guardada en silobolsas.
En total, la friolera de 46 millones toneladas por un valor estimado de 12.000 millones de dólares.