La única fuerza de Milei

Los actores de poder ya traducen la victoria en la ciudad como un apoyo irrestricto al ajuste del gobierno. Pero Milei se castizó y el rechazo al sistema político mutó en un ausentismo inédito y peligroso. El negocio de corto plazo, que puede ser un bumeran.

21 de mayo, 2025 | 00.05

En un país unitario, una elección municipal puede tener un alcance global. El clima de la cumbre que la Cámara de Comercio de Estados Unidos organizó en Recoleta este martes lo confirma. Aunque Javier Milei obtuvo en la sede del poder central el mismo porcentaje que había conseguido a nivel nacional cuando era un candidato que corría de atrás en las presidenciales, el triunfalismo impostado no tardó ni un día en exhibirse. La frase más contundente vino de Abigail Dressell, la encargada de negocios de la embajada de Donald Trump. “Milei está implementando un cambio radical”, dijo y aseguró que las empresas estadounidenses lo tienen claro. La funcionaria llegó a la Argentina en agosto de 2022, con los demócratas en el poder de Washington, y repite en los cócteles que está a punto de dejar el país. Sin embargo, su voz es de momento la más influyente en el Círculo Rojo y la política. En una línea complementaria se expresó el CEO de JP Morgan Facundo Gomez Minujin, cuando reclamó un marco legal que allane, en forma definitiva, el camino de las inversiones.

Los mensajes traducen al nivel del poder real el resultado electoral. Aunque el ausentismo llegó a un récord inédito que no se vio ni siquiera en la gran crisis de 2001, el 47% de los porteños decidieron no ir a votar y Manuel Adorni le ganó apenas por 45 mil votos a Leandro Santoro, los aliados de Milei toman el resultado como un aval incondicional al ajuste más grande de la historia de la humanidad. Como si fuera un apoyo irrestricto o un cheque en blanco.

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Para los actores del mercado, la facción empresaria que apoya al presidente y los fondos de inversión de Wall Street, Milei refrendó el domingo el crédito popular que le permite avanzar con su proyecto económico. El presidente gana aire y estira su horizonte con el “Siganme” libertario, un combo de inflación a la baja, dólar barato, debacle de la industria, destrucción de empleo y deuda permanente. 

En la dirigencia política pasa lo mismo. La elección desdoblada precipitó el final del PRO y liquidó el pleito con los Macri. Los Milei se quedaron con el electorado que enviudó del ingeniero y hoy abraza a la extrema derecha sin culpa. Después de 20 años de vida y 18 de gobierno, el PRO se extingue en su cuna y en un trámite express. Macri podría ir a pelear en octubre pero las señales son las de alguien que ya se mueve como un jubilado vip. Queda por definir el perfil de la derecha electoral en la provincia de Buenos Aires, donde La Libertad Avanza proyecta arrastrar a los macristas en fuga. Encargado de administrar las acciones residuales de Macri, Cristian Ritondo es el último peldaño de la colina que Milei, siente, ya conquistó. 

A esta altura, la baja participación que se registró en las 5 elecciones de 2025 resulta un problema creciente para la legitimidad del sistema político. Sin embargo, a Milei no le preocupa y piensa que el ausentismo es compatible con su plan. Le permite reinar con 30% de los votos positivos y sobrevender una fuerza que los actores de poder compran con gusto.  Un negocio de corto  plazo, que puede ser un bumeran.

Milei no enamora, no entusiasma ni suma votos. Al contrario está en su piso de adhesiones, un indicador que confirma que no hizo c asi nada en beneficio de las mayorías. La excepción es que logró frenar la estampida inflacionaria, una realidad palpable si se la compara con el IPC del 200% con el que se despidió el Frente de Todos. La contracara es la deuda con el FMI, la parálisis de la obra pública, el ajuste sobre los ingresos, la precariedad creciente y la destrucción de empleo de calidad, realidades que por ahora tienen un impacto menor o sectorial. 

Si en 2021 y 2023 el presidente encarnó en forma excluyente el rechazo al sistema político, ahora la deserción masiva de los votantes indica que aparece una forma adicional de expresar ese cuestionamiento: el no voto. Milei se castizó y la apatía muestra la desconexión del electorado en relación a una dirigencia que se desligó de las necesidades de la población. Reducir esa distancia, que de a ratos parece un abismo, es el desafio que tiene por delante la oposición. 

Con el ausentismo, se da otro  fenomeno. Se reperfila el voto de Milei que empieza a perder su carácter transclasista y se parece cada vez más al de Macri. Un voto entusiasta de los sectores acomodados.

Si algo puede festejar el presidente es que, después de la bestialidad de su plan, la mayor parte de la sociedad considera que todavía no tiene nada enfrente. Nada que merezca ir en masa a votar. La debilidad ajena sigue siendo la única fuerza de Milei. La baja participación puede ser un indicio de un nuevo tipo de vínculo de la sociedad con la política, mucho más distante y escéptico. Alejado de toda épica. O puede ser un signo de que Milei tiene un apoyo absolutamente condicional. Depende de los resultados que consiga y de que enfrente nadie logre canalizar una orfandad que se agiganta..