Mucho cuidado si dormís en estas posiciones: puede ser señal de un gran estrés, según expertos

La posición en la que dormís puede revelar qué tan estresado estás, según expertos en el sueño.

20 de mayo, 2025 | 16.47

Los expertos en el sueño aseguran que la posición en la que dormimos está directamente relacionada con nuestros niveles de estrés. En esta era moderna, en la que casi todos vivimos acelerados a causa del trabajo, las obligaciones, la rutina y el ritmo urbano, el estrés es moneda corriente. Hay muchos factores que pueden revelar qué tan estresados estamos, y uno de ellos es cómo dormimos.

Una encuesta mundial reciente sobre el sueño realizada por Resmed descubrió que el estrés es el principal factor que interfiere con un buen descanso nocturno, y que además, la posición al dormir puede decir más de lo que imaginamos. “La postura que adoptás inconscientemente por la noche puede reflejar cómo está manejando tu sistema nervioso el estrés”, explica el Dr. Carlos Nunez, director médico de Resmed, en diálogo con Real Simple.

Los expertos señalan que posiciones como la posición fetal bien apretada, dormir boca abajo o con los puños cerrados pueden ser respuestas físicas inconscientes al estrés o al malestar emocional. Otras, como abrazar muy fuerte la almohada o moverse mucho durante la noche, pueden reflejar una necesidad de seguridad, de consuelo o una lucha interna por relajarse del todo.

Cuando estamos estresados, se producen síntomas como "aumento del ritmo cardíaco, de la respiración, de la presión arterial y tensión muscular”, dice Moshfegh. "Como resultado de estas sensaciones físicas y reacciones químicas —como el aumento del cortisol— puede ser difícil para el cuerpo relajarse", agrega la experta. Como consecuencia, adoptamos posiciones que nos hacen sentir protegidos.

"Una persona que abraza una almohada o se enrolla con fuerza puede estar intentando inconscientemente replicar la sensación calmante de presión y seguridad, comportamientos que se observan tanto en niños como en adultos bajo estrés. El cuerpo se comunica incluso mientras dormimos. Una postura tensa y encogida puede reflejar una mente bajo presión", precisa.

Cuánto hay que dormir según la ciencia y qué pasa si se excede el horario

Las recomendaciones varían según la edad, pero en general, los adultos deberían dormir entre siete y nueve horas por noche. Dormir más de ese rango, salvo en casos de recuperación por enfermedad o privación de sueño, puede ser un signo de trastornos como hipersomnia, apnea del sueño, depresión o simplemente un estilo de vida sedentario.

Dormir en exceso no solo significa perder horas de productividad, también puede estar vinculado a diversos problemas de salud. A continuación, un repaso por los principales efectos de pasar demasiado tiempo en la cama:

  • Cambios en el estado de ánimo: dormir más de lo habitual puede asociarse con un mayor riesgo de depresión y variaciones emocionales. Incluso, puede disminuir la motivación y el disfrute en actividades cotidianas.

  • Reducción del rendimiento cognitivo: aunque un buen descanso favorece la memoria y la concentración, dormir de más puede generar el efecto contrario. Se ha observado que la eficiencia mental puede disminuir tras exceder las siete u ocho horas de sueño.

  • Dolores de cabeza: el exceso de descanso puede alterar los niveles de serotonina en el cerebro, desencadenando migrañas o cefaleas, especialmente en personas propensas a estas molestias.

  • Somnolencia y fatiga diurna: paradójicamente, dormir de más puede dejarte con menos energía. Esta inercia del sueño puede hacer que la persona se sienta más cansada durante el día, lo que a su vez refuerza el ciclo de exceso de descanso.

  • Riesgo cardiovascular elevado: estudios recientes asocian el dormir más de ocho horas con un aumento en el riesgo de padecer enfermedades del corazón y accidentes cerebrovasculares, especialmente si este hábito se mantiene a largo plazo.

  • Mayor probabilidad de sobrepeso: el sedentarismo que implica pasar muchas horas acostado o durmiendo se relaciona con un aumento del índice de masa corporal. Dormir más de lo necesario puede afectar el metabolismo y reducir la quema de calorías.

  • Mayor riesgo de diabetes tipo 2: el descanso excesivo y poco reparador se asocia con un peor manejo de la glucosa y un mayor riesgo metabólico, especialmente si se combina con una dieta inadecuada y escasa actividad física.