Tras el desmantelamiento del Instituto Nacional de la Yerba Mate (INYM), organismo que hasta ahora tenía facultades centrales para intervenir en la cadena productiva y fijar precios de referencia, productores del sector anticipan aumentos en góndola. El gobierno de Milei realizó un nuevo ataque contra los bolsillos populares: la desregulación total del precio de la yerba mate. A través del Decreto 812/2025, publicado este martes, el Poder Ejecutivo modificó la reglamentación del Instituto Nacional de la Yerba Mate (INYM) y le quitó las históricas atribuciones que tenía para intervenir en la actividad económica del sector.
Ahora, el INYM quedó reducido a un ente de control de calidad y promoción; ya no puede fijar precios ni intervenir en la relación entre quienes producen, quienes industrializan y quienes venden. Esto significa que el Estado renunció a fijar el precio que se le paga a los productores de yerba, dando “libertad” a las grandes empresas molineras y fraccionadoras para que multipliquen sus ganancias. La yerba sube sin techo y las grandes mayorías tendrán que pagar el costo en el supermercado.
Productores remarcan que la facultad del Instituto Nacional de la Yerba Mate (INYM) para fijar precios mínimos “ya había sido eliminada en diciembre de 2023. Pero ahora el Gobierno pidió derogar todas las resoluciones que implicaran intervención en la cadena comercial.
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El productor sin referencia y caída histórica
Con el recorte en el INYM, al organismo solo le quedan algunas tareas administrativas y normativas mínimas, aunque muchas ya estaban en proceso de simplificación. Aclaró que, incluso cuando el INYM fijaba precios mínimos, el mercado a veces no los cumplía, pero aun así funcionaba como un “precio soporte” necesario para la actividad.
Ese esquema permitía establecer precios de referencia mínimos para la materia prima, que servían como piso en las negociaciones entre productores, secaderos e industria. Con el nuevo decreto, ese rol regulador queda sin efecto: el instituto seguirá existiendo, pero limitado a tareas de promoción y control de calidad.
Para el común de la gente, la yerba mate es un producto de consumo básico, parte de la mesa diaria. El impacto de dejar el precio librado a la competencia entre pulpos empresarios no es otra cosa que dejar el acceso a un consumo popular a merced de la especulación y la ganancia privada. En la Argentina, solo diez marcas concentran el 70% de las ventas de yerba mate. Se trata de un puñado de grandes empresas que dominan todo el circuito, desde la compra de la hoja verde hasta el paquete que llega a la góndola.
El Gobierno de Milei justifica la desregulación bajo el discurso de la "eficiencia" y la "libre competencia". En la práctica, esto solo significa más poder para los grandes empresarios, más precarización, salarios más bajos y menos derechos. Todo en nombre de una supuesta libertad que solo sirve para seguir saqueando el bolsillo popular.
El artículo 1 del decreto reemplaza el artículo 8 del Decreto 1240 y establece que el INYM no podrá dictar normas ni establecer intervenciones que provoquen distorsiones en los precios, generen barreras de entrada o impidan la libre iniciativa privada. Se ordena al Instituto que, en un plazo de 30 días, revise y adecue toda su normativa interna para hacerla compatible con el nuevo marco. Se derogan varios artículos del viejo decreto reglamentario que daban sustento a las herramientas de intervención económica del organismo.
La Secretaría de Agricultura aclaró que el INYM continuará a cargo de la promoción del sector y del control de la calidad, pero no intervendrá más en la determinación del precio que se paga en la fase primaria de la cadena yerbatera.
