“No cerramos por dos diputados”, aseguró un dirigente del PRO bonaerense con muchas ganas de acordar con La Libertad Avanza, pero no a cualquier precio. El fin de las PASO en la provincia será clave para estirar los plazos de definición y, como quiere Mauricio Macri, conversar la letra chica después del 18 de mayo, cuando se cierren los comicios en la Capital Federal.
Más allá de las idas y vueltas, los bonaerenses afirman, aún con el paso del tiempo y cada vez con mayor firmeza, que habrá un acuerdo entre ambos espacios. El hecho de que el peronismo haya decidido bajar la belicosidad funciona como un factor positivo a la hora de pensar una estrategia, no sólo matemática sino comunicacional que pueda convencer a los libertarios de la conveniencia de un pacto positivo para todos.
Frente a la intención del gobierno de lograr acuerdos individuales y no orgánicos, hay dirigentes que remarcan su identidad amarilla. El partido fundado por Mauricio Macri quiere un acercamiento a nivel de estructuras. De no conseguirlo, quienes se vayan dejarán de formar parte del espacio, como sucedió con Horacio Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich, quienes no fueron expulsados pero no son considerados miembro.
“Somos PRO pero realistas, salimos terceros en 2023 y en Buenos Aires medimos menos de dos dígitos”, sostuvo el dirigente que quiere acordar pero conoce las limitaciones del partido amarillo. La gran pregunta es por qué La Libertad Avanza, frente a un peronismo unido que podría cosechar entre el 38 y el 40% de los votos, pactaría con el macrismo para entregar renglones de la lista y no llegar, por una cuestión matemática, a ganar en tierras bonaerenses.
Según las mediciones de la consultora Proyección, entre el 80 y el 90% de los votantes de Unión por la patria del 2023 volverían a votar a candidato de ese mismo espacio político. El analista Santiago Giorgietta explicó que ese escenario le permitiría contar con un piso del 38% obtenido hace cuatro años y un techo del 45% conseguido en 2023. “Lo veo más cerca del piso que del techo, pero te permite tener una elección de 40 puntos aproximadamente”.
Para Proyección, los libertarios están cerca del 30%. José Luis Espert se ubica en torno al 25%, pero la figura de Javier Milei logra el salto para llegar a las tres decenas. El PRO, por su parte, está entre cinco y siete puntos, por lo que ir separados sería una mala noticia.
De lograr un acuerdo, la sumatoria tampoco sería lineal, sino que llegaría a un número en torno al 32 o 33%, permitiendo el crecimiento de otras figuras, como la de Facundo Manes. Es un misterio cómo jugará la UCR. El sector del neurocientífico no lo hará dentro del marco de una alianza de derecha, pero el radicalismo del interior puede ser determinante para algunas secciones electorales.
El PRO maneja números similares. Según contó alguien con conocimiento de las charlas, el peronismo unido estaría ubicado en torno a los 35 o 38 puntos, mientras que los violeta en los 30 y los amarillos entre siete y nueve. Si bien se coincidió en que la sumatoria de ambos no sería lineal y que, aún juntos, quedarían debajo de Unión por la Patria, se contempló otro factor para lograr el impulso.
La novedad de un espacio nuevo aparece como un condimento clave para generar atracción de votantes. Pero lo central es el concepto de épica. El PRO está vendiendo la batalla de todos los tiempos, una unidad que pueda ganarle al kirchnerismo para, de este modo, apelar al voto útil y llamar a quienes, tal vez, elegirían otras fuerzas del centro pero detestan al peronismo.
“Con nosotros ellos polarizan”, resumió el referente. Sin el PRO, explicó, los libertarios están doce puntos debajo del peronismo unido sin chances de generar ningún adicional que rompa con esa barrera. Básicamente, no podrán construir ninguna épica.
Ahora bien, el PRO tampoco quiere acordar cualquier cosa. De ahí la advertencia de “no cerramos por dos diputados”. Por eso, una derrota de los libertarios en CABA puede ser fundamental. Y una victoria de Leandro Santoro, un impulso inmenso.
Si en la Ciudad llega a triunfar Unión por la Patria, como marcan las encuestas, “arranca el operativo clamor en Buenos Aires” para ponerle un freno al avance kirchnerista y “limita la chance del gobierno de cerrar al PRO con nada”. De ahí, como contó El Destape la semana pasada, la intención de Macri de esperar a que pase el 18 de mayo para sentarse a hablar en serio.