El docente argentino que estaba a cargo del segmento más recordado de Art Attack y hoy revela todos los secretos

Alexiev Gandman fue entre 2009 y 2016 las manos, el cerebro y la creatividad de Arte Gigante, el histórico segmento de Art Attack que fue un éxito a nivel mundial a principios de siglo. Sus días en el aula después de las jornadas de grabación, los materiales que venían desde Once y su pasado como Rockstar en Marruecos.

24 de octubre, 2025 | 00.05

Los gestos, las manos y hasta el alma eternamente creativa y lúdica de Alexiev Gandman fueron ( y gracias a YouTube son) parte de la historia de millones de infancias en todo el mundo. Pero, paradójicamente, casi nadie conoce su voz. Es que su manera de expresarse siempre fue a través del arte. Es docente, ilustrador y escritor desde hace más de tres décadas, pero hace aproximadamente 10 años tuvo, por seis temporadas, un “trabajo de verano” que iba a cambiar su vida para siempre: se transformó en una de las estrellas del icónico programa de Disney Chanell “Art Attack” gracias a su segmento llamando “Arte Gigante”.

Eran micros grabados en espacios abiertos, en los que el argentino realizaba enormes obras sobre el suelo con materiales varios y muchos de esos reciclados. Cámaras áereas, colores desparramos en el piso, hermosos paisajes y pequeñas creaciones que se veían crecer por partes y terminaban en un todo gigante hicieron de su segmento uno de los más recordados por grandes y chicos.

“Se grababan desde Argentina y, como no eran hablados, se usaban los mismos videos para todo el mundo. Sólo cambiaban los presentadores que venían a hacer sus copetes acá. En inglés, portugués, castellano, árabe o el idioma que se te ocurra”, recuerda Alexiev en conversación con El Destape, mientras sus manos, ajenas a la charla, empiezan a contornear la figura de un mate en una hoja de papel.

Saquen una hoja pero no cambien de canal

El costado actoral que desarrolló entre 2009 y 2016 lo hizo conocido a nivel mundial. “En mis redes tengo seguidores de todo el mundo”, comenta. Se define como un hombre que “ama dibujar y escapar al aburrimiento de la rutina” ya que según reconoce tiene “un alma de 8 años desde siempre”.

Fueron años donde de marzo a septiembre pasaba del silencio del aula y la necesidad de llamar la atención de estudiantes del terciario, a un mundo completamente distinto de septiembre a febrero con fans de todo el planeta, luces de tv, guionistas, presentadores internacionales, publicidades europeas y aeropuertos con gente esperándolo. Y todo sin decir media palabra.

Cuando se le pregunta una anécdota de los años en que era una especie de “rockstar infantil” recuerda: “Tenia que grabar una publicidad para una cadena inglesa y fuimos a hacerla a Marruecos. Supongo que por una cuestión de costos. El caso es que cuando bajé del aeropuerto era como un Beatles, ¿viste? Yo estaba acostumbrado que acá camino, voy en bicicleta a todos lados y no me para nadie, y ahí no podía caminar. Igual todo eso fue gracias a Disney, obvio”.

Cuando se le pregunta por qué aquel éxito, aventura: “Mirá, yo creo que el programa funcionaba en todas partes del mundo porque era un programa que, a diferencia de los otros, apuntaba a que el televidente sea activo, a que hagas cosas.  No creaban un receptor pasivo, que solo miraba  y no hacía nada.

Era un programa adelantado, como una especie de tutorial constante. Te invitaba a producir, ya sea solo o con tus papás. Los chicos tiraban la ropa en el suelo de sus casas y hacían un arte gigante. No hubo otro programa igual en esos años”

Esos años los recuerda con una sonrisa, aunque nunca quedan dudas quién es y qué ama hacer. “Yo soy ilustrador y me dedico a hacer libros infantiles, eso es lo que soy y lo que más me gusta. De hecho, me causaba mucha gracia cuando hacia notas y ponían “Gandman, quien se alejó de la tele”. Yo nunca me alejé de la tele. La tele apareció en una circunstancia de la vida; pero nunca fui actor, solo un ilustrador que en su camino, en un momento, se cruzó con la actuación”.

Pero, ¿cómo este docente de Morón, padre de dos hijas, fanático de los Redondos y autor de más de un centenar de libros terminó siendo uno de los símbolos más recordados en las infancias de principio de Siglo?

Nos vemo´ en Disney

Corría el año 2009. Alexiev ya hacía mucho tiempo que compartía la docencia con la publicación de libros infantiles. Tenía más de 30 obras de su autoría en la calle y además trabajaba para varias productoras como director de arte, cuando algo de su trabajo, de algún modo que incluso hoy es un misterio, llegó a las oficinas de Disney. “Eran años en los que trabajaba mucho para distintas agencias. Algo que hice les gustó y me llamaron para hacer una prueba. Mi función era  pensar los trabajos y capacitar a los actores para que los hagan. Pero la empresa pensó que era más fácil prepararme a mí en  la actuación(aunque  nunca había hecho nada), para que los haga directamente, que formar actores en artes plásticas”.

Las grabaciones eran en verano porque, al ser lugares abiertos, era fundamental el buen clima. Eran jornadas de 12 y algunos meses los compartía con su tarea frente a clase “Era agotador. Muchas horas por día y arrancábamos en septiembre, así que había un momento donde grababa y daba clases  en simultáneo,  pero lo disfrutaba mucho. Además era como cambiar el casette, hacer algo distinto”.

