Crece el temor a un conflicto entre EEUU y Venezuela en el Caribe

Trump ordenó un despliegue militar en la región y Maduro respondió movilizando milicias civiles. El riesgo de una invasión y el paralelismo con el libreto de la lucha contra el narco y la detención de Manuel Noriega en Panamá a fines de los 80.

13 de septiembre, 2025 | 22.03

Estados Unidos y Venezuela están en medio de una escalada peligrosa. El despliegue militar ordenado por Donald Trump en el Mar Caribe puso en alerta a Nicolás Maduro que movilizó a sus milicias civiles y dice estar preparándose para un enfrentamiento. La narrativa de Washington es la pelea contra los carteles de droga y la supuesta relación del régimen venezolano con el Cartel de Soles o el Tren de Aragua. Nada nuevo en la historia de la Casa Blanca pero sin dudas marca un escenario de máxima tensión que parece ocultarse por el estilo caricaturesco de los protagonistas.

La relación entre Venezuela y Estados Unidos está cargada de discrepancias desde la llegada de Hugo Chávez al poder e incluyó un intento de golpe de estado en 2002. Estados Unidos fue quemando las naves a lo largo de las décadas, primero a través de un golpe militar clásico y luego con la estrategia fallida de Juan Guaidó, sanciones y bloqueos.

Maduro dio muestras de su capacidad de resistencia a través de un agresivo giro autoritario y la reducción a la mínima expresión de los espacios opositores. La última elección de julio de 2023 es un ejemplo de eso.

No obstante esto, Venezuela y Estados Unidos comenzaron un proceso de normalización de las relaciones durante el gobierno de Biden que tuvo como pilar fundamental las operaciones de Chevron en el país caribeño y sus sucesivas renovación de contrato.

Este es un punto interesante porque mientras Trump y el secretario de Estado Marco Rubio sugiere una inminente invasión, el enviado especial para Venezuela Richard Grenell es recibido por Maduro en Miraflores y participa de reuniones secretas en Bogotá con el presidente de la Asamblea Nacional y uno de los hombres de máxima confianza de Maduro, Jorge Rodríguez. 

La historiadora y especialista en estudios de Estados Unidos Valeria Carbone dijo a El Destape que observa “muchas reminiscencias con lo que fue la detención de Manuel Noriega en Panamá entre el 89 y el 90 y fue detenido por las Fuerzas Armadas Norteamericanas y juzgado en Estados Unidos. Me parece que se está usando como el mismo marco teórico con el objetivo de detener posteriormente a Maduro, condenarlo en Estados Unidos y restablecer la democracia en Venezuela. Eso fue como el punto culmine de la presidencia de (Ronald) Reagan”.

Para Carbone, “reforzar la presencia de los Estados Unidos en el Caribe, donde ya tienen la presencia del South Com en Sudamérica, es bastante importante, sobre todo en Colombia. Eso fue como una característica también del reaganismo que tuvo que ver con la mano del discurso de la Guerra Fría, reforzar la presencia militar en lo que Reagan y Estados Unidos consideran su patio trasero. Yo veo como ese playbook que están tratando de implementar en una zona como es Sudamérica, en donde Estados Unidos siente que la presencia de China es lo suficientemente importante como para reforzar la defensa”.

A su vez, el sociólogo y analista internacional, Gabriel Merino, dijo que “hay un riesgo de escalamiento claro que pueda expresarse en algún tipo de acción militar por parte de Estados Unidos incursionando directamente en territorio venezolano. Venezuela es un foco central de esta guerra mundial, híbrida y fragmentada. Hay una guerra económica sobre Venezuela a través de sanciones muy fuerte desde la primera administración de Trump. Esto podría ser muy distinto, ir hacia otro nivel y de alguna manera convulsionando toda la región del Caribe”.

Merino remarcó que “el problema de la región es que ha perdido un organismo fundamental para prevenir o para contener algún tipo de conflicto, intervención o alguna escala de tipo militar, como era la UNASUR y el Consejo de Defensa de la UNASUR y distintos mecanismos para coordinar, contener, para mediar ese tipo de conflictos que en su momento sirvió notablemente frente a la masacre de Pando en Bolivia en 2008 o frente a las tensiones entre Colombia y Venezuela en 2019”.

“La región tiene muy poca autonomía relativa. Hay actores muy importantes y de peso como Brasil que van a intentar evitar una escalada pero la región no tiene mecanismos como para prepararse o para evitar o para contener un conflicto”, agregó.

Lula instó a los BRICS a estar atentos con la escalada como una forma de involucrar a potencias militares como China y Rusia, dos países con fuentes intereses en el país sudamericano.

Brasil no está en los mejores términos con el chavismo luego del fraude electoral del año pasado y los intentos venezolanos de ocupar la zona de Esequibo de Guayana. Esto desgastó la relación entre Lula y Maduro. Este nuevo escenario de provocación con Trump pone a Lula en una posición de defensa lógica que puede dejar al costado las diferencias.

Las señales de Trump están a la vista. Las amenazas de recuperar el Canal de Panamá, la provocación de cambiar el nombre del Golfo de México y el reciente cambio de nombre de la secretaría de Defensa a secretaría de Guerra son contundentes. Pero de la narrativa a la acción todavía hay un trecho.

Por eso. el gran interrogante con este escenario es qué capacidad tiene la región para enfrentar una crisis que, en caso de concretarse, tendría consecuencias desastrosas luego de décadas de ser una región de paz.