Una causa judicial y la disputa a cielo abierto entre dos referentes sacudieron en las últimas semanas la vida interna del sindicato de Camioneros, que por décadas mantuvo disciplinado y bajo control Hugo Moyano. Ambos procesos se desataron en simultáneo y potenciaron una crisis que desangra a la propia familia Moyano por el declive de la obra social del gremio (Oschoca).
La confrontación estalló entre el número tres de la organización, Marcelo “Feúcho” Aparicio, secretario gremial e histórico mano derecha de Hugo y Pablo Moyano, y José “Teta” Garnica, referente de la rama de Recolección, el sector más dinámico y con mayor poder de movilización por impulso del propio líder. Y tuvo un pico de tensión cuando Garnica fue agredido por un grupo de choferes contrarios a su jefatura durante la movilización de sindicatos del transporte referenciados en la CATT el 21 de agosto pasado.
Desde entonces se desplegó una cortina de hierro entre los dirigentes sin haber mediado aún un pronunciamiento de Hugo Moyano para ponerle fin a la disputa. Tampoco intervino Pablo Moyano, hijo mayor de Hugo y apartado de la gestión cotidiana de Camioneros desde que en noviembre de 2024 renunció al triunvirato de líderes de la CGT y su padre optó por reemplazarlo por Octavio Argüello en lugar de respaldarlo.
En el último año el gremio languideció por una cadena de infortunios que incluyó la pelea padre e hijo, la debacle de Oschoca bajo la guía de Liliana Zulet, esposa de Hugo, la firma de paritarias trimestrales sistemáticamente por debajo de la inflación y la pulseada entre Aparicio y Garnica. Son episodios a su vez relacionados entre sí y cuyo origen se remonta a la decisión del líder de la familia de proteger a su esposa y soltarle la mano a su hijo mayor.
En paralelo una denuncia por presunta estafa en la administración del hotel 15 de Diciembre, de Mar del Plata, agregó tensión y dio comienzo a una sangría en el sindicato. Tras una presentación de Héctor “Yoyo” Maldonado, secretario de Prensa, Cultura y Turismo y hombre de confianza de Moyano durante su gestión al frente de Independiente, fueron desplazados del gremio Paulo Villegas, hasta entonces tesorero, y Claudio Balazic, ahora exsecretario administrativo. La causa gira en torno a supuestas contrataciones truchas por un valor de 10 millones de dólares.
Si bien Moyano procuró circunscribir el escándalo con la intervención de Maldonado y el inicio de una auditoría interna, la mayor preocupación del jefe camionero es que la continuidad en el tiempo de la investigación derive en procedimientos judiciales y eventuales allanamientos sobre otras dependencias de la organización.
Por lo pronto, una esquirla de aquella causa reavivó la interna. En los últimos días una volanteada que llegó a las inmediaciones del sindicato, en el barrio de Constitución, apuntaba contra el secretario gremial: “Marcelo Aparicio dejá de robarle a Hugo M., vos también participaste”, señalaba el texto sin firma. Así un rival de “Feúcho” pareció apuntar a dejarlo emparentado con la presunta estafa aunque en la cima del gremio aclararon que no hay elementos que permitan vincularlo con la maniobra bajo investigación en Mar del Plata.
El efecto mariposa de la volanteada generó una oleada de reacciones centradas en las empresas de recolección, adonde formalmente gobierna como secretario de rama Garnica pero de donde también proviene Aparicio así como otros referentes de peso de la organización como Argüello y hasta el actual presidente de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA), Claudio “Chiqui” Tapia. En asambleas masivas se escucharon apoyos explícitos a “Feúcho” y alusiones sin nombrarlos a “traidores” supuestamente responsables de acciones divisivas. Los estados de whatsapp de los afiliados y dirigentes intermedios exhibieron en los últimos días mensajes de un tenor similar.
Para dimensionar la importancia de esa actividad en la estructura de Camioneros basta con remitirse al mantra que repiten los delegados en cada asamblea: “desde que llegó Hugo nosotros dejamos de ser basureros para pasar a ser recolectores”. Fue esa la rama que puso el mayor de los Moyano bajo su ala y con la cual proyectó su liderazgo nacional, y a la que devolvió con mejores salarios, condiciones laborales y hasta la garantía de una indemnización para los trabajadores ante cada cambio de razón social de las empresas de recolección en las renovaciones de contratos, sin perder continuidad.
Un rasgo de la recolección que la convierte en una rama clave para el sindicato es la facilidad –de la que carecen otras actividades del mismo rubro- para congregar a todos los operarios en sus bases operativas para comunicaciones y diseño de medidas de fuerza. La alianza tejida por décadas con los empresarios del transporte le permitió además a Moyano contar con trabajadores dispuestos a acatar sus órdenes cada vez que los necesitó.
Esa obediencia que históricamente sólo reportaba a Hugo y Pablo Moyano sumó a Aparicio como referente ineludible en los últimos años. “Feúcho” se hizo fuerte con su presencia en cada asamblea y una labor solidaria en favor de los trabajadores pero también hacia afuera del sindicato que se hizo su marca registrada. Ollas populares, colectas, acciones para acudir en salvaguarda de choferes y sus familias en desgracia y una vocación movilizadora distinguieron a la recolección y soldaron el vínculo con Aparicio, algo que no logró reemplazar Garnica en el par de años que lleva al frente de la actividad, y pese a contar con la bendición del líder sindical.