¿Todo marcha acorde al plan de Milei? En mayo y junio, el Estimador Mensual de la Actividad Económica (EMAE) que mide el Indec dio cuenta de resultados negativos en la evolución mensual. Para julio, la cosa no pinta mejor. Según las previsiones de la consultora Analytica, la economía podría caer 0,1% durante el séptimo mes del año, casi un estancamiento. De confirmarse este guarismo por la medición que realiza el Indec, ya serían tres meses consecutivos con un nivel de la actividad en rojo. Algunos datos difundidos por la Fundación de Investigaciones Económicas Latinoamericanas (FIEL) y ADIMRA, sobre la actividad industrial durante julio, confirmaron el escenario descripto por Analytica.
“Los determinantes del crecimiento económico cambiaron producto de un nuevo régimen macroeconómico”, destacaron desde Analytica. Como consecuencia de este clima de inestabilidad macro, la consultora comenzó a desarrollar una suerte de termómetro de la evolución mensual de la actividad para anticiparse al EMAE del Indec. En esta línea, el Índice Líder de Actividad Analytica (ILA) – que se construye con indicadores sectoriales, de consumo y crediticios- anticipó para julio una caída de la economía del 0,1%, casi un estancamiento.
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Durante el sexto mes del año la caída mensual de la actividad fue del 0,7%, mientras que en mayo la merma fue del 0,2%. Los últimos datos vinculados al comercio y la industria no lucen favorables para la administración Milei, de ahí las previsiones de Analytica sobre el resultado para julio.
Los sectores con mayor variación mensual negativa durante el sexto mes del año fueron la industria manufacturera (-1,5%) y comercio mayorista, minorista y reparaciones (-1,2%), que marcaron fuertemente al nivel general dado su importante peso relativo. Ambos sectores tampoco traerían buenas noticias para el mes próximo.
Un dato clave en relación al consumo también lo arrojó el Indec con su encuesta a los grandes supermercados, cuya actividad arrojó una leve alza mensual del 0,2% y del 0,8% en la comparación interanual. A pesar de estos guarismos de aparente mejora, el informe oficial reveló otra cuestión de suma relevancia: una caída interanual en la cantidad de operaciones. Las familias compran cada vez menos productos.
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En junio de 2023, las operaciones en los grandes supermercados habían llegado a los 75,2 millones; al año siguiente, el primero de la era Milei, las operaciones descendieron a 73,6 millones. Entre junio de 2024 y el mismo período de este año, las operaciones en los grandes comercios cayeron en 9 millones (64,5 millones de operaciones).
Las perspectivas a futuro de las grandes cadenas tampoco son buenas. En un documento sobre las perspectivas del negocio del supermercadismo, el Indec les preguntó a los empresarios del sector cuál era su visión de la actividad para el período agosto – octubre.
Un 78,3% respondió que la situación seguirá igual, mientras que un 8,7% respondió que empeorará. En el informe anterior, que abarcaba el período julio-septiembre, solamente un 4% de los encuestados afirmaba que su situación empeoraría. En términos de expectativas, se duplicó la desazón entre los empresarios del sector.
Los consumidores también sufrirán una potencial suba de precios como consecuencia de la hecatombe cambiaria registrada en las últimas semanas. En este escenario, se pone en juego el disminuido poder adquisitivo de las familias.
“Los salarios no han logrado recuperar el nivel previo al profundo deterioro sufrido tras la devaluación de inicios de 2024 y su traslado a precios. En el pasado mes de junio, el salario real registrado se ubicaba 5,5% por debajo del nivel de noviembre de 2023. En una comparación de mediano plazo, el salario registrado privado resulta 23,3% inferior al de noviembre de 2015, mientras que el salario del sector público es 37,9% más bajo que en ese mismo mes”, puede leerse en un reciente informe del Centro de Investigación y Formación de la República Argentina (CIFRA – CTA).
La industria, abajo
El otro sector señalado por la consultora Analytica, la industria manufacturera, como ancla del crecimiento en el acumulado del primer semestre, tampoco ofrece un panorama de gran repunte de cara a los resultados consolidados de julio. Según la Fundación de Investigaciones Económicas Latinoamericanas (FIEL), el índice de producción industrial interanual vendría con una caída del 3,3%, mientras que, en la evolución mensual, la merma sería del 1,4%.
“Entre los sectores que se contraen en los primeros siete meses del año, la rama metalmecánica mostró un avance por segundo mes en la comparación interanual, mientras que el sector de los químicos y plásticos tuvo la mayor caída entre los sectores con retrocesos difundidos entre las actividades al interior de la rama. Con todo, la actividad industrial de acuerdo al relevamiento de FIEL mostró la primera contracción interanual luego de siete meses de mejora”, puede leerse en su último informe sectorial.
Por otro lado, la Asociación de Industriales Metalúrgicos (ADIMRA), si bien reconoció una leve suba mensual e interanual durante julio, en el desagregado por actividad quedó expuesto el parate económico ocasionado por el programa de La Libertad Avanza.
“El sector de Autopartes (-2,9%) profundizó levemente su tendencia negativa, confirmando las dificultades que arrastra desde hace más de un año. En tanto, Fundición (-10,5%) interrumpió la mejora parcial observada en junio, manteniéndose en niveles históricamente bajos. El sector de Bienes de Capital (-1,8%) volvió a mostrar una caída interanual, reflejando un desempeño inestable y sin señales claras de recuperación”, indicaron desde ADIMRA.
De cara al futuro, así como los grandes supermercados no la ven bien, los industriales tampoco. Las expectativas de producción a corto plazo (próximos tres meses) muestran un marcado deterioro.
“En julio, el 72,7% de las empresas prevé que su nivel de producción se mantendrá sin cambios o disminuirá, lo que evidencia un aumento en la percepción de estancamiento o caída de la actividad. Este resultado confirma la tendencia negativa observada en los últimos meses, en un contexto de alta incertidumbre y menor dinamismo en la demanda. Por otro lado, las expectativas vinculadas al empleo también se mantienen débiles, con un creciente número de empresas que anticipan posibles ajustes en su dotación de personal. En este sentido, el 89,2% de las firmas no esperan modificaciones en su plantilla o esperan disminuirla”, concluyeron desde asociación metalúrgica.