La crisis en la que se ve sumida la industria nacional por la poca competitividad y la apertura comercial, no parece tener freno. En agosto, la producción y la exportación de automóviles volvió a desplomarse por segundo mes consecutivo, mientras que las ventas crecieron únicamente por el fuerte aumento de los modelos importados.
Concretamente, el informe de la Asociación de Fabricantes de Automotores (ADEFA) de agosto, que se conoció este miércoles, mostró que la producción de automóviles subió un 20% el mes pasado respecto a julio, en un incremento básicamente estacional.
Sin embargo, se desplomó un 13% interanual en agosto, en la que supone la segunda caída consecutiva tras la baja de un 16% interanual en julio. Aun así, la producción sigue siendo positiva en un 6,2% tomando los ocho meses que van del año contra el mismo período de 2024.
La respuesta al porqué de este fuerte descenso probablemente viene de las exportaciones. Las ventas de terminales automotrices de Argentina al exterior se derrumbaron un 22% interanual. También se trató del segundo declive consecutivo, tras la caída de un 35% en julio respecto al mismo mes del año pasado.
En julio, el presidente de ADEFA, Martín Zuppi, había atribuido la caída de ese mes a "ajustes estacionales producto del receso de vacaciones y tareas de mantenimiento y actualización tecnológica por nuevas inversiones en las plantas de algunas asociadas”. Pero la baja por segundo mes seguido parece indicar que subyace una cuestión estructural.
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El crecimiento de los modelos de autos importados
El dato (a priori) positivo para el sector estuvo dado por las ventas desde las terminales hacia los concesionarios, que crecieron fuertemente en agosto por un total del 33% interanual. De todos modos, no es algo necesariamente auspiciante para los fabricantes: el hecho de que haya subido junto al mismo tiempo que cae la producción lleva a pensar que el dato incluye la importación, por parte de las mismas marcas, de varios modelos propios que ya no son elaborados en el país, pero que igualmente contabilizan como venta directa a los concesionarios.
De hecho, las cifras del último informe de la Asociacion de Concesionarios de Automotores (ACARA) revelan que en agosto más de un 60% de los autos vendidos fueron importados. En lo que va de 2025, un 49% de las unidades vendidas en el país provinieron de Brasil, contra solo un 42% fabricadas en Argentina. En 2024, al contrario, el 58% de los autos vendidos habían sido fabricados localmente, contra un 34% elaborados en Brasil.
Evidentemente, como se evidencia en el desplome exportador, la industria automotriz local sufre cada vez más la falta de competitividad frente a un tipo de cambio que se atrasó fuertemente en el último año y que todavía no alcanza a su promedio de 2023 pese a la devaluación de fines de julio. En ese contexto, Zuppi llamó hoy a "potenciar la competitividad sistémica de la industria” mediante "la reducción de la carga impositiva a nivel nacional, provincial y municipal".
También es una de las que más padece la apertura comercial impulsada por el gobierno de Javier Milei, un punto por el que volvió a advertir, en las últimas horas, el propio presidente de la Unión Industrial Argentina (UIA).
Hasta ahora, la venta de automóviles es uno de los rubros que más motorizó la actividad, que solo encuentra indicadores positivos, precisamente, del lado de los bienes durables. Pero los datos del sector dejan en claro que este crecimiento se da, cada vez más, a costa de la industria nacional.