Cuando el vocero presidencial de Javier Milei, Manuel Adorni anunció en febrero de 2025 que Víctor Hugo Bugge dejaba su cargo, pocos dimensionaron el final de una era. No solo es un fotógrafo: es uno de los últimos testigos directos de la historia argentina desde adentro de la Casa Rosada. Su cámara congeló escenas que millones vieron, pero que solo él vivió a centímetros del poder.
Entró en plena dictadura, sobrevivió a todos los vaivenes políticos y se convirtió en el cronista visual de los presidentes y sus pasillos. Fue, como describió ADEPA en su homenaje de 2023, “testigo privilegiado” de la democracia recuperada, de sus rupturas, tensiones y reconciliaciones. Hoy, con 47 años de trabajo, se despide del oficio que heredó de su padre y que defendió con obstinación.
El fotógrafo que empezó con Videla y terminó con Milei
Bugge llegó a la Rosada en 1978, cuando Jorge Rafael Videla era la cara de un régimen siniestro. Desde entonces, nunca soltó la cámara. Registró a Viola, a Leopoldo Galtieri, Reynaldo Bignone, y respiró alivio cuando Raúl Alfonsín devolvió las urnas a la calle. En 40 años de democracia ininterrumpida —como subrayó ADEPA— fue la sombra de Carlos Menem, Fernando De la Rúa, Eduardo Duhalde, los Kirchner, Mauricio Macri y Alberto Fernández.
Curiosamente, solo durante el final del mandato de Fernández, Bugge sintió el peso de la censura: le recortaron funciones y el golpe fue tal que derivó en problemas de salud que él mismo relaciona con un cáncer de próstata. Con la llegada de Milei, volvió a su puesto, aunque decidió dar un paso al costado a principios de este año.
Una caja de zapatos, Videla y las Madres
Bugge siempre sostuvo que su fotografía era “oficial, no oficialista”. Lo probó con gestos tan simbólicos como peligrosos: la foto de Videla mirando por la ventana de su despacho —tomada a escondidas— y la serie clandestina de las primeras rondas de las Madres de Plaza de Mayo, guardadas años en una caja de zapatos hasta la vuelta de la democracia. Su ética fue clara: acompañar a los presidentes, sí; callar, nunca.
Otra escena límite: Semana Santa de 1987, el levantamiento carapintada. Bugge siguió a Alfonsín hasta el helicóptero que aterrizó en el regimiento tomado. “No sé si salimos de acá”, le dijo un edecán. El fotógrafo estaba ahí, cámara al hombro.
De Lady Di a Messi: un archivo de fotos de muchos íconos
Su lente no solo retrató política. Pocos pueden decir que fotografiaron a Lady Di, a la Madre Teresa, a Fidel Castro, a los Rolling Stones, a Mandela, a los dos Papas argentinos —Juan Pablo II y Francisco—, a Diego Maradona y a Lionel Messi. Íconos de un álbum único, imposible de reproducir.
Despedida de un cronista silencioso
Bugge llama a la Casa Rosada su “primera casa”. Hoy cierra la puerta luego de casi medio siglo de historia argentina, capturada en blanco y negro, diapositivas, negativos y, más tarde, archivos digitales. Se va uno de los últimos ojos entrenados para contar el poder desde adentro. A veces a la vista de todos; otras, desde la sombra de una ventana.