Los proyectos de las primeras temporadas los armaba todos él (más adelante tendría un equipo). Le presentaba al canal un paquete de trabajos, y después deliberaban cuales podían quedar. “Ellos eran muy celosos en no tener problemas  legales. Explicaban que Disney es la empresa que más demandas tiene por acciones imitables. Entonces, por ejemplo, si había que inflar un globo no lo hacíamos en el momento, porque un nene podía copiarnos y tragárselo. Todos esos detalles se tenían muy en cuenta”, revela.

Al principio se encargaba no solo de realizar y diseñar los trabajos sino de ir a comprar los materiales “Todo lo que salía al aire para todo el mundo era de Once”, cuenta entre risas.

El profe de la tele

El artista cuenta que se grababa dos temporadas juntas así que al principio ninguno de sus estudiantes sabia la exposición que iba a tener su docente en unos meses. Cuando las temporadas se juntaban y ya todos conocían de su participación en Disney su trabajo no cambió, por lo menos en el aula.

“Nunca dejé la docencia porque la verdad es que es algo que me da muchísimo placer, pero no tanta plata. Hay momentos en que me fue súper bien y decía, `¿Para qué estoy manteniendo la docencia?´ Y  otros, en los que  no me iba bien y agradecía que por lo menos tenía  ese sueldito”, se sincera.

A pesar de que pasaron varios años de no estar al aire, el ilustrador está prácticamente igual, salvo por el pelo completamente cano. Aunque él asegura que en aquellos años también tenía el cabello así, sólo que la productora le había sugerido que se tiñera. “No era obligación, pero era una sugerencia y a mí me parecía que no tenía nada de malo”, advierte.

Cuando habla nunca deja de ser docente. Con sus gestos, sus formas, su tendencia a explicar con ejemplos didácticos y argumentos. Hay en el aire algo didáctico siempre. Cuando se lo marca, Alexiev asegura que esa es “su esencia” y lo que “más le gusta” .

Al respecto profundiza: “No lo puedo evitar, tengo 31 años de docente. No hay forma de no encontrarle la vuelta educativa a todo, o analizar desde un lugar educativo las cosas. Mi visión está tamizada, uno ve a partir de su mochila cognitiva, no puede evitar eso, ¿no?”

“Nunca hice teatro-desmenuza-, no tenía esa fantasía. Hay gente que  parece solo querer estar en la tele. Eso no pasaba por mi cabeza, a mí me gustaba hacer esto: pintar, dibujar, enseñar, estar siempre de este lado; por eso estudié diseño y estudié otro tipo de cosas”.

Asombrar a niños desde siempre

Después de 161 libros publicados y 8 años en la televisión, Alexiev sonríe cuando se piensa el responsable del asombro, la diversión y la creatividad de millones de chicos en todo el mundo, que hoy son hombres y mujeres. Pero, ¿A ellos siempre les divierten las mismas cosas? ¿Son iguales los chicos y chicas de mediados de los 90 a los de 2025?  

Al respecto, explica: “Creo que estas son épocas bien distintas de cuando empecé a trabajar para chicos, o cuando hacia el programa de televisión. Este momento es mucho más complicado. Tienen un grado de exposición a través de las redes sociales increíble. Y, a la vez, de ver vidas perfectas todo el tiempo, que los hacen desvalorizarse, ¿no?”.

O sea, que antes no tenías esa visión idealizada del otro. Quizás mirabas un rato de televisión y veías referentes, pero no estabas viendo todo el tiempo que es lo que hace el otro. Entonces, pienso ( o me hacen pensar) que todo el mundo es exitoso y a todos les va bien, y lo que uno hace capaz que queda como pobre al lado de todo eso”.

También nos vemos en los libros

Sobre su presente, alejado de las cámaras dice:  “Tengo más de 160 libros y siguen saliendo.  Este año hice uno para Granica que tiene que estar por salir, y uno para Artemisa que también lo terminé y tiene salir ahora antes de diciembre. Estoy haciendo otro segundo para Artemisa, que ahora tengo que ir a firmar el contrato y estoy haciendo dos para para Sigmar, que también tiene que salir a la calle pronto. Es decir, todo el tiempo estoy creando”.

Y agrega: “Yo disfruto mucho, escribir mis propios libros, me divierto mucho haciéndolo. De hecho todo lo que pasa con ellos después, ver que se traducen  a todos los idiomas,  que llegan todas las  ferias del libro y ver qué pasa con los pequeños lectores cuando se encuentra con el autor, son sensaciones hermosas”

Sobre qué es lo que más le gusta hacer define: “Entre escribir y dibujar, lo que más me gusta es ilustrar. Yo creo que hago una cosa que es al revés de los escritores que ellos escriben, y después se ilustra. Yo primero ilustro y después textizo. Una imagen se termina transformando en una historia, es como que narro en imágenes”

El artista mira su pasado y su presente con entusiasmo. Aunque no se detiene demasiado ahí. Sigue hablando de nuevos proyectos que lo sorprendan como en aquel 2009 “Me encanta tirarme la pileta. Siempre que me ofrecen un proyecto distinto a todo lo que hago siento una emoción única. Esto es como te decía, de romper con la rutina, yo siempre digo que sí, porque después lo sufro si me quedo con el “que podría haber pasado”.

Para finalizar la charla y pidiéndole un consejo para los nuevos ilustradores dice: "Yo siempre digo lo mismo: si te quieren ver jugar, entrá a la cancha. Hace. Aunque te parezca que no te vé nadie, vos hace. No tenés una editorial Hque te de material, inventá cosas.  No se te ocurre, no sos buen escritor: ilustrá los clásicos. ace Caperucita Roja, hace La cenicienta. Mostrá que estas en movimiento, Nuca sabés quien puede estar del otro lado”.