Es un hecho que el dólar llegó a aumentar más de un 7% durante julio. La incógnita es si, como ocurrió siempre, la suba de la divisa generará una aceleración de la inflación este mes o si, como empiezan a considerar algunos economistas, la dinámica cambió y hay otros factores que prevendrán este comportamiento de la macroeconomía, entre ellos la baja actividad.
El viernes 27 de junio, el dólar oficial cerró a 1.204 pesos. El lunes 14 de julio, llegó a tocar un techo de 1.291 pesos, antes de bajar nuevamente en las últimas dos jornadas tras una fuerte intervención del Banco Central en el mercado de futuros y la imprevista licitación del Ministerio de Economía para absorber pesos.
Se trató del primer salto apreciable de la divisa norteamericana desde la salida del cepo, a mediados de abril pasado, con el dólar ubicándose, ahora, claramente más cerca de la banda superior (hoy en 1.442 pesos) que de la inferior.
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El gobierno de Javier Milei debió resignarse a dejar correr el tipo de cambio ante las dudas de los mercados por la falta de acumulación de reservas, que se dispararon tras el informe negativo del JP Morgan que conoció el 29 de junio. Luego, no ayudaron la sentencia de la jueza neoyorquina Loretta Preksa por el caso YPF ni la licitación sorpresa para absorber pesos por el vencimiento de las LEFI.
¿Se acelera la inflación por la suba del dólar?
La lógica indicaría que este escenario debería generar, como ha sucedido históricamente, una aceleración de la inflación. Sin ir más lejos, lo mismo que ocurrió en diciembre de 2023 o en julio de 2022.
Esto parece haber ocurrido, al menos, en algún rubro puntual. Los mayoristas señalaron que los artículos de limpieza tuvieron un aumento de entre el 5% y el 10% en los primeros diez días de julio. Según explicaron, las empresas del rubro aprovecharon la suba del dólar para recuperar parte del atraso que esta categoría de productos, con un alto componente importado, había presentado en los últimos meses.
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Sin embargo, también es verdad que parece tratarse de un caso aislado. Fuentes de los grandes supermercados afirmaron a El Destape que, al menos hasta la semana pasada, el traslado de la suba del dólar a la inflación era "inapreciable".
La consultora LCG mostró que la suba en los alimentos y bebidas de las primeras dos semanas de julio fue de poco más de un 1%, cifra que, pese a la aceleración respecto al 0,5% de inflación de este rubro en junio, no parece reflejar el 7% de suba del tipo de cambio.
Las explicaciones de los economistas
Un factor clave de por qué puede "achicarse o demorarse el usual pass-through" (o traslado de la suba del tipo de cambio a la inflación), señaló la propia LCG, es la presencia de "una actividad que no despega con fuerza", propia de un consumo que sigue muy abajo en comparación a sus niveles de 2023.
A eso se le suma otro elemento central del plan económico de Milei y Caputo: "la apertura de importaciones" de productos terminados, agregó la misma consultora, lo que elimina el factor de aumento por el mayor costo de los insumos del exterior para la industria local.
Para Sebastián Menescaldi, economista de Eco Go, "parece que la formulación de precios cambió", para no estar ya tan atada a la suba del tipo de cambio sino "más a contratos a futuro que tienen las empresas, lo cual le da mayor previsión en la formulación de las estrategias de compras y la volatilidad/catch up de precios se traslade en un período más largo".
"Al tener menor nominalidad, las empresas pueden jugar con otras variables como la logística o los salarios", explicó Menescalidi. Es decir, la previsión de baja inflación permite anticipar costos más planchados a mediano plazo, menguando el efecto de una suba del tipo de cambio.
Camilo Tiscornia, de la consultora C&T, ve este mismo proceso de manera positiva. "Es reflejo de que el plan antiinflacionario del Gobierno va funcionando, porque se empiezan a anclar las expectativas de inflación pensando que el motor que generaba la inflación se apagó. Por lo tanto, no se cuelgan tanto del tipo de cambio para fijar los precios, que empiezan a responder a lo que tienen que responder", afirmó.
Aun así, Tiscornia advirtió, en línea con el argumento del impacto del freno en la actividad, que "el precio que una empresa puede poner tiene que ver esencialmente con si puede vender" y no solo con los costos.
Como sea, Haroldo Montagu, exviceministro de Economía y socio de la consultora Vectorial, alertó que "los costos logísticos están aumentando mucho", con lo cual queda la duda de si este será un factor que efectivamente pueda ralentizar el pass-through esta vez.
Con todo, estos días serán clave para definir si efectivamente, como todo indica, el traslado de la suba del dólar a precios será menor o si, al contrario, la inflación de julio tendrá un factor más de presión por fuera de la estacionalidad del medio aguinaldo y de las vacaciones de invierno.