En un automóvil moderno, las luces del tablero no son simples indicadores luminosos: son el principal sistema de comunicación entre el vehículo y su conductor. Desde alertas de baja presión de aceite hasta señales del sistema ABS, cada símbolo representa un aviso preventivo o una advertencia crítica que no debe ignorarse. Entenderlas y actuar a tiempo puede marcar la diferencia entre un viaje seguro y una avería costosa.
El tablero agrupa una serie de luces que se dividen en tres grandes categorías: informativas, preventivas y de peligro. Las informativas, como el indicador de luces altas o el recordatorio de cinturón, comunican el estado normal del vehículo. Las preventivas, por su parte, señalan un posible inconveniente —como la presión de neumáticos baja o el mantenimiento pendiente—, mientras que las de peligro advierten fallas que requieren detenerse de inmediato, como el ícono rojo del aceite o el de freno.
Cada color tiene un significado universal: el verde o azul indica funcionamiento correcto, el amarillo o naranja alerta sobre una posible revisión, y el rojo exige atención urgente. Ignorar una luz roja puede implicar un daño irreversible en el motor, una pérdida de presión de frenos o una falla eléctrica grave.
Las más importantes incluyen el testigo de presión de aceite, el de temperatura del motor, la luz de batería, la de freno de mano y la del sistema de airbag. Si cualquiera de ellas permanece encendida tras arrancar el vehículo, se recomienda detenerse y consultar el manual del usuario o acudir al taller. En autos con sistemas más avanzados, los tableros digitales también ofrecen mensajes textuales y gráficos en tiempo real, e incluso pueden conectarse con aplicaciones móviles para diagnóstico remoto.
En cuanto a especificaciones técnicas, los tableros actuales combinan sensores electrónicos, unidades de control y pantallas TFT o LCD, que procesan en segundos cientos de datos del sistema eléctrico y mecánico. Algunos modelos incluyen alertas sonoras o avisos en colores degradados para indicar el nivel de urgencia. En vehículos eléctricos o híbridos, las luces informan sobre el nivel de carga, el modo de conducción o el funcionamiento del sistema regenerativo, adaptando el lenguaje visual a tecnologías más limpias y silenciosas.
Estar atento al tablero es, en definitiva, una forma de escuchar al vehículo. Cada luz encendida tiene una historia que contar: un recordatorio, una advertencia o una urgencia. Conducir sin prestar atención a ellas es conducir a ciegas. Por eso, la educación vial y la familiarización con los símbolos del tablero deberían ser parte esencial del aprendizaje automovilístico. Saber leer esas luces no solo prolonga la vida útil del vehículo, sino que protege la del conductor y la de quienes lo acompañan.