En una estrecha casa de huéspedes de la capital de Pakistán, Kimia, de 25 años, se pasa el día dibujando mujeres que bailan, juegan y resisten en un cuaderno que contiene lo que queda de sus esperanzas.
Artista visual y defensora de los derechos de la mujer, huyó de Afganistán en 2024 tras ser aceptada en un programa alemán de admisión humanitaria dirigido a afganos considerados en situación de riesgo bajo el régimen talibán.
Un año después, Kimia está atrapada en el limbo.
Este contenido se hizo gracias al apoyo de la comunidad de El Destape. Sumate. Sigamos haciendo historia.
A miles de kilómetros de distancia, en Alemania, unas elecciones en febrero en las que la migración dominó el debate público y un cambio de Gobierno en mayo provocaron la suspensión gradual del programa.
Ahora, la nueva coalición de centro-derecha pretende cerrarlo.
La situación se hace eco de la de casi 1.660 afganos autorizados a establecerse en Estados Unidos, pero que luego se encontraron en el limbo en enero después de que el presidente estadounidense Donald Trump asumiera el cargo y suspendiera los programas de refugiados.
La entrevista de Kimia en la embajada alemana, que esperaba que se tradujera en un vuelo al país y el derecho a vivir allí, se canceló abruptamente en abril. Mientras tanto, Alemania paga su alojamiento, comidas y atención médica en Islamabad.
"Toda mi vida se reduce a esta entrevista", dijo a Reuters. Solo dio su nombre artístico por miedo a represalias.
"Solo queremos encontrar un lugar que sea tranquilo y seguro", dijo de sí misma y de las otras mujeres en la casa de huéspedes.
El programa de admisión comenzó en octubre de 2022, con la intención de traer a Alemania hasta 1.000 afganos al mes considerados en situación de riesgo por su trabajo en derechos humanos, justicia, política o educación, o debido a su género, religión u orientación sexual.
Sin embargo, menos de 1.600 llegaron en más de dos años debido a retenciones y a la cancelación de vuelos.
En la actualidad, unos 2.400 afganos esperan viajar a Alemania, según el Ministerio de Asuntos Exteriores alemán. No está claro si lo harán. Las ONG afirman que otros 17.000 se encuentran en las primeras fases de selección y solicitud en el marco del plan ahora inactivo.
El Ministerio de Asuntos Exteriores dijo que la entrada a Alemania a través del programa se suspendió a la espera de una revisión del Gobierno y que seguirán cuidando y alojando a los que ya están en el programa.
No respondió a las preguntas de Reuters sobre el número de entrevistas canceladas ni sobre la duración de la suspensión.
Reuters habló con ocho afganos residentes en Pakistán y Alemania, abogados especializados en inmigración y grupos de defensa de los derechos humanos, que describieron el destino del programa como parte de un freno más amplio a las solicitudes de asilo afganas en Alemania y de la suposición de que los hombres suníes, en particular, no corren peligro bajo el régimen talibán.
El Gobierno alemán afirma que no existe una política específica de reducción del número de inmigrantes afganos. Sin embargo, las tasas de aprobación de solicitantes de asilo afganos cayeron al 52% a principios de 2025, frente al 74% de 2024, según la Oficina Federal de Migración (BAMF, por sus siglas en alemán).
CAMBIO POLÍTICO
Kabul cayó en manos de los talibanes en agosto de 2021. Desde mayo de 2021, Alemania ha admitido a unos 36.500 afganos vulnerables por diversas vías, incluido antiguo personal local, según el Gobierno.
Thorsten Frei, jefe de gabinete del nuevo canciller alemán Friedrich Merz, dijo que la migración humanitaria ha alcanzado niveles que "superan la capacidad de integración de la sociedad."
"Mientras tengamos migración irregular e ilegal hacia Alemania, simplemente no podemos implementar programas de admisión voluntaria".
El Ministerio del Interior dijo que programas como el destinado a los afganos se eliminarán gradualmente y que están estudiando cómo hacerlo.
Varios afganos han demandado al Gobierno por la suspensión. Matthias Lehnert, abogado que los representa, dijo que Alemania no podía simplemente suspender sus admisiones sin ciertas condiciones, como que la persona ya no estuviera en peligro.
Desde que la excanciller Angela Merkel abrió las fronteras alemanas en 2015 a más de un millón de refugiados, la opinión pública ha cambiado, en parte como consecuencia de varios ataques mortales perpetrados por solicitantes de asilo. El partido de extrema derecha Alternativa para Alemania (AfD), aprovechando el sentimiento antimigración, alcanzó un histórico segundo puesto en las elecciones de febrero.
Los afganos con los que habló Reuters dijeron que temían que se les asociara injustamente con los autores de los crímenes y que esto ponía en peligro sus propias vidas si tenían que regresar a Afganistán.
"Lo siento mucho por las personas que han resultado heridas o muertas, (...) pero no es culpa nuestra", dijo Kimia.
El afgano Mohammad Mojib Razayee, de 30 años, voló a Alemania desde Chipre en marzo en virtud de un mecanismo de solidaridad voluntaria de la Unión Europea, tras un año de espera con otros 100 refugiados. Dijo que corría peligro por haber criticado a los talibanes. Dos semanas después de solicitar asilo en Berlín, su solicitud fue rechazada.
La decisión le conmocionó. El BAMF no encontró necesidades especiales de protección en su caso, dijo un portavoz.
"Es absurdo, pero no sorprendente. El proceso de toma de decisiones es simplemente cuestión de suerte, buena o mala", dijo Nicolas Chevreux, asesor jurídico del centro de asesoramiento AWO en Berlín.
Chevreux cree que los casos de asilo a afganos se tratan de forma diferente desde mediados de 2024, tras un apuñalamiento masivo en un mitin en la ciudad de Mannheim, en el que resultaron heridas seis personas y murió un agente de policía. Un solicitante de asilo afgano fue acusado y está a la espera de juicio.
Con información de Reuters