Hasta hace media década, el majestuoso flamenco enano tenía cuatro lugares de cría en África: dos salinas en Botsuana y Namibia, un lago de sosa en Tanzania y una presa artificial a las afueras de Kimberley, la histórica ciudad minera de diamantes de Sudáfrica.
Ahora solo tiene tres.
Años de vertidos de aguas residuales en la presa de Kamfers, la única masa de agua sudafricana donde se congregaban los flamencos enanos en número suficiente para reproducirse, han vuelto el agua tan tóxica que las características aves rosadas la han abandonado, según los conservacionistas y una sentencia judicial contra el ayuntamiento local a la que tuvo acceso Reuters.
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En la actualidad, la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) considera que los flamencos enanos están casi amenazados, no en peligro: quedan entre 2 y 3 millones, cuatro quintas partes de ellos en África y el resto en una zona más pequeña del sur de Asia.
Pero están en franca regresión y el envenenamiento de uno de sus últimos lugares de cría ha empeorado drásticamente su situación.
Tania Anderson, bióloga conservacionista especializada en flamencos, dijo a Reuters que la UICN estaba a punto de aumentar su nivel de amenaza a "vulnerable", lo que significa "en alto riesgo de extinción en estado salvaje", debido en gran parte a la reducción de sus hábitats de estuarios salados o lagos de sosa lo suficientemente poco profundos para que puedan vadearlos.
"Es realmente muy triste", dijo Anderson sobre los vertidos de aguas residuales en la presa de Kamfers. "Los flamencos desempeñan un papel fundamental en el mantenimiento de los ecosistemas acuáticos de nuestros humedales".
Según un estudio de 2021 publicado en Biological Conservation, las aguas residuales amenazan los ecosistemas acuáticos de una gran parte del planeta. Aunque 200 países se reunieron el año pasado en la cumbre sobre biodiversidad COP16 de la ONU en Colombia para hacer frente a las amenazas a la vida salvaje, no se llegó a ningún acuerdo.
"DESAPARECIERON SIN MÁS"
Imágenes tomadas por la Sociedad de Vida Silvestre y Medio Ambiente de Sudáfrica en mayo de 2020 muestran la presa de Kamfers teñida de un llamativo rosa con flamencos. Cuando Reuters la visitó este mes, no había ninguno.
Un vistazo más de cerca al agua reveló un lodo verde que burbujeaba y apestaba a desechos humanos.
"Era un mar de color rosa", recordó Brenda Booth, mientras contemplaba el lago sin aves situado en la granja de su propiedad, salpicada de acacias y antílopes.
"Todos desaparecieron sin más", dijo Booth, que el mes pasado consiguió la orden judicial que obliga al ayuntamiento gobernado por el partido Congreso Nacional Africano (ANC, por sus siglas en inglés) y responsable de Kimberley, una ciudad de 300.000 habitantes, a solucionar el problema.
A lo largo de los años, la depuradora "fue dejando de funcionar progresivamente hasta el punto de que (...) se vertían en la presa unos 36 megalitros al día de aguas residuales sin tratar", dijo Adrian Horwitz, el abogado que presentó la demanda ante el Tribunal Superior de Sudáfrica, división de Cabo Norte.
El administrador municipal, Thapelo Matlala, dijo a Reuters que unos ladrones habían destrozado la planta y robado equipos, paralizándola.
"Estamos trabajando en una nueva estrategia para (...) reparar los daños", dijo fuera de su oficina, y añadió que para ello se necesitaban 106 millones de rands (5,92 millones de dólares), dinero que el ayuntamiento no tenía.
El fracaso en la prestación de servicios fue una de las principales razones por las que el ANC perdió su mayoría de 30 años en las elecciones del año pasado.
Los flamencos enanos se alimentan principalmente de espirulina, un alga verde azulada que filtran a través de su pico. Esto los limita a masas de agua alcalina, principalmente en el Valle del Rift de África Oriental.
Los flamencos enanos son muy exigentes con el lugar de cría: solo hay tres sitios en India y los otros tres en África.
Empezaron a reproducirse en la presa de Kamfers en 2006, explica Ester van der Westhuizen-Coetzer, especialista en humedales de la empresa local de extracción de diamantes Ekapa Group, mientras vadea los pastizales de la orilla de otro lago donde ha avistado una bandada.
En 2020 había 71.000 en la presa, con hasta 5.000 polluelos nuevos cada temporada.
"Se han perdido tres o cuatro temporadas de cría", dijo, y muchos también murieron de botulismo, una enfermedad que florece en los residuos.
Las aguas residuales se han convertido en un problema en toda Sudáfrica, donde pocas depuradoras funcionan correctamente, y si no se hace nada, "todo el sistema se degradará y estallará", afirmó.
"Eso tendrá un impacto enorme y no solo en los flamencos".
(1 dólar = 17,8903 rands)
(Edición de Kirsten Donovan; edición en español de María Bayarri Cárdenas)