El grupo ArcelorMittal frenó casi toda la actividad en la planta de Acindar de Villa Constitución, Santa Fe, y avanzó con una nueva tanda de suspensiones de 600 trabajadores. Ante la caída de la actividad, la compañía piensa en replicar la medida en las otras cuatro fábricas que posee en Argentina.
Los argumentos del parate son la caída del consumo interno y el aumento de la importación de acero, particularmente desde China. Según fuentes del sector, la firma operó al 50% de su capacidad instalada durante todo 2024, situación que se mantuvo en el primer semestre de este año. La producción cerró 2024 con 600.000 toneladas, frente a las 1,2 millones de toneladas registradas en 2023.
Cómo opera Acindar en 2025
La empresa siderúrgica llevó a cabo la suspensión durante una semana de aproximadamente el 80% del personal operativo de su planta en Villa Constitución, como parte de una paralización más amplia de sus actividades productivas. Aunque ya estaban previstas, la novedad fue el parate de sectores enteros hasta el 4 de agosto.
El acuerdo de suspensiones está firmado hasta fin de año porque todos los niveles de producción permanecen debajo de los planteles contratados. Sin embargo, en la última semana de julio empezaron a parar los sectores más grandes de la planta, que son dos trenes de acería.
ArcelorMittal Acindar ostenta cinco plantas en el país: Villa Constitución, Rosario, San Nicolás, La Tablada y Villa Mercedes. Por ahora, el freno a la producción alcanza solo a la planta santafesina. Acindar trabaja actualmente bajo un esquema de producción intermitente, a la par de la baja demanda.
Desde inicios de 2025, la empresa aplica un esquema de suspensiones con el pago del 75% del salario, vigente hasta diciembre, y complementado por un plan de retiros voluntarios. La meta es mitigar el impacto laboral del deterioro económico. "Hay un acuerdo de suspensiones que rige desde enero y se aplica según las necesidades de cada planta", apuntaron fuentes cercanas a la firma.
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El temor de los trabajadores es la comparación entre Acindar con la historia de Somisa, debido a ciertas similitudes. La empresa cerró sus puertas y fue privatizada en 1992, luego de sufrir una crisis inducida, con intervención estatal y una reducción significativa del personal. Luego, la vendieron a un consorcio liderado por el Grupo Techint, que rebautizó la empresa como Siderar y luego Ternium Siderar, integrándola a un grupo industrial global, cuyo proceso mostró una concentración empresaria y pérdida de soberanía.