Ocho pueblos argentinos compiten por ser los mejores del mundo: cuáles son y dónde están

Los diferentes destinos fueron seleccionados por su compromiso con el turismo sostenible y la preservación cultural.

18 de mayo, 2025 | 09.00

Argentina vuelve a estar en la mira del turismo internacional gracias a la nominación de ocho localidades al programa Best Tourism Villages, una iniciativa global liderada por ONU Turismo que busca destacar pueblos rurales con menos de 15.000 habitantes que sobresalen por su desarrollo turístico sostenible, su patrimonio cultural y su entorno natural. Entre ellos, se destaca Famatina de La Rioja.

Otro de los aspirantes de este año son Maimará, Jujuy, San Javier y Yacanto, Córdoba, Villa Elisa, Entre Ríos, Seclantás, Salta, Saldungaray, Buenos Aires, Colonia Carlos Pellegrini, Corrientes, y Uspallata de Mendoza. Estos pueblos fueron seleccionados por un jurado convocado por la Secretaría de Turismo, Ambiente y Deportes de la Nación, y podrían sumarse a otros destinos argentinos que ya fueron reconocidos en ediciones anteriores del certamen, como Trevelin, La Carolina, Villa Tulumba y Caspalá.

Pueblos con identidad, naturaleza y cultura viva

Famatina, al pie del nevado que lleva su nombre, representa a La Rioja con sus 7.000 habitantes. Su historia se entrelaza con el Camino del Inca y con una tradición agrícola marcada por cultivos de vid, nogal y olivo. El montañismo y los paisajes naturales completan su propuesta.

Colonia Carlos Pellegrini, con apenas 1.120 habitantes, se posiciona como una de las principales puertas de acceso a los Esteros del Iberá. Este pueblo correntino creció de la mano del ecoturismo, con propuestas como el avistaje de fauna autóctona y paseos en kayak, que lo consolidan como uno de los emblemas nacionales de conservación ambiental.

Villa Elisa, en Entre Ríos, también apuesta a un modelo de turismo sostenible. Con 14.000 habitantes, este pueblo combina el entorno rural, la herencia de sus inmigrantes y un complejo termal que atrae a quienes buscan descanso, salud y naturaleza.

En Córdoba, San Javier y Yacanto seducen con un entorno dominado por el cerro Champaquí y el bosque nativo. Este pueblo serrano ofrece una experiencia centrada en el bienestar, el ecoturismo y la conexión con la naturaleza, con senderismo, enoturismo y turismo rural como principales atractivos.

Por su parte, Maimará, ubicado en la Quebrada de Humahuaca, declarada Patrimonio Mundial, destaca por su riqueza cultural y paisajística. Con 3.500 habitantes, se caracteriza por tradiciones ancestrales vivas y por su entorno natural, como la famosa Paleta del Pintor, que enmarca valles productivos donde se cultivan flores y uvas para vinos de altura.

Herencia, montaña y arquitectura rural

En Salta, el pequeño pueblo de Seclantás, con solo 190 habitantes en su núcleo urbano, mantiene viva una tradición textil que lo posiciona como la “Cuna del Poncho Salteño”. Rodeado por los Valles Calchaquíes y con un valioso patrimonio colonial, ofrece una experiencia íntima, auténtica y culturalmente profunda.

Saldungaray, en la Provincia de Buenos Aires, es otro de los candidatos. Este pueblo serrano de 1.300 habitantes destaca por su legado arquitectónico, en particular las obras del reconocido Francisco Salamone, y por su pasado histórico ligado a los primeros asentamientos militares de la región.

Finalmente, Uspallata, en Mendoza, cuenta con 6.300 habitantes y una ubicación estratégica en plena cordillera. Es la antesala de atractivos como el cerro Aconcagua y el Puente del Inca, además de haber sido paso clave en la gesta del Cruce de los Andes liderado por el general San Martín.

Reconocimiento mundial en octubre

Los pueblos seleccionados serán evaluados por la ONU Turismo en base a criterios como sostenibilidad, patrimonio cultural, turismo inclusivo, infraestructura y desarrollo comunitario. La decisión final se conocerá en octubre, cuando se anunciarán los destinos distinguidos como los mejores pueblos turísticos del mundo.

El programa Best Tourism Villages no premia la popularidad ni la infraestructura turística convencional, sino la autenticidad, el compromiso con la comunidad y la armonía con el entorno. En ese sentido, Argentina vuelve a destacar por su diversidad territorial y cultural, y se ofrece al mundo pequeñas joyas que conservan lo esencial: su identidad.