El sistema eléctrico del país está en una situación crítica. La oferta de generación de energía está al límite para abastecer a la creciente demanda residencial, pese a la baja de la actividad económica de los últimos meses en el país. El gobierno de Javier Milei diseñó un plan de emergencia para este verano ante la posibilidad de fallas graves y apagones masivos, pero las temperaturas más bajas de este verano en comparación con años anteriores por ahora le vienen jugando a favor.
De todos modos, el sector energético -y puntualmente el eléctrico- sigue operando al límite, y el Gobierno está demorando licitaciones y obras de infraestructura energética que son centrales para evitar fallas a futuro.
En febrero de 2024 el Gobierno suspendió la licitación llamada Contratos de Abastecimiento de Confiabilidad de Generación Térmica (TerConf), una convocatoria que se lanzó en el gobierno anterior para sumar 3.340 MW más al sistema y donde se habían comprometido inversiones por US$ 3.000 millones. Al mismo tiempo, está demorando la construcción de la línea de alta tensión AMBA I, que liberaría al sistema y robustecería al Gran Buenos Aires, la zona de mayor consumo eléctrico del país.
El Destape entrevistó a Jorge Lapeña, ex secretario de Energía y presidente del Instituto Argentino de la Energía General Mosconi, que analizó la actualidad del sector y el rol del Estado. “En el país no se están haciendo inversiones en obras de infraestructura para adelantarse a la demanda. El anuncio más importante que hizo el gobierno en materia eléctrica es que en 2025 se iba a cortar la luz”, cuestionó Lapeña.
Sobre la política tarifaria, remarcó que “con 50% de pobres hay que tener una política de subsidiar a esa población. Hay que ayudar a esa gente para que no quede excluida en materia de energía, pero para eso no hay que aumentar la emisión monetaria porque genera inflación, sino que hay que cobrar más impuestos”.
¿Cómo ves la política en energía del gobierno?
Se perdió el virtuosismo del siglo XX, donde tuvimos una performance extraordinaria con liderazgos en materia nuclear, hidroeléctrica y con la creación de YPF. El siglo XXI en materia energética es problemático para la Argentina. Esto lo remarco porque es clave la pérdida de espacio que tuvo el Estado. Venimos de malas inversiones, retrasos en obras y malas decisiones.
La demanda energética es creciente y el gobierno no hizo ninguna inversión, ni avanzó con obra pública para aumentar la generación y el transporte de alta o media tensión. No hubo inversiones en distribución. Todo esto es el escenario ideal para los grandes cortes de electricidad, como viene ocurriendo en Buenos Aires, pero también en el Noreste Argentino (NEA).
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¿Qué ves que está haciendo el gobierno para mejorar el sistema eléctrico?
Está haciendo poco y nada. La formación anarco-liberal del presidente Milei tiene como horizonte la destrucción del Estado. Pero es el Estado el que hizo las principales inversiones en infraestructura y grandes plantas de generación en el país, como las líneas de alta tensión o las centrales nucleares e hidroeléctricas.
Tenemos atrasos muy importantes en la construcción de infraestructura y el gobierno suspendió la obra pública. Pero tampoco acelera obras privadas. El problema es bastante simple: si la demanda crece con los años y la oferta está estancada, es lógico que se corte la luz.
Más allá de la visión anarco-liberal de Milei, ¿por qué no hay avances en infraestructura energética?
El gobierno cree que las fuerzas del mercado van a resolver de manera óptima cada problema. Entienden que ante cada necesidad va a aparecer un inversor para satisfacer esa demanda. Pero esto no está pasando. En la Argentina la experiencia dice que si no hay inversión pública, es muy difícil que haya inversión privada. El sector energético siempre tuvo al Estado con un rol protagónico, por eso es importante analizar qué pasó en décadas anteriores.
Evidentemente el gobierno no tiene resuelto el problema de la inversión en infraestructura energética. Veo una política energética retrógrada, sin ideas interesantes y sin inversiones. No se ven obras importantes que el gobierno haya decidido avanzar. Si no se concretan obras, como por ejemplo AMBA I u otra línea de alta tensión (500 kV) en el país, y no se construyen nuevas plantas de generación, los cortes de energía van a ser cada vez mayores, el fantasma del colapso va a seguir estando.
¿Por qué el gobierno no avanzó con estas obras?
Principalmente por su ideología. El recorte de gasto superfluo está perfecto. Pero aplicar la motosierra a una inversión que va a permitir tener energía genera es un problema grave. El gobierno no avanza en obras, todo es motosierra. Entonces, si no hay obra pública, quiénes van a hacer las obras, porque hasta ahora el privado no lo está haciendo. Las obras en energía demandan algunos años. Si el gobierno no avanza, el problema va a ser mayor.
¿Qué política debería implementar el gobierno para salir de esta situación?
Primero, la Argentina necesita urgente inversiones públicas y privadas en alta tensión, en generación y en mejorar cuanto antes las redes de distribución. Yo no veo una vocación del gobierno de resolver esto a partir de inversión espontánea del sector privado. En segundo lugar, se debería intentar que el precio de los productos derivados de Vaca Muerta, petróleo y gas, lleguen a la población a una tarifa razonable y, al mismo tiempo, que sean competitivos para las compañías y con un control del Estado.
También debería haber una planificación para no sólo exportar petróleo y gas de Vaca Muerta, sino poder desarrollar una industria alrededor de la creciente producción del país, como plantas petroquímicas, industrias pesadas que aprovechen el derivado de los hidrocarburos.