La visita de tres días del jefe del Comando Sur, Alvin Hosley, confirmó la presencia creciente de Estados Unidos. Con su reunión de 45 minutos en la Casa Rosada y un viaje relámpago a Ushuaia previsto para este miércoles, el almirante Hosley refuerza el operativo que el Comando Sur despliega en la región con eje en la Argentina de Javier Milei. A los viajes de su antecesora, la generala Laura Richardson -que antes de conocer a Milei, ya había visitado a la cupula del Frente de Todos-, Hosley le suma ahora un desembarco que sintoniza con las exigencias de la administración Trump.
Hosley eligió viajar al sur del mundo apenas unos días después de la visita del secretario del Tesoro Scott Bessent y del llamado de Kristalina Georgieva para que los argentinos respalden a la extrema derecha en las elecciones de medio término. Bessent anunció la semana pasada que Estados Unidos está dispuesto a financiar a Milei ante el riesgo de un shock con el Fondo de Estabilización Cambiaria, un recurso que no utiliza desde hace 30 años, cuando Bill Clinton blindó al México de Ernesto Zedillo tras la crisis del tequila.
Todo resulta parte del mismo operativo y Milei aparece como el peón del ajedrez que diseña Washington para el cono sur. Sin embargo, Hosley -que asumió días antes del triunfo de Trump- vino con intereses específicos. Tan importante como lo que conversó en privado con el presidente argentino es lo que el jefe del Comando Sur planteó ante el Congreso de Estados Unidos, hace dos meses con carácter de prioridad geopolítica. Ahí, el ex piloto aeronaval dejó en claro que para el Comando Sur, Argentina interesa por tres motivos excluyentes: el litio, el 5G y las rutas marítimas.
En su mensaje, Hosley habló de la competencia estratégica con la República Popular China y deslizó una autocrítica. Dijo que, durante la última década, Estados Unidos se concentró en el Indopacífico, mientras que China adoptó un enfoque global. “La región de América Latina y el Caribe se encuentra en la primera línea de una contienda decisiva y urgente para definir el futuro de nuestro mundo. Mientras Estados Unidos mira hacia el Lejano Oriente, China está arando terreno fértil hacia nuestro sur”, afirmó. El enviado de Estados Unidos destacó un dato ineludible: la región concentra el 20% de las reservas mundiales de petróleo, el 25% de sus metales estratégicos, el 30% de su superficie forestal, el 31% de sus zonas pesqueras y el 32% de sus recursos renovables de agua dulce. Por eso, reclamó financiamiento para desplegar una “estrategia audaz” que permita competir con la Franja y la Ruta de la Seda, lo que llevó a China a afirmarse en los últimos años como el mayor socio comercial de Sudamérica y el segundo más grande de Centroamérica y el Caribe.
Dos meses antes de que Trump se lanzara a una guerra comercial que no pudo sostener, Hosley aseguró en su mensaje al Congreso que la nueva política debe trascender las materias primas y hacer pie tanto en la infraestructura tradicional -rutas, puentes, puertos- como en la “nueva infraestructura”: electricidad, vehículos, telecomunicaciones y energías renovables. Sin decirlo, consideró que el camino es competir con China en una estrategia de asociación que le devuelva el control político sobre la región.
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El almirante norteamericano nacido en Fort Valley, Georgia, define la necesidad de incrementar la presencia del comando en América Latina para evitar las amenazas que obsesionan a Estados Unidos. Menciona a China, a Rusia y también a Irán, pero su gran preocupación es la competencia estratégica con Xi Jinping.
En el documento de 38 páginas que presentó en el Congreso, el jefe del Comando Sur sostiene que China está utilizando la Franja de la Ruta para ampliar su acceso a tierras raras, el control de puertos, instalaciones espaciales e infraestructura de telecomunicaciones para un posible propósito dual, civil y militar. “El cincuenta por ciento de las reservas mundiales de litio se encuentran en Argentina, Bolivia y Chile. Las empresas estatales chinas tienen el monopolio de la minería y refinación de tierras raras en la región. Entre 2000 y 2018, China invirtió 73.000 millones de dólares en los mercados de América Latina y el Caribe”, advirtió. El planteo es explícito: el gigante asiatico tiene bajo su control las cadenas de suministro de tecnología avanzada y acumula una influencia que convierte a la región en “vulnerable” frente a la agenda que impulsa Beijing.
El almirante Hosley apunta en forma especial contra Huawei, líder mundial en el mercado de tecnologías de la información y las comunicaciones (TIC). Según su criterio, la compañía es punta de lanza de la “campaña global para monopolizar los recursos naturales estratégicos en la región”. Bajo la vieja acusación de espionaje que el trumpismo llevó adelante contra la multinacional de origen chino, Hosley reconoce sin embargo que 8 países de buena relación con Estados Unidos ya instalaron equipos 5G chinos y 24 están usando infraestructura 3G/4G china.
En el año fiscal 2024, el Comando Sur ejecutó 1125 actividades de Cooperación en Seguridad y planea llevar otras 1171 en 2025. Hosley destaca de manera especial la incidencia del Comando Sur en una de las decisiones que tomó la ministra de Seguridad Patricia Bullrich en 2024. “La Asistencia en Seguridad jugó un papel vital en la adquisición por parte de Argentina de 24 F-16 a Dinamarca, con la aprobación de un paquete de mantenimiento de 941 millones de dólares de Estados Unidos”, dice. No se refiere solo al equipamiento que define como adecuado sino sobre todo a la competencia con China. “Resultó esencial para evitar que China se inmiscuya aún más en el aparato militar de un socio clave”, afirmó. Bullrich y Milei coincidieron con la decisión que tomó el gobierno de Lula Da Silva, que en noviembre de 2024, anunció la adquisición de 12 helicópteros UH-60M Black Hawk por 950 millones de dólares.
Por último, la preocupación de Hosley va en línea con lo que la generala Richardson alertó durante su gestión: el control de las rutas marítimas vitales para el comercio global y la preocupación por la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada. El almirante estadounidense estará en la Base Naval Integrada que está a orillas del canal de Beagle, con una ubicación neurálgica para la disputa con China en el Atlántico Sur. En la visión de Washington, se trata de una actividad que fomentan las flotas chinas, como forma de contribuir al tráfico de migrantes, la explotación laboral y la proliferación ilegal de drogas y armas. Entre sus conclusiones, Hosley deja una definición que sintoniza con el pensamiento de Trump. “Llegó el momento. En esta región, con poco se puede lograr mucho. Este alto retorno de la inversión presenta una oportunidad”, dice. Para Estados Unidos, en un subcontinente con pocos presidentes amigos, Argentina es un aliado que rinde mucho y cuesta muy poco.