La implosión del centro político porteño: los desacuerdos y protagonismos que detonaron la unidad

El centro político porteño intentó unificarse para atraer el voto ajeno a la grieta, pero terminó fragmentado en varias opciones electorales. Las figuras de Larreta, Carrió, Manes y Lousteau fueron protagonistas de una semana de negociaciones cruzadas y señalamientos mutuos.

20 de agosto, 2025 | 00.05

Tras la experiencia de la elección porteña, el centro político intentó, camino a octubre, evitar la dispersión. Pero con el diario del lunes, las alianzas cerradas y las listas de candidatos presentadas, esa expectativa se hizo imposible: las propuestas alternativas a la grieta quedaron fragmentadas. Durante las negociaciones se dieron varios momentos de quiebre y cada sector tiene su propio relato.

Dos días antes del cierre de listas, el 5 de agosto, la mayoría de los integrantes de la ancha avenida del medio estaba dispuesta a acordar, sin proponer nombres rutilantes. Sin embargo, poco antes de inscribir coaliciones apareció la figura de Facundo Manes y todo cambió.

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El neurocientífico, nacido en la provincia de Buenos Aires pero radicado en CABA desde hace décadas, siempre tuvo la intención de presentarse en la Ciudad. Manes llegó con la intención de arrebatarle al peronismo el tercer lugar para el Senado, actualmente ocupado por Mariano Recalde, quien busca renovar esa banca clave.

El escenario electoral estaba casi armado y la inserción de Manes no fue sencilla. Para ser candidato a senador, intentó impulsar a Graciela Ocaña como cabeza de lista de Diputados, pero ese lugar ya había sido solicitado por Hernán Reyes, de la Coalición Cívica.

Para complicar aún más el panorama, apareció Martín Lousteau como el candidato a diputado necesario para completar la fórmula de Manes. Se dijo que su nombre fue una imposición, aunque en la UCR rechazaron esa versión.

La irrupción de la fórmula supuestamente consolidada Manes–Lousteau dinamitó el amplio acuerdo de centro que se buscaba, dado el inevitable desplazamiento de Ocaña y Reyes. Finalmente, Manes -presuntamente poco interesado en compartir fórmula con el presidente del radicalismo a nivel nacional- decidió no inscribir su nombre en esa boleta y se retiró. A los radicales los tomó por sorpresa.

En paralelo, Ocaña y Reyes inscribieron su propia alianza, apoyada por Elisa Carrió y Horacio Rodríguez Larreta. Pero esta coalición duró apenas una semana.

Crónica de una implosión

El viernes previo a la formalización de candidaturas, todo parecía marchar viento en popa. Las partes acordaron reunirse el sábado al mediodía para la foto oficial de la boleta y luego con el conjunto de candidatos. Pero la situación dio un vuelco en pocas horas.

El sábado a la mañana se suspendieron las sesiones fotográficas y reapareció el nombre de Lousteau. El sector de Larreta y Ocaña, supuestamente interesados en lograr la unidad más amplia posible, buscaron incorporar al senador al esquema. Para ello, Reyes tenía que ceder su lugar como cabeza de lista de diputados nacionales, algo a lo que se negó.

A pesar del ruido interno, ese mismo sábado a las 17 se avanzó con la firma de candidaturas. La intención era cerrar todo un día antes del plazo límite, como el resto de los partidos, dejando abierta la posibilidad de incluir dirigentes de la UCR. Esa noche, Ocaña y Reyes compartieron un evento sin mayores sobresaltos. El problema más serio llegaría al día siguiente.

El domingo a la mañana se intensificó la avanzada para integrar a la UCR desplazando a Reyes del primer puesto en la boleta, pero la Coalición Cívica no accedió y decidió ir en soledad. En ese momento, comenzaron a buscar dirigentes propios para armar las listas y, por la tarde, el sector de Manes intentó un acuerdo con los lilitos, pero no prosperó: ya estaba todo cerrado con propios y sin lugar para más.

Durante el resto del día, la Coalición Cívica esperó que los ex aliados de Hagamos Futuro abandonaran la alianza. La jornada terminó cerca de las 19 con las actas presentadas y las fotos oficiales tomadas en las oficinas parlamentarias del partido.

Todas las tribus, pero especialmente los sectores radicales, señalaron a Horacio Rodríguez Larreta como una figura clave en la implosión. En filas boina blanca se entendió que Larreta quiso evitar a toda costa que otra propuesta política superara el 8% que él obtuvo en los comicios locales de mayo. Incluso se rumorea que Manes intentó despejar inquietudes negando intenciones de disputar la jefatura de Gobierno porteña en 2027. Desde el larretismo rechazaron esas versiones.

En la UCR también apuntaron contra Elisa Carrió. Según los centenarios, estaban dispuestos a ceder la cabeza de lista a un dirigente de la Coalición Cívica, pero debía ser una mujer. Al no aceptar que Reyes bajara, no hubo posibilidad de acuerdo.

Así, el intento de construir un centro porteño fuerte quedó en la nada, y el objetivo de evitar la dispersión para ingresar dos diputados y posiblemente un senador quedó en terreno pantanoso.