Por las políticas que aplica y también omite el Gobierno libertario de Javieir Milei, la carne vacuna, uno de los alimentos más consumidos por los argentinos, se encareció en las últimas semanas y encendió las alarmas tanto de los comerciantes como a los consumidores. Según el INDEC, en la región del Noroeste compuesta por La Rioja, Salta, Tucumán, Catamarca, Jujuy y Santiago del Estero las carnes y derivados en el mes de octubre tuvieron una inflación del 2,2%, y a lo largo del año fue del 49,2%.
En diálogo con Riojavirtual Radio, el empresario riojano José Caruso, titular de Carnes Caruso, indicó que en los últimos 40 días se dieron incrementos promedio del 21%. "Se viene de casi 40 días con constantes aumentos que van del 3 al 4 por ciento por semana o a veces más de uno, y esta semana hay otro aumento del 7%", indicó el empresario.
"Ya no tenemos forma de absorber porque cada vez la luz está más cara, los impuestos que hay que pagarlos", remarcó Caruso, y enfatizó: "Todo va en aumento, seguros, salarios y nosotros apostamos a mantener nuestro personal".
Finalmente, en cuanto a los hábitos de consumo Caruso detalló que "hay de todas las modalidad, pero hay gente que compra de $500 a $1000 y no puede comprar el kilo, hay personas que pagan la carne con hasta dos o tres tarjetas de crédito", y concluyó que "hoy los cortes están la blanda $19.000 el kilo, el lomo hasta $24.000, el asado de $15.500 a $18.000 y el caracú $8.500".
Además de la carne, las trabas al vino
La reciente derogación de 973 normas del Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV) por parte del gobierno de Javier Milei, en búsqueda de una "simplificación productiva", generó una profunda alarma en el sector vitivinícola riojano. Si bien algunos productores ven con buenos ojos la eliminación de disposiciones en desuso para reducir la burocracia, la preocupación central radica en el posible debilitamiento de la trazabilidad del vino argentino.
Expertos señalan que la supresión de normativas que regulaban el registro de viñedos y el control de ingreso de uva a las bodegas crea vacíos críticos en el sistema. Este control, históricamente considerado uno de los más sólidos del país, permitía verificar la autenticidad del vino, y asegura que se produjera efectivamente con uva y disminuye el riesgo de adulteración. La pérdida de este registro, basado en el Sistema de Ingreso de Uva (SIU) que mide volumen y rendimiento de la materia prima, podría limitar la capacidad del INV para actuar una vez que el producto ya se encuentre en el mercado.
