Un septiembre negro espera al presidente Emmanuel Macron. La caída del gobierno de su segundo primer ministro nombrado después de la disolución de la Asamblea Nacional en julio de 2024, es un hecho. Una mayoría de diputados se apresta a votar contra la moción de confianza del primer ministro François Bayrou el próximo lunes 8 de septiembre. Todos los partidos están en plena discusión sobre qué hacer después.
El Partido socialista se propone gobernar si Macron acepta nombrar algún miembro del partido. El 29 de agosto el PS presentó un presupuesto alternativo al ajuste de Bayrou, rechazado por una amplia mayoría de los franceses. El PS (66 diputados) trata de disputarle la centralidad a la Francia Insumisa, la primera fuerza de izquierda en el Parlamento (71 diputados). La extrema derecha de Le Pen (123 diputados) exige una nueva disolución de la Asamblea y el llamado a elecciones legislativas, seguros de ganar. En efecto, las últimas encuestas dan al partido RN (Agrupación Nacional) a 31%, la izquierda obtendría 23,5 % o 26,5 % según vaya unida o separada (16,5 % + LFI 10 %), mientras que la coalición gubernamental de Macron se derrumbaría al 14% y LR (10%).
Por su lado La Francia Insumisa propone la destitución de Macron si él no renuncia con el argumento de que la crisis política y la situación económica del país es por su culpa. En una reciente entrevista radial Mélenchon sostuvo que «"Por supuesto, Emmanuel Macron debe irse”, anunciando que su movimiento iniciará un procedimiento de destitución del jefe del Estado el 23 de septiembre. Aunque aplaude la «digna» respuesta del primer ministro, que ha decidido someter la responsabilidad de su gobierno a una moción de confianza, Jean-Luc Mélenchon considera que François Bayrou «no es el responsable de la situación en la que se encuentra el país». «Son todos los que le precedieron con sus malas políticas económicas, sus malas políticas de gestión, como las del señor Macron. Por lo tanto, si hay un responsable, es el presidente de la República», insiste.
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Según varios juristas, la propuesta de destitución difícilmente pueda concretarse ya que el presidente «solo podrá ser destituido en caso de incumplimiento de sus obligaciones manifiestamente incompatibles con el ejercicio de su mandato” según la reforma de la Constitución de 2008. La destitución debería ser pronunciada por mayoría de dos tercios de ambas cámaras parlamentarias constituidas en Tribunal Superior. En este sentido, dicen los juristas, “ el procedimiento iniciado por Jean-Luc Mélenchon, al igual que el que inició en 2024, constituye una forma de desviación de su objetivo. Se trata de impugnar la política llevada a cabo por el presidente, incluso la forma en que gobierna, y no de sancionar una violación manifiesta de la Constitución o una conducta delictiva”.
Ante la inestabilidad del país, miembros eminentes de la derecha conservadora han pedido la organización de elecciones presidenciales anticipadas y, por lo tanto, llaman a la dimisión de Emmanuel Macron: entre ellos David Lisnard, presidente de Les Républicains (LR) de la Asociación de Alcaldes de Francia (AMF), o, de forma más sorprendente, Valérie Pécresse (LR), presidenta de la región Île-de-France. Otros esperan una segunda disolución de la Asamblea Nacional siguiendo los pasos del partido de Le Pen. Édouard Philippe, presidente del partido Horizons, aliado de Macron, finge no desearlo, aunque lo considera «bastante inevitable». En una entrevista en el diario Le Figaro el martes 2 de septiembre, el ex presidente Nicolas Sarkozy consideró que «no había otra solución que la disolución» y predijo a su vez que las elecciones legislativas se celebrarían «sin duda en unas semanas».
El presidente de la República, por el momento, descarta la disolución y el llamado a elecciones. Varios interlocutores de Emmanuel Macron le sugieren que nombre un primer ministro muy rápidamente tras la caída de François Bayrou, seguramente elegirá alguno/a del actual gobierno. «Es una forma de convertir la votación del lunes en un no acontecimiento», reconoce uno de ellos según relata el portal Mediapart.
¿Se bloqueará Francia el 10 de septiembre?
Algo está pasando en este final de las vacaciones de verano e inicio de las clases. El 28 de agosto, 400 personas se reunieron en el parque de la Villette, en París, para la primera asamblea general del movimiento del 10 de septiembre en Île-de-France. Esa misma semana, 200 personas se reunieron en Montpellier, Grenoble, Lille y 300 en Lyon. Las ciudades medianas, e incluso las pequeñas, no se quedaron atrás: 60 personas en Alès, unas 50 en Le Havre, unas 60 en Aix-en-Provence y Lorient, y unas 20 en Souillac, en el departamento de Lot, o en Romans-sur-Isère. “ Según nuestros cálculos, más de 60 ciudades ya han visto surgir asambleas generales ”, explica Basta, el portal de investigación independiente, que considera que el paso de lo digital a lo físico no era algo seguro para el movimiento del 10 de septiembre. Lanzada en pleno mes de julio por un grupo conspirativo de extrema derecha, con objetivos difusos: «recuperar el control sobre nuestras vidas», el color político del 10 de septiembre cambió en los grupos de Telegram, titulados «Bloqueemos todo» o «Indignémonos».
