El Gobierno de Javier Milei publicó un mensaje en el marco del festejo de Pascuas en una nueva provocación a los derechos humanos con el discurso del Santiago Olivera, el obispo defensor de los genocidas, que supo calificar a la Memoria, Verdad y Justicia como una "venganza" contra los represores y considerar que hay "gente buena y valiosa".
"Este domingo celebramos la Pascua de resurrección. Coincide con nuestros hermanos mayores en la fe, con su Pésaj. Es el paso de la muerte a la vida, de la esclavitud a la libertad. Cristo resucitó y da sentido a nuestra fe. Quiero enviarles un cordial saludo con la alegría que nos da justamente que Cristo venció con su muerte nuestra muerte y nos dio la vida para siempre", expresó el obispo en su mensaje oficial elegido por el gobierno libertario.
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Recientemente, Olivera participó juntó a Cecilia Pando, presidenta de la Asociación de Familiares y Amigos de Presos Políticos de Argentina (AFyAPPA)–, en un programa radial en el que afirmó que se viven “tiempos nuevos”, respecto a quienes defienden a los genocidas.
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“Siempre digo que hay militares que no se portaron bien y con esos hay que hacer justicia, pero no hacer venganza, que es lo que me parece (que pasa) con muchos de ellos al conocerlos o visitarlos. Creo que hay gente muy valiosa y muy buena, que la historia hay que mirarla en su tiempo y no sacarla de contexto”, afirmó el obispo en la entrevista.
“Hay muchísima gente que murió sin condena y, por lo tanto, inocente”, continuó mientras reclamaba que la justicia no se olvide de la misericordia. “Se los condenaba y se dicen terminologías terribles –genocidas, asesinos– cuando era gente muy joven que obedecía, y así están formados los militares”, enfatizó.
Fuerte mensaje de la Iglesia contra Milei: pidió por una jubilación "con dignidad"
En otro orden, en una señal directa al gobierno de Javier Milei y al conjunto de la dirigencia política, la Iglesia Católica argentina dedicó el tradicional lavado de pies del Jueves Santo a los jubilados, en un gesto de denuncia por la crítica situación social que atraviesan. En ese sentido, los organizadores reclamaron una jubilación con "dignidad".
La acción, impulsada por curas villeros y sacerdotes de barrios populares, contó con el respaldo del arzobispo de Buenos Aires, monseñor Jorge García Cuerva, y se replicó en templos de todo el país. “Queremos reconocer su dignidad, que tengan medicamentos y todo lo que necesitan”, expresaron los organizadores bajo el lema “A los pies de nuestros abuelos”.
En la parroquia Virgen Inmaculada de Villa Soldati, García Cuerva encabezó la celebración principal, acompañado por miembros de la Familia Grande Hogar de Cristo. En su mensaje, reclamaron una jubilación que permita “descansar con dignidad tras una vida de trabajo”, y citaron a referentes eclesiásticos como los arzobispos Ángel Sixto Rossi y Marcelo Colombo, y al papa Francisco.
Más temprano, el arzobispo porteño presidió la Misa Crismal en la Catedral Metropolitana, donde consagró el Santo Crisma, bendijo los óleos santos y encabezó la renovación de las promesas sacerdotales.
La celebración estuvo marcada por una peregrinación previa de sacerdotes desde la parroquia San Ignacio de Loyola hasta la Catedral, pasando por la Casa Rosada. “Démosle el dominio político al corazón”, pidió García Cuerva en su homilía, y reclamó mayor unidad frente a la “realidad compleja y desafiante” que atraviesa el país.
Con la catedral colmada y con la presencia de más de 400 personas, entre ellas religiosas, obispos y seminaristas, García Cuerva llamó a no dejar a nadie afuera: “Hoy es la hora de vivir nuestro ministerio sacerdotal anclados en Cristo, sin postergaciones ni excusas”. El arzobispo de Buenos Aires también agradeció al clero por su entrega y por la cercanía en su misión pastoral. La celebración concluyó con la bendición papal con indulgencia plenaria del Año Santo y un emotivo canto de la Salve Regina.