El acuerdo con La Libertad Avanza fue, para el PRO, una oportunidad para depurar las filas sobre las que construyeron en los últimos años. Afuera quedaron los radicales, la Coalición Cívica y los viejos aliados de Juntos por el Cambio, pero también dirigentes propios que, según definió Fernando de Andreis, formaban parte del “murmullo socialista interno” que desvirtuó el camino de los amarillos.
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La descripción le cabe a varios, no tiene un único nombre y apellido, aunque la de Horacio Rodríguez Larreta sea la referencia más obvia. En el Congreso, los referenciados en el ex jefe de Gobierno hace tiempo ya están distanciados del resto del bloque. Tanto Álvaro González como Héctor Baldassi suelen adoptar posiciones marcadamente opositoras a medidas clave del gobierno nacional, alejados de la estrategia de sus compañeros. Tan es así que el cordobés competirá en estas elecciones, en Córdoba, por fuera de la lista amarilla.
En lo formal, aún no hay definiciones sobre cómo actuará el larretismo en el ámbito parlamentario, pero en los hechos ya no funcionan como parte de un mismo conjunto. En el caso de Álvaro González la situación es incluso un poco más compleja, porque es consejero de la magistratura en representación de la Cámara de Diputados, por lo que el macrismo podría perder una voz en un órgano tan importante para el Poder Judicial.
En la lista de los diputados alejados al pacto con La Libertad Avanza también enumeran, desde filas amarillas teñidas de violeta, a Sofía Brambilla, correntina; Silvia Lospennato, que ofició de candidata porteña; la santafesina Germana Figueroa Casas y María Eugenia Vidal, que no renovará su banca. Son pocos, para los optimistas del acuerdo con el gobierno, los que quedarían en el camino.
La semana pasada, durante la cena con película incluida en la Quinta de Olivos, la comitiva del PRO libertario no conversó con Javier Milei sobre la posibilidad de un interbloque en la Cámara Baja, pero suena como una posibilidad. Tal vez un cuerpo presidido por Cristian Ritondo que integre al macrismo, a los radicales con peluca y a los libertarios.
Ese encuentro sirvió para ordenar el discurso. Casi como si fuera un docente, Milei utilizó un video de Lilia Lemoine para explicarle a los amarillos cómo respondería él ante eventuales cuestionamientos, como ser la comparación de su modelo económico con el de la convertibilidad.
Pero todavía nadie supo responderse, hacia adentro, cuál es el verdadero PRO. Los amigos del acuerdo aseguran que Mauricio Macri intercedió en las negociaciones, casi de rodillas, para pedir dos lugares en la lista porteña por lo que el PRO auténtico sería, para este sector, el que va a competir junto a La Libertad Avanza.
No sin chicanas, señalan a quienes cuestionaron el entendimiento esgrimiendo la bandera de una defensa de la identidad amarilla pero enfrentarán al sello PRO en las elecciones provinciales del 7 de septiembre. “Los PRO somos nosotros”, dicen en filas acuerdistas.
Cerca de Mauricio Macri aseguran que el partido “no se fue a ningún lado”, sino que la situación actual forma parte de una decisión táctico-electoral circunstancial. Habrá que ver quién se queda con el sello. Un dirigente toreó: “Quieren quedarse con el PRO, vamos a una interna”. Pero después reflexionó que “lo importante son las ideas” y no las marcas.
El destino del partido todavía está por verse. Según sostuvo Martín Yeza, diputado y presidente de la Asamblea nacional, el PRO no sigue en pie “como lo conocimos hasta acá”. Para él, la respuesta a la pregunta de “qué va a ser” el partido empezará a llegar en “la siguiente etapa, después de octubre”. Pero anticipó que la fase de “reconstrucción” llevará no menos “de cuatro o seis años”.