Apenas terminaron de inscribirse las listas para las elecciones bonaerenses del 7 de septiembre, desde las redes sociales y usinas comunicacionales afines a la Casa Rosada comenzaron a agitar la idea de un posible fraude. Cualquier excusa -una decisión judicial, un problema informático- sirve para hablar de fraude. En especial, cuando empiezan a aparecer encuestas que muestran a La Libertad Avanza en retroceso y a Fuerza Patria en subida, incluso en algún caso por arriba. "El kirchnerismo necesita hacer trampa porque no puede ganar por la vía legítima", dijo el presidente Javier Milei ante la platea del "Derecha Fest", dispuesta a celebrarle cualquier cosa. La idea, por disparatada que pueda parecer, es una marca registrada de las ultraderechas. Ni Donald Trump, ni Jair Bolsonaro reconocieron sus derrotas en comicios organizados por sus propios gobiernos. Con la excusa del fraude inexistente, alentaron a sus partidarios a tomar los poderes del Estado, en una intentona de golpe. Una forma más de debilitar la democracia y la confianza en las instituciones.
Milei utilizó un ejemplo enrevesado de la película "Gladiador", en la que identificó al personaje villano del emperador Cómodo como "kirchnerista" y al protagonista Máximo como "la libertad". Antes del enfrentamiento que tendrán en la arena del Coliseo romano, Cómodo lo acuchilla para debilitarlo. "Eso es lo que necesita hacer el kirchnerismo", dijo el Presidente. Todo incomprensible, incluso que mencionara a la película con el título en inglés Gladiator. Pero viene a cuento para mostrar cómo desde el oficialismo comenzaron a plantar la idea de que en las elecciones bonaerenses habrá trampa. Para eso, se agarraron de la prórroga que resolvió la junta electoral para la presentación de listas, justificada por los cortes de luz que hubo el sábado a la noche en La Plata. El retraso en la inscripción poco influirá en el desarrollo del proceso electoral.
Luego de un largo ostracismo, el ex vicepresidente Carlos Ruckauf volvió al ruedo mediático desde el año pasado reconvertido en ferviente libertario. El fin de semana comenzó a agitar la idea del fraude arrojando sospechas sobre cualquier cosa: la justicia electoral, el operativo de seguridad y que se votará con lista sábana, como siempre en la PBA. Todo sirve para plantar la sospecha sobre la transparencia del comicio. Estuvo primero en La Nación+ y luego comenzó el recorrido por otras señales del dispositivo de medios oficialistas. Este miércoles pasó por A24 donde planteó que la Corte Suprema debía utilizar el mecanismo del per saltum para "tomar el control de la justicia electoral de Buenos Aires a partir de un delegado federal". Un planteo insólito, pero difundido generosamente en las redes sociales a través del esquemas de trolls libertarios.
La ex funcionaria Leila Gianni va como primer candidata a concejal de La Libertad Avanza en La Matanza y denunció en un video -también a través de las redes- que la municipalidad lleva seis días sin sistema debido a un hackeo. Para Gianni, eso era prueba de que se busca esconder negociados. "Uy, cómo va estar el fraude en PBA este año!", le comentó la diputada Lilia Lemoine. "Batalla cuerpo a cuerpo cuidando los votos. Fiscales dispuestos a defender los votos de los bonaerenses de bien", replicó Gianni. Siguieron muchos comentarios de cuentas libertarias advirtiendo sobre las supuestas trampas. Y la campaña acaba de empezar.
Lo que buscan instalar desde las usinas oficialistas no tiene nada de nuevo y responde al manual de las ultraderechas, que buscan deslegitimar los procesos cuando no le son favorables. Trump machacó alrededor de esta cuestión cuando perdió las elecciones con Joe Biden, en 2020, sin aportar ninguna prueba que lo respaldara. Sí está claro que alentó a que fanáticos ultra tomaran el Capitolio en enero de 2021, episodio que luego trató de explotar políticamente. Meses atrás, el fiscal especial que intervino en el caso, Jack Smith, sostuvo que Trump seguramente hubiera terminado siendo condenado por este hecho si no hubiera resultado electo nuevamente presidente, lo que congeló el avance de la causa.
El otro caso, muy similar, fue de Jair Bolsonaro en Brasil, en 2022. Igual que su amigo Trump, Bolsonaro desconoció los resultados y sus partidarios irrumpieron en las tres sedes del gobierno en Brasilia. La Justicia consideró que se trató de un intento de golpe de Estado contra Lula alentado por el propio Bolsonaro, que esta semana salió a mostrar la tobillera electrónica que fue obligado a usar ante el riesgo de fuga. El ex presidente brasileño ya fue inhabilitado para ocupar cargos públicos y la pena que le podría caber por liderar la intentona golpista podría ser muy grave. Trump salió en su apoyo penando al gobierno de Lula con aranceles del 50% para el ingreso de productos brasileños a Estados Unidos y sancionando al juez de la Corte Suprema Alexandre de Moraes.
La narrativa del fraude por parte de las ultraderechas entra en su lógica de desinformación y la diseminación de sospechas sobre los procesos democráticos. Les sirve para movilizar a sus militantes, a los que buscan mostrar que son víctimas de la "casta" política. Fernando Cerimedo, fundador de La Derecha Diario, hoy muy cercano al dispositivo de comunicación mileista, en 2022 trabajaba junto a Bolsonaro y fue uno de los grandes difusores de la idea del robo en aquellas elecciones brasileñas. En ocasión de la primera vuelta presidencial, en 2023, en la que Sergio Massa derrotó a Milei, desde La Libertad Avanza también buscaron instalar que había existido fraude porque hubo telegramas en los que figuraban con cero votos. Luego quedó claro que se trataba de un error de comunicación y que también había telegramas con Massa con cero votos, pero la sospecha ya se había instalado. Ahora la historia vuelve a empezar.