Después de haber retomado el vínculo durante la hora del té, un momento del día exprés, Mauricio Macri y Javier Milei volverán a verse, esta vez al mediodía. El ex presidente ya había anticipado, esta semana, el regreso de las milanesas. En esta nueva etapa, el jefe de Estado no descartó incorporar nombres sugeridos al gabinete, aunque aclaró que el titular del PRO nunca pidió cargos, como vienen repitiendo desde el espacio amarillo desde el inicio de la gestión.
Se espera que Macri, como en el último mitin, plantee su visión y sus reparos a Milei. Sin embargo, en el PRO están convencidos de que la decisión de impulsar un trabajo conjunto no corresponde al partido, sino al gobierno nacional, que además fue el ganador de las elecciones. Por ello, este período se presenta como un momento decisivo para definir la relación.
Como publicó ayer El Destape, María Eugenia Vidal ya expresó su deseo de que el PRO se transforme en una alternativa, y Macri anticipó que en 2027 tendrá un candidato propio. De lograrlo, será su candidatura, dado que su mandato al frente del espacio amarillo finalizará en 2028, tras cuatro años en el cargo. Ante la advertencia de su socio por default, Milei sugirió que no habría problema en que el partido presente su propio nombre en la competición electoral.
Desde el PRO, no exigen ni esperan nada, pero saben que cualquier decisión dependerá de La Libertad Avanza, en especial del Presidente. El macrismo permaneció estos dos años a disposición de las necesidades de la Casa Rosada, considerando que las reformas impulsadas serían beneficiosas para el país y, además, las priorizaron por encima de los intereses partidarios.
No obstante, la evolución de la relación dependerá de la vocación presidencial para hacer lo que Macri solicitó antes de las elecciones: avanzar en la apertura al diálogo, convocar desde la honestidad y con humildad, elementos imprescindibles para construir mayorías. En el PRO no quieren que un eventual cambio de actitud se limite a la relación con los sectores amarillo, sino que abarque a todos los sectores dispuestos a colaborar, pues el camino que queda por recorrer será igual o más difícil que el transcurrido.
Se estima que este proceso de "cambio" produzca costos políticos, para los cuales serán necesarios apoyos y una red de contención amplia que permita seguir adelante con reformas, a la vez que contenga posibles descontentos. Sin embargo, en el macrismo reconocen que la concreción de un escenario así no depende solo de ellos, sino del gobierno que, como planteó el ex Presidente, consiguió una segunda oportunidad tras ganar una segunda vida política. Una posibilidad que no todos reciben.
En el espacio amarillo, son conscientes de que parte de su electorado cautivo nunca validó la alianza con La Libertad Avanza. Aunque reciben comentarios en la calle y en las redes sociales, aseguran que el PRO seguirá existiendo y que, además, no representan exactamente lo mismo que el actual gobierno.
Entre ambos partidos existen coincidencias, como la eliminación de regulaciones, la reducción de impuestos y las reformas laboral y previsional. Se espera que en estos proyectos ambos bloques brinden apoyo en el parlamento. Sin embargo, el PRO también buscará mantener otras iniciativas propias, como la ley Ficha Limpia, la defensa de la institucionalidad y cambios en el Poder Judicial.
