En Villa Santa Rita, uno de los barrios más pequeños y discretos de la Ciudad de Buenos Aires, sobrevive un rincón que parece detenido en el tiempo y que recuerda a la Toscana italiana. Con apenas dos kilómetros cuadrados y que hasta hace unos meses no tenía plazas ni parques, este barrio encierra secretos urbanos que sorprenden a quienes se animan a recorrerlo. Uno de ellos es el pasaje Guillermo Enrique Granville, más conocido por los vecinos como “La Puñalada”.
Este pasaje peatonal mide apenas 60 metros, pero su encanto lo convierte en un lugar único. El camino empedrado, enmarcado por limoneros, higueras, damas de noche, palmeras y faroles antiguos, conduce a 14 casas bajas construidas a comienzos del siglo XX, en su mayoría por inmigrantes italianos. Las glorietas cubiertas de enredaderas y las rejas de hierro completan una postal pintoresca que invita a detenerse a contemplar.
¿Dónde está el pasaje Granville?
El pasaje se encuentra dentro de la manzana delimitada por las calles Cuenca, Campana, Álvarez Jonte y Julio Dantas, otro pequeño pasaje empedrado del barrio. Su valor histórico y arquitectónico hizo que fuera declarado “sitio de interés turístico” en la ciudad. Por sus dimensiones reducidas, son pocas las propiedades disponibles y, en caso de aparecer alguna, el precio promedio ronda los u$s 2035 por metro cuadrado.
La identidad de Granville no solo está marcada por su estética, sino también por la resistencia de los vecinos. En 2011, un grupo autoconvocado logró detener la construcción de tres torres que amenazaban con modificar de manera irreversible el paisaje del pasaje. En 2018, realizaron una procesión simbólica a modo de “velorio” para protestar contra nuevos proyectos inmobiliarios que ponían en riesgo el carácter del lugar.
Más allá de la defensa colectiva, también existen tradiciones que refuerzan el sentido de pertenencia. Cada 8 de diciembre, los vecinos sacan luces y adornos navideños para decorar un único arbolito que colocan en un cantero central. Además, el pasaje guarda un secreto muy particular: una pequeña biblioteca al paso con la consigna “Llevate uno y dejá otro”, donde cualquiera puede intercambiar libros.
¿Cuál es el origen del nombre del paisaje?
El nombre del pasaje homenajea al marino inglés Guillermo Enrique Granville, quien luchó en la Guerra de la Independencia Argentina y en la Guerra del Brasil. Una herida grave le costó la amputación de un brazo y finalmente la vida, en 1836. Su legado fue tan significativo que la Armada Argentina bautizó en su honor a dos de sus buques.