Desarrollo nuclear en pausa: Nación mantiene paralizada la planta de Dioxitek en Formosa, por falta de financiamiento

La situación de esta instalación volvió a cobrar relevancia tras la firma de un memorando de entendimiento (MoU) entre Dioxitek y la firma estadounidense NANO Nuclear Energy, que manifestó su interés en realizar inversiones estratégicas de capital.

06 de septiembre, 2025 | 12.15

La empresa estatal Dioxitek evalúa dar un salto estratégico en su modelo de negocios: producir y exportar hexafluoruro de uranio (UF6), un insumo clave para el enriquecimiento del mineral que escasea en el mercado mundial. Sin embargo, ese proyecto enfrenta un obstáculo estructural: la planta construida en Formosa, pensada para diversificar y potenciar la capacidad industrial nuclear del país, continúa paralizada por falta de financiamiento del Gobierno nacional.

El caso volvió a tomar relevancia tras la firma de un memorando de entendimiento (MoU) entre Dioxitek y la firma estadounidense NANO Nuclear Energy, que manifestó su interés en realizar inversiones estratégicas en la Argentina. En el acuerdo se remarca que el país posee una oportunidad única para desarrollar capacidades de conversión y reducir la dependencia de proveedores externos. Pese a esto, la realidad en Formosa dista mucho de las proyecciones: los trabajos en la planta NPU están detenidos y solo se realizan tareas mínimas de conservación para evitar el deterioro de la infraestructura y los equipos.

Actualmente, Dioxitek concentra su actividad en la planta de Córdoba, donde convierte el concentrado de uranio en dióxido de uranio, que luego es utilizado por Conuar para fabricar los elementos combustibles destinados a las centrales nucleares Atucha I, Atucha II y Embalse. Allí la empresa logró renegociar en 2024 la tarifa que le abona Nucleoeléctrica Argentina por sus servicios, lo que le permitió superar una situación económica crítica y avanzar con obras esenciales.

En Córdoba se proyecta una inversión de 14 millones de dólares en cinco años para revitalizar la planta y elevar su capacidad a 200 toneladas anuales de dióxido de uranio. Pero en Formosa, el panorama es completamente distinto: los trabajos para finalizar la planta de conversión permanecen suspendidos y no existen certezas sobre la decisión política de retomarlos.

La instalación en Formosa fue concebida para ampliar la capacidad productiva del país y abrir la posibilidad de fabricar tanto dióxido como hexafluoruro de uranio, lo que colocaría a la Argentina en el mapa internacional de proveedores de este compuesto. El hexafluoruro (UF6) es indispensable para los procesos de enriquecimiento de uranio y representa un mercado de alto valor agregado.

Desde la empresa reconocen que la concreción de este proyecto está supeditada a decisiones de inversión que no se han tomado. Mientras se analizan nuevas oportunidades, la planta formoseña permanece inactiva, símbolo de un modelo de desfinanciamiento nacional que frena la industrialización en regiones estratégicas.

El contraste es evidente: mientras se destinan recursos a sostener y modernizar la operación en Córdoba, Formosa queda relegada a tareas de preservación. Los especialistas advierten que este escenario no solo posterga el desarrollo regional, sino que también implica desaprovechar la infraestructura ya instalada y las capacidades técnicas planificadas.

El presidente de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA), Germán Guido Lavalle, planteó como meta retomar el enriquecimiento de uranio en el país mediante tecnología de centrífugas en el Complejo Pilcaniyeu (Río Negro). En este marco, la planta de Formosa podría haber jugado un rol central como complemento industrial, pero el freno a las obras limita las posibilidades.

Cuál es la importancia de Dioxitek

Dioxitek es una empresa que se destaca en la fabricación de fuentes selladas de Cobalto-60 (Co-60), las cuales son utilizadas en la industria, la esterilización de equipos médicos y la preservación de alimentos, entre otros usos; y son exportadas a Canadá y Chile. Sin embargo, también es reconocida como líder regional en la producción de polvo de dióxido de uranio, utilizado en la fabricación de los elementos combustibles que emplean las centrales nucleares argentinas.

El proyecto de la Nueva Planta de Uranio, emplazada en Formosa, funcionaría como complemento de la planta de Dioxitek en Córdoba, convirtiéndose en un elemento esencial para asegurar el suministro continuo de UO2, necesario para el funcionamiento de las centrales nucleares de Atucha I, Atucha II y Embalse, que contribuyen con el 7% de la energía eléctrica nacional.

"El Proyecto de la Nueva Planta de Uranio en Formosa es crucial para garantizar el suministro de dióxido de uranio, un componente clave para las centrales nucleares de toda la Argentina. Además, representa una importante oportunidad de desarrollo económico y tecnológico para la región. La paralización total del proyecto pone en jaque estos objetivos, lo cual afecta directamente al suministro de combustible nuclear en el país", expresó Julio Aráoz, expresidente del Directorio de Dioxitek.

Por otra parte, es importante destacar que la NPU, por su tecnología y sus características logísticas, iba a minimizar el impacto ambiental y a eliminar la necesidad de desechar líquidos, al adoptar un enfoque de vertido líquido cero. Mediante un Sistema Integral de Gestión de Efluentes, el líquido utilizado en la NPU durante el proceso productivo sería reciclado, evaporizado, cristalizado o recuperado en un subproducto (Nitrato de Amonio), para asegurar que no se registren descargas al sistema ambiental. Además, al reutilizar la mayor cantidad de agua residual, la planta lograría disminuir al máximo su consumo de agua.