Varios observadores comparan el 10 de septiembre de 2025 con el 17 de noviembre de 2018, fecha en la que comenzó el movimiento de los chalecos amarillos ya que ambos emanan de una iniciativa ciudadana, independiente de los sindicatos y los partidos políticos y también por la presencia de «chalecos amarillos» en las asambleas, muchos de ellos iniciadores de las mismas en algunas ciudades. Pero la diferencia notable con el movimiento de los chalecos amarillos es su relación con los partidos políticos, los sindicatos y las organizaciones de izquierda. Si bien se mantuvieron distantes, incluso recelosos, ante la llegada del 17 de noviembre de 2018, los partidos de izquierda, particularmente La Francia Insumisa pero también el PC, los Ecologistas y el PS, que junto a algunos sindicatos, han manifestado esta vez su apoyo al movimiento del 10 de septiembre, con mayor o menor insistencia. Desde principios de agosto, varias federaciones de la CGT, como la FNIC-CGT (industrias químicas), la CGT comercio y servicios, o algunos sindicatos departamentales, como el del Norte, han convocado por su parte una huelga para el 10 de septiembre. Por el contrario, los partidos de derecha y el RN se han distanciado de este último, e incluso lo han condenado.
En una entrevista radial, la secretaria general de la CGT, Sophie Binet, declaró este jueves 4 de septiembre: «Tomemos la iniciativa para imponer otras prioridades los próximos 10 y 18 de septiembre». Tras considerar inicialmente el movimiento «Bloqueemos todo» como «nebuloso», la CGT decidió convocar también una movilización el 10 de septiembre para conseguir «la censura de este presupuesto, que es un auténtico museo de los horrores», agregando que “todas las organizaciones sindicales decidieron convocar una gran jornada de huelga y manifestación el próximo 18 de septiembre”.
¿Cómo salir del estancamiento político? Anatomía de una crisis de régimen
Con la anunciada caída del Gobierno de Bayrou, en un contexto de amenaza de bloqueo general, el país se hunde en una crisis sin precedentes. ¿Es esto una señal del agotamiento de la Va República o del fracaso de una clase política incapaz de inventar otra forma de ejercer el poder?
Asi encabeza el semanario Le nouvel Obs una excelente nota de fondo sobre la crisis en Francia. El autor, Alexandre le Dollec, sostiene que “después del 8 de septiembre, un nuevo primer ministro se instalará en Matignon, el quinto en menos de tres años. Durante ese mismo período, las carteras ministeriales también han cambiado de manos a un ritmo vertiginoso: ¡110 nombramientos en total! Símbolo de estos gobiernos de la inestabilidad crónica de una IV República que, en sus doce años de existencia (1946-1958), solo dejó un sabor amargo en la memoria colectiva. Bajo la presidencia de Macron, ya se han sucedido nueve ministros de Salud, siete de la Educación Nacional y seis de Colectividades Territoriales. Debemos constatar que ahora se necesitan dos primeros ministros para cerrar un presupuesto.”
En la misma nota, Bruno Cautrès, investigador del Cevipof (Centro de investigación política de Sciences-Po) se pregunta: “¿Cuándo se entra en una crisis de régimen? Si no se encuentra una salida, esta crisis política, democrática y social, a la que nuestras instituciones actuales tienen dificultades para responder, podría derivar en otra cosa, en una crisis de otra índole... ».
¿Pero estamos realmente viviendo el fin de un régimen, como afirma Jean-Luc Mélenchon comparando la situación actual con la de 1957 cuando la IVª República se derrumbaba bajo el peso de las crisis ministeriales y la guerra de Argelia? ¿O es el fracaso de una generación de políticos incapaces de inventar otra forma de gobernar? Lo inédito es tener un presidente debilitado, casi en cohabitación con el Parlamento; y un primer ministro sin mayoría, obligado a negociar con los diputados, pero que, ante el muro del presupuesto de 2026, parece hacer todo lo posible para que el ejercicio sea imposible.” opina el periodista del NouvelObs.
Nadie puede realmente anticipar lo que pasará en Francia las próximas semanas. Mientras que Bayrou sigue recibiendo inútilmente a los partidos políticos ya que su caída tiene fecha, el primer ministro acaba de presentar tres proyectos de decreto destinados a duplicar el resto a cargo de los asegurados en las franquicias médicas, a duplicar su límite máximo (de 50 a 100 euros) y a aumentar las participaciones fijas por las consultas al médico de cabecera. Es evidente que resulta mucho más fácil atacar a los más débiles, ya sean desempleados o indocumentados como restringir la asistencia sanitaria cubierta por la AME (Ayuda médica del Estado) para los extranjeros indocumentados. El objetivo es atraer a la extrema derecha y a la derecha con un tema que llevan años defendiendo, sin tener en cuenta la lógica sanitaria y humana. Como si esa fuera la prioridad presupuestaria del país. Todas estas medidas, deberían incluirse en el proyecto de ley de finanzas de la Seguridad Social para 2026. Se trata de una maniobra miserablemente escandalosa.
Tal vez la resolución de la crisis se encuentre en uno de los puntos programáticos del Nuevo Frente Popular, firmado por los partidos de izquierda en 2024 y que les permitió convertirse en la primera fuerza en el Parlamento.
Por una VI República
Abolir la monarquía presidencial en la práctica de las instituciones:
- Instituir la proporcionalidad
- Revitalizar el parlamento
- Derogar el artículo 49.3 de la Constitución
- Defender la descentralización efectiva reforzando la democracia local preservando la unidad de la República
- Instituir el referéndum de iniciativa ciudadana (RIC) y reforzar el referéndum de iniciativa compartida, en particular reduciendo el umbral de firmas ciudadanas para su activación
- Pasar a una VI República mediante la convocatoria de una asamblea constituyente ciudadana.
Como suele decir el lúcido sociólogo y filósofo Edgar Morin que cumplió en julio 104 años: “Los túneles no son interminables, lo probable no es lo seguro, lo inesperado siempre es posible”.