En una memorable imagen de la película de 1977 "La guerra de las galaxias", el joven héroe Luke Skywalker contempla dos soles poniéndose sobre el horizonte en su desértico planeta Tatooine. Desde entonces, los astrónomos han descubierto mundos, llamados planetas circumbinarios, que orbitan alrededor de dos estrellas.
Pero en cuanto a exotismo, es difícil superar a un planeta circumbinario recientemente descrito y situado relativamente cerca de nuestra Vía Láctea. No orbita alrededor de dos estrellas, sino de dos enanas marrones, objetos celestes demasiado pequeños para ser estrellas y demasiado grandes para ser planetas. Y su órbita no se parece a la de ningún otro planeta de este tipo del que se tenga constancia.
Las enanas marrones podrían considerarse aspirantes a estrellas que durante su etapa de formación no alcanzaron la masa necesaria para encender la fusión nuclear en su núcleo como una estrella. Pero tienen más masa que los planetas más grandes y son modestamente luminosas.
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Utilizando el Very Large Telescope del Observatorio Europeo Austral, con sede en Chile, los investigadores han hallado pruebas de la existencia de un planeta a unos 120 años luz de distancia -probablemente un planeta gaseoso con al menos cuatro o cinco veces la masa de la Tierra- que orbita alrededor de dos enanas marrones, cada una de ellas unas 35 veces más masiva que Júpiter.
Un año luz es la distancia que recorre la luz en un año: 9,5 billones de kilómetros. Júpiter es el planeta más grande de nuestro sistema solar.
Las dos enanas marrones están ligadas gravitatoriamente y orbitan cerca la una de la otra, tan cerca como el 4% de la distancia entre la Tierra y el Sol. El planeta, llamado 2M1510 (AB) b, orbita alrededor de este par. En este sistema hay otra enana marrón, pero está demasiado lejos -a unas 250 veces la distancia entre la Tierra y el Sol- para que su atracción gravitatoria perturbe de forma apreciable a las otras dos.
De los aproximadamente 5.800 planetas fuera de nuestro sistema solar -llamados exoplanetas- confirmados hasta la fecha, sólo 16 son circumbinarios. Y hasta ahora, ninguno de ellos orbitaba enanas marrones, en lugar de estrellas normales.
La naturaleza de la órbita de este planeta también es única. En lugar de seguir el plano establecido para la órbita de las dos enanas marrones, el planeta orbita casi perpendicularmente al plano -lo que se denomina una órbita polar- en un viaje que dura al menos 100 días.
"Un satélite en órbita polar alrededor de la Tierra es aquel que pasaría por encima del polo norte y del polo sur. Por tanto, estaría en una órbita inclinada 90 grados respecto al eje de rotación de la Tierra", explica Thomas Baycroft, estudiante de doctorado en astronomía de la Universidad de Birmingham, Inglaterra, y autor principal del estudio publicado en la revista Science Advances.
Ningún planeta de nuestro sistema solar tiene una órbita polar. Los varios exoplanetas conocidos que siguen esa trayectoria orbitan en torno a una sola estrella.
Cuando dos estrellas, o en este caso dos enanas marrones, orbitan una alrededor de la otra, se habla de sistema binario, como el ficticio de "La guerra de las galaxias". La vista de un observador desde este planeta, sin embargo, sería distinta a la que vio Luke Skywalker.
"Sería diferente a la imagen de Tatooine. Ambas enanas marrones serían idénticas y rojas. Como son enanas marrones, son más débiles que el Sol en general, aunque su brillo en el cielo también depende de lo cerca que esté el planeta de ellas", explica Baycroft.
Cada una de estas enanas marrones binarias tiene una masa aproximada del 4% de la del Sol y tienen sólo un 0,1% de su luminosidad.
"Parece una configuración exótica para un sistema planetario. Probablemente, el descubrimiento más importante desde el primer exoplaneta ha sido la diversidad de los sistemas planetarios. Parecen desafiar nuestras expectativas, lo cual es estupendo: presentan una oportunidad fantástica para aprender", afirmó Amaury Triaud, astrofísico de la Universidad de Birmingham y coautor del estudio.
Aunque los científicos ya habían planteado la hipótesis de la existencia de exoplanetas en una órbita polar alrededor de un sistema binario, ésta es la primera prueba fehaciente de ello, afirma Triaud.
Con información de Reuters