Con un falso discurso de libertad y/o empoderamiento, mujeres jóvenes y generalmente de bajos recursos son engañadas con la esperanza de tener ‘mucha plata fácil y rápido’ a través de las plataformas virtuales. Comienzan pidiéndoles fotos donde no son reconocibles y la exposición es mínima (imágenes de pies, por ejemplo), pero luego las endeudan en dólares si no cumplen con ciertas exigencias y terminan ‘trabajando’ entre 12 y 15 horas diarias, mientras personas de todas partes del mundo pagan para verlas sufrir todo tipo de vejámenes en vivo. Por primera vez, una sentencia responsabilizó a plataformas digitales por trata de personas con fines de explotación sexual que marca un precedente, al darle una pena de 25 años para los implicados.
El avance de la tecnología y de las monedas virtuales generó también el crecimiento de otras formas de violencia sexual. Esta virtualidad dificulta que quede claro en la justicia que los hechos tienen que ser catalogados como explotación sexual o trata, ya que físicamente las personas que ‘pagan’ por verlos, nunca estan presentes en la habitación donde son filmados/transmitidos. Los ‘usuarios’ de estas plataformas pueden tomar ciertas ‘decisiones’ sobre los cuerpos de las víctimas: durante las jornadas en que están expuestas a estas violencias, ellas mantienen posiciones con objetos introducidos en sus cuerpos que vibran según las compras de ‘token’ (la moneda utilizada) que realicen esos ‘usuarios’. Las consecuencias de todos estos maltratos son dolores en las articulaciones, por tener que mantener las posturas por tanto tiempo, fisuras anales o desgarros vaginales, por la intensidad en la vibración y la permanencia de esos objetos, y daños psicológicos, en algunos casos, irreversibles.
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El proceso de investigación empezó cuando, en el año 2020, Margarita Meira (fundadora de la ‘Asociación Madres Víctimas de Trata’-MVT) rescató a una joven de 22 años de un departamento ubicado en la avenida Santa Fe (CABA). Cuando la víctima ingresa a la Asociación, cuenta todos sus padecimientos y es ahí donde Meira y la abogada de MVT comienzan a conocer qué era la explotación sexual a través de las plataformas virtuales: “Empezamos a tomar conocimiento de cierta terminología relacionada con estas nuevas tecnologías que nosotros desconocíamos”, comenta a El Destape Marcela Cano, coordinadora del área de legales de Madres Víctimas de Trata.
La joven dijo que tenía que ser expuesta durante más de 12 o 15 horas ante una cámara y un monitor, que era visualizado por diferentes usuarios a través de distintos lugares del mundo con objetos, introducidos en su cuerpo, vía anal o vaginal, que vibraban constantemente. A través del testimonio de ella, MVT le hizo llegar el caso a la justicia, el debate empezó en el 2024 y terminó este año, y se llegó a un fallo que incluyó el término de ‘tortura’, ya que se pudo visualizar que esa explotación había sido torturante, de manera física y psicológica.
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En la decisión judicial histórica se tuvo en cuenta que la violencia sexual le generó a la víctima lesiones físicas constatadas por profesionales de la salud y expresadas en la sentencia que responsabilizó