Crearon una lengua artificial para investigar la salud alimenticia

Científicos desarrollaron una lengua artificial para comprender y mejorar la salud alimenticia.

12 de mayo, 2025 | 18.01

Un grupo de científicos desarrolló una innovadora lengua artificial capaz de detectar el sabor dulce con una precisión superior a la del paladar humano, lo que representa un importante avance para la industria alimentaria y la salud pública.

Inspirado en la arquitectura de la lengua real, este sensor tridimensional reproduce las microestructuras de las papilas gustativas y permite medir de forma objetiva y consistente la intensidad del dulzor en diferentes compuestos.

Esta lengua artificial permitirá mejorar el comportamiento alimenticio de las personas.

La tecnología, presentada en la revista Advanced Functional Materials, no solo mejora la evaluación de azúcares y edulcorantes, sino que también se perfila como una herramienta crucial para diseñar productos con menos azúcar sin sacrificar sabor. Esto es clave en un contexto donde reducir el consumo de azúcar es prioritario por su impacto en enfermedades como la obesidad y la diabetes tipo 2.

Además, la lengua artificial podría facilitar la creación de nuevos edulcorantes más eficaces, superando los límites de los actuales, muchos de los cuales fueron descubiertos por accidente y no logran reducir el deseo de consumir azúcar. Según los investigadores del Instituto Zuckerman de la Universidad de Columbia, este avance permitirá comprender mejor la relación entre el sabor dulce y el comportamiento alimentario, abriendo nuevas vías tanto para la nutrición como para la salud mental.

No es el corazón: la ciencia descubrió con qué órgano amamos

¿Amamos con el corazón? Aunque solemos asociar el amor con el corazón, un reciente estudio sugiere que la respuesta es más compleja de lo que parece. Publicado en la revista "Cerebral Cortex" de la Universidad de Oxford, este análisis reveló de qué forma actúa el amor en el cuerpo humano y en que lugar reside nuestra capacidad de amar en todas sus formas y a distintas personas, lugares o conceptos.

Un grupo de investigadores de la Universidad de Aalto, en Finlandia, analizó la actividad cerebral de 55 adultos mediante resonancia magnética. A los participantes se les pidió que reflexionaran sobre seis tipos de amor: hacia los hijos, la pareja, los amigos, los extraños, las mascotas y la naturaleza. Por ejemplo, para el amor paternal, se les solicitó que recordaran el primer momento en que vieron a su bebé recién nacido. Entre estas reflexiones, se les presentaban situaciones más neutras, como recordar la sensación de cepillarse los dientes o mirar un autobús desde la ventana.

La ciencia confirmó que las personas no aman con el corazón.

Con qué órgano amamos: la respuesta de la ciencia

El estudio descubrió que el amor no está en el corazón, sino que distintas áreas del cerebro se activan dependiendo del tipo de amor, incluyendo los ganglios basales, la línea media frontal y la unión temporoparietal. Sin embargo, no todos los tipos de amor tienen el mismo impacto en la actividad cerebral.

¿Y cuál es el amor más poderoso según nuestro cerebro? El amor por los hijos resultó generar una respuesta mucho más intensa en comparación con otros. Este tipo de afecto activó de manera más profunda todas las áreas cerebrales relacionadas con el sentimiento. Según Pärttyli Rinne, investigador principal, aunque el amor por la pareja y los amigos también comparte muchas similitudes a nivel cerebral, ninguno logra igualar la intensidad del amor por los hijos. “Las áreas cerebrales asociadas al amor entre personas son muy similares, y diferencias radican sobre todo en la intensidad de la activación, que es mayor con los hijos, y algo mayor con la pareja que con los amigos”, apuntó Rinne en un comunicado.