A orillas del Río Paraguay y en el corazón de la ciudad de Formosa, donde durante décadas partieron y llegaban trenes del histórico ramal C25, hoy se alza un espacio que celebra la memoria y la vida urbana: el Paseo Ferroviario. A punto de cumplir siete años desde su inauguración oficial, este complejo cultural y recreativo se consolidó como uno de los puntos turísticos y sociales más valorados en la capital provincial.
Ubicado en el predio que alguna vez ocupó la estación del ramal C25 del Ferrocarril General Belgrano el paseo ofrece una experiencia que combina historia viva con naturaleza, cultura y esparcimiento. Vagones antiguos, andenes restaurados, maquinarias originales y un museo ferroviario conviven con senderos peatonales iluminados, fuentes de aguas danzantes, espectáculos al aire libre y puestos gastronómicos.
El extrabajador ferroviario, Feliz Díaz, es uno de los tantos que vivieron en carne propia el auge y la caída del tren en Formosa. “Empecé con 17 años en el mantenimiento de vías, allá por 1983. Donde hoy está el museo, ahí trabajábamos”, recuerda con nostalgia. Según Díaz, la década del 90 fue el principio del fin: con la pavimentación de la Ruta Nacional 81 y el auge del transporte automotor, el tren fue perdiendo relevancia.
En 2013 un grupo de exferroviarios, junto a la Dirección de Patrimonio de la Municipalidad, impulsaron un proyecto para la recuperación de la estación. Fue así como nació el Museo Ferroviario, inaugurado en 2014, y luego el Paseo Ferroviario, habilitado oficialmente en 2017.
Desde entonces, el lugar fue resignificado como un espacio de encuentro y memoria activa. “La idea siempre fue contarle la historia a las nuevas generaciones, no solo con palabras, sino con objetos reales que puedan ver, tocar y recorrer”, sostiene Díaz, quien aún hoy participa de visitas guiadas y actividades educativas.
El Paseo Ferroviario ofrece un recorrido peatonal de unos 400 metros, acompañado de paisajes ribereños, espacios verdes, espectáculos de agua y actividades culturales y deportivas. En palabras de Malena Gamarra, ex secretaria de Obras Públicas presente durante la inauguración, “recuperamos una parte de nuestra historia y la transformamos en un lugar para disfrutar en familia”.
Los visitantes elogian el ambiente que se respira en el lugar. “Excelente atención, buena música, tragos y comidas para todos los gustos… y al aire libre. Lo mejor es la vista al río”, opinó Marga Hauck, turista de Corrientes.
Hoy, el antiguo predio ferroviario se transformó en símbolo de resiliencia y orgullo. La vieja estación recobró su importancia como espacio vivo: memoria del pasado, orgullo del presente y promesa de futuro para una Formosa que no olvida su historia.