Un avance científico argentino promete cambiar el futuro de la industria cervecera y, al mismo tiempo, mejorar la calidad del forraje para animales. Un equipo multidisciplinario de investigadores del CONICET logró introducir un gen proveniente del alga Ostreococcus tauri en la variedad de cebada Andreia, una de las más cultivadas en el país. El resultado es una planta con mayor contenido de almidón degradable, que facilita la fermentación y aumenta la eficiencia del malteado, paso clave para elaborar cerveza.
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Cómo surgió el proyecto de los investigadores del CONICET
El proyecto comenzó en el Centro de Estudios Fotosintéticos y Bioquímicos (CEFOBI, CONICET-UNR), donde se transfirió el gen OsttaSBE a Arabidopsis thaliana, planta modelo en genética. Allí se observó un incremento notable en el contenido de almidón y una reducción en el tamaño de los gránulos. A partir de ese hallazgo, la becaria doctoral del CONICET Amanda Rosario Gómez Ibarra se propuso llevar el experimento a un cultivo de interés agronómico: la cebada.
Para hacerlo posible se conformó un grupo interinstitucional liderado por María Victoria Busi (CEFOBI) y Hugo Permingeat (IICAR, CONICET-UNR), con la participación de científicos de la Plataforma Agrobiotec de la Facultad de Ciencias Agrarias y de la Facultad de Ciencias Bioquímicas y Farmacéuticas de la Universidad Nacional de Rosario. La Plataforma Agrobiotec fue clave, ya que permite cultivar plantas durante todo el año en condiciones controladas, algo fundamental al tratarse de un cereal de crecimiento invernal.
El equipo decidió trabajar con la variedad Andreia, propia de los campos argentinos, en lugar de la internacionalmente usada Golden Promise. “Para sorpresa nuestra, Andreia respondió mejor que Golden Promise”, destacó Permingeat. La investigación ya obtuvo reconocimiento internacional: en 2024 recibió un premio en el Congreso Internacional de Cebada por enfocarse en el mejoramiento industrial del cultivo, un área poco explorada.
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El método aplicado consistió en modificar el gen del alga para que se exprese solo en el endosperma del grano de la cebada. Luego, mediante una pistola génica, se logró introducir el gen en el genoma del cereal. Hasta ahora se han generado ocho eventos transgénicos independientes, de los cuales cinco presentan mayor contenido de almidón. Incluso se halló una línea transgénica homocigota, es decir, con capacidad de transmitir de forma estable la característica de una generación a otra.
Impacto en la cerveza y en la nutrición animal
“El almidón es fundamental para la producción de alcohol. Si podemos hacerlo más flexible, las levaduras fermentan más rápido y obtenemos una mejor cerveza, con tiempos de malteado más cortos y control de sabores”, explicó Busi. Pero los beneficios no terminan ahí: la misma característica que aumenta la disponibilidad de glucosa puede mejorar la calidad de los forrajes, generando más energía para el ganado y, por ende, más kilos de carne o litros de leche.
Aunque el camino para su uso comercial requiere la participación de un socio estratégico que adopte la tecnología, los investigadores del CONICET confían en que cada paso confirma sus hipótesis. Como resume Permingeat: “El verdadero éxito de esta investigación será que llegue al campo argentino”.
Este desarrollo no solo representa un salto para la industria cervecera, sino también una oportunidad para fortalecer la producción agropecuaria nacional.