La creación del Estado de Israel fue uno de los hechos históricos que configuraron el siglo XX y está intrínsecamente ligado al conflicto en Medio Oriente que aún persiste. El 14 de mayo de 1948 David Ben-Gurión leyó la Declaración de Independencia de Israel en el Museo de Tel Aviv, pero el proceso comenzó varias décadas antes.
El Mandato Británico de Palestina y la creación del “hogar nacional para el pueblo judío”
El Mandato británico de Palestina fue una forma de administración internacional establecida en 1920 por la Liga de las Naciones —antecesora de la Organización de las Naciones Unidas (ONU)— después del colapso del Imperio Otomano, uno de los derrotados en la Primera Guerra Mundial. La Liga entregó al Reino Unido, una de las potencias ganadoras del conflicto global, el control de Palestina con la tarea de gobernar el territorio hasta que estuviera preparado para la autodeterminación.
Para ese entonces, ya existía la idea de crear un Estado judío, impulsada por el Primer Congreso Sionista de Basilea (1897) y liderada por Theodor Herzl. El sionismo político defendía que ese Estado debía establecerse en Eretz Israel (Tierra de Israel), por ser la sede del antiguo Reino de Israel, el lugar donde se desarrolló el hebreo y donde se escribieron los textos fundacionales del judaísmo.
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Una iniciativa que luego quedó incorporada formalmente en el texto del Mandato con la anexión de la Declaración Balfour de 1917: una manifestación formal pública del gobierno británico en la que expresó su apoyo para el establecimiento en Palestina de un “hogar nacional para el pueblo judío”.
La propuesta generó tensiones y revueltas árabes, ya que el Mandato debía salvaguardar “los derechos civiles y religiosos de las comunidades no judías existentes en Palestina”. No obstante, la declaración de Balfour no mencionaba derechos políticos o nacionales colectivos para ellos, que en 1922 constituían la amplia mayoría demográfica.
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Durante el Mandato se alentó y, por ende, intensificó la inmigración judía hacia este territorio, proveniente principalmente de Europa Oriental. Estaba impulsada primero por el creciente antisemitismo y, más tarde, por su versión más violenta: la persecución nazi y el Holocausto.
Además, durante ese periodo, se crearon instituciones autónomas judías como la Agencia Judía (proto-gobierno judío en Palestina), Haganá (organización de autodefensa judía que terminó rebelándose contra los británicos, que la calificaron de terroristas por sus sucesivos atentados), junto con sistemas educativos y productivos.
A la par, las reivindicaciones árabes -que de a poco se iban identificando como palestinas- a favor de la independencia y la resistencia a la inmigración judía desembocaron en la Gran Revuelta Árabe (1936-1939). La tensión continuó y ambas partes recurrieron, una y otra vez, a la violencia.
En ese contexto, en 1947 Reino Unido entregó la cuestión palestina a la ONU, que creó el comité UNSCOP (Comisión Especial de las Naciones Unidas para Palestina) y este concluyó con la recomendación de la partición en dos Estados: un Estado judío y otro árabe, con Jerusalén bajo administración internacional. La Asamblea General de la ONU adoptó la propuesta (resolución 181) en noviembre de 1947.
Sin embargo, el liderazgo palestino rechazó esta participación porque entregaba el 56% del territorio al Estado judío pese a que la población por entonces judía era de un poco más de 600.000 habitantes, mientras que la llamada árabe la duplicaba.
Independencia de Israel
En medio de la creciente tensión por la negativa palestina, Reino Unido anunció de todas maneras su retirada e informó que el Mandato terminaría el 15 de mayo de 1948. Un día antes, el liderazgo judío declaró la independencia y fundó el Estado de Israel. La Agencia Judía, con su presidente del Ejecutivo Ben-Gurión a la cabeza, estaba decidida a concretar lo que consideraba "el derecho natural del pueblo judío de ser dueño de su propio destino, con todas las otras naciones, en un Estado soberano propio", como rezaba el documento que fue proclamado ese día.
Ben-Gurión fue una figura clave en la creación del Estado, así como también en los años posteriores, cuando tomó las riendas del país como primer ministro y ministro de Defensa. Por eso, en Israel se lo considera "el padre de la nación".
La contraparte de la creación del Estado de Israel, para los palestinos, fue lo que denominaron, la Nakba, lo que significa catástrofe en árabe. Lo que hasta entonces habían sido las milicias judías avanzaron para tomar el control de la mayor parte del territorio del Mandato Británico y lo hicieron atacando a muchas de las comunidades palestinas. La población palestina pasó de más de 1,2 millones de habitantes a menos de la mitad. Según reconoció la ONU más tarde, al crear la agencia para los refugiados palestinos, la Unrwa, más de 650.000 árabes fueron expulsados o se escaparon para salvar su vida. La mayoría se instaló en campos en los territorios de Cisjordania, la Franja de Gaza y países vecinos como Líbano y Siria.
Reconocimiento
Estados Unidos hizo un reconocimiento de facto el mismo 14 de mayo de 1948, apenas minutos después de la declaración de independencia. Aunque ese reconocimiento en el plano legal se concretó el 31 de enero de 1949, después de las primeras elecciones israelíes.
Fue la Unión Soviética (URSS) el primer país en otorgar reconocimiento legal pleno: lo hizo el 17 de mayo de 1948, tres días después de la proclamación del Estado. Ben Gurión y parte del liderazgo fundador del Estado israelí defendían algunas ideas del socialismo -como luego quedaron plasmadas en los kibuttz, por ejemplo- y por eso desde Moscú creyeron que podían sumar un aliado en la Guerra Fría.
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En los días posteriores, se sumaron Nicaragua, Checoslovaquia, Polonia, Uruguay, Guatemala, Hungría, Sudáfrica, entre otros países. Argentina, por su parte, se sumó a la oleada de reconocimientos el 14 de febrero de 1949, durante el gobierno de Juan Domingo Perón, con el decreto 3668.
Los reconocimientos internacionales consolidaron el ingreso de Israel al sistema internacional: se incorporó oficialmente a las Naciones Unidas el 11 de mayo de 1949.
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Primera guerra árabe-israelí
La declaración de independencia derivó de inmediato en la primera guerra árabe-israelí, cuando varios Estados árabes vecinos rechazaron el plan de partición e invadieron el nuevo país. Pese a que Israel parecía en minoría, lo cierto es que los países vecinos no movilizaron todas sus tropas ni su capacidad militar completa.
El conflicto concluyó de manera escalonada a lo largo de 1949, mediante una serie de armisticios firmados entre Israel y estos Estados árabes, el último de ellos con Siria el 20 de julio de ese año.
Tras la victoria militar, Israel ocupó del 77 % del territorio que había tenido Palestina bajo el Mandato Británico, incluida la mayor parte de Jerusalén. Más de la mitad de la población árabe palestina fue expulsada o huyó del territorio del nuevo Estado. El resto del territorio asignado al Estado árabe por la resolución 181 quedó bajo el control de Jordania y Egipto, hasta que estos países perdieron una nueva guerra regional en 1967 y pasaron a quedar bajo control militar de Israel.
De esta manera, comenzó la ocupación militar sobre los territorios palestinos de Cisjordania, la Franja de Gaza y la mitad oriental de Jerusalén, que la mayoría de la comunidad internacional sigue sin reconocer como parte soberana de Israel, pese a su anexión unilateral en 1980.
