La reforma laboral que propone el gobierno de Javier Milei junto a sus aliados políticos y empresariales se reduce a ceder derechos laborales para, supuestamente, alentar la registración de los trabajadores. En su razonamiento, el empleo formal no crece en Argentina desde hace una década porque se necesita ampliar la jornada laboral de 8 a 13 horas; licuar la indemnización por despido; y eliminar los salarios básicos. Sin embargo, ese discurso, ampliamente difundido por medios de comunicación, se contradice con los datos objetivos de la dinámica económica de las últimas décadas.
La misma Organización Internacional del Trabajo (OIT) está discutiendo el empleo con una mirada de justicia social. La resolución adoptada por la Conferencia Internacional del Trabajo en junio promueve que sean garantizadas políticas más justas, sostenibles e inclusivas, bajo el concepto de trabajo decente.
Un estudio del Instituto de Investigación Social, Económica y Política Ciudadana (ISEPCI) recalcó que fue el crecimiento económico el que promovió el aumento del empleo formal en Argentina. Esta afirmación surge de la contraposición de los gobiernos liberales, que promovieron la flexibilización laboral; y los gobiernos de corte popular, que alentaron la protección del empleo.
El siguiente cuadro presenta la evolución del empleo formal privado bajo las nueve administraciones presidenciales del período 1996-2024, así como la del PBI acumulado, como indicador del movimiento económico.
Reforma laboral: las 5 razones que explican la mentira de Milei
Al revisar la traza histórica, el empleo registrado privado o formal siempre mantiene el mismo signo que el crecimiento de la economía. Esa correlación suele reiterarse en términos de magnitud: cuanto mayor es la caída de la economía medida por el PBI, mayor es la merma de empleo (De la Rua 2000-2001, caída; Néstor Kirchner 2004-2007, crecimiento).
En los gobiernos de corte popular, el empleo formal creció con medidas restrictivas para los despidos. Entre 2004-2011 se aplicó en varios años la Doble Indemnización para poder despedir a un trabajador. Sin embargo, en dicho periodo el empleo total registró los mayores incrementos.
En las administraciones liberales, cuando se avanzó en la flexibilización laboral, el empleo formal disminuyó, en sintonía con el desplome económico. Un caso representativo es 2016/2019, con el gobierno de Macri, que terminó con una baja cercana al 4% en el PBI, cifra que ronda el 8% en la medición por habitante.
En las administraciones liberales es notoria también la baja del empleo industrial. En todos los periodos (Menem, De la Rua, Macri y Milei) baja el empleo industrial. Es importante señalar que ese segmento se caracteriza por una alta participación de las PyMEs, que serían las supuestas beneficiarias de la reforma laboral que propone el gobierno de Milei.
Por último, no es cierta la aseveración sobre que el empleo registrado privado no aumenta desde 2011. Entre 2020/2023, años signados por la pandemia del coronavirus, el empleo registrado se incrementó 9%, recuperando muy buena parte de los puestos de trabajo que se habían perdido debido al shock social que produjo la enfermedad.
Con posterioridad a la crisis del 2001 y al desarme de la convertibilidad -cuando el desempleo trepó de un 15% con Menem, a un 25% con De la Rua-, el empleo marcó un crecimiento muy alto que acompañó la dinámica de la evolución económica de tasas chinas en el aumento del PBI. Este “rally” alcanzó valores máximos y una situación estable en 2011, no solo porque las variables en la economía real suelen tener “tasas marginales decrecientes”, donde el crecimiento se va ralentizando, si no también por ciertas particularidades del caso argentino.
Qué se dice de las reformas laborales a nivel internacional
El objeto contemporáneo en el debate del empleo no es el trabajo formal, es el trabajo decente, como dice la OIT. Es interesante la definición de esta calificación del organismo internacional, expresado en los Objetivos de la OIT para la Cumbre Mundial del Desarrollo, que se realizará este mes.
Erradicar la pobreza
- Poner fin a la pobreza en todas sus formas sigue siendo el mayor desafío global.
- Apoyar a los países en la creación de empleo decente y empresas sostenibles como eje de sus estrategias contra la pobreza.
- Ampliar los sistemas universales y sostenibles de protección social mediante una financiación más sólida y una mejor coordinación, en línea con la Declaración de Doha, que pide ampliar la cobertura en al menos dos puntos porcentuales cada año.
Trabajo decente para todos
- Promover políticas que impulsen el empleo pleno y productivo, respaldadas por leyes laborales justas, normas internacionales y salarios dignos.
- Mejorar las condiciones de los trabajadores y empresas informales extendiendo derechos, protección y remuneración justa.
- Fomentar una economía digital más equitativa mediante normas más claras para las plataformas, más derechos para los trabajadores y un acceso más amplio a las competencias digitales.
- Reforzar la economía del cuidado con mayor inversión, mejores salarios y condiciones laborales más seguras.
- Promover la igualdad de género a través de la igualdad salarial, la seguridad y las mismas oportunidades para mujeres y hombres.
Inclusión social
- La inclusión social es fundamental para reducir las desigualdades y construir sociedades más cohesionadas y pacíficas.
- Defender los derechos y ampliar las oportunidades de mujeres, jóvenes, personas mayores, personas con discapacidad y migrantes.
- Apoyar acciones para reducir las desigualdades dentro y entre los países, promoviendo sociedades más justas e inclusivas.
Al repasarlos, ninguno de estos conceptos aparece en el discurso libertario que va por la reforma laboral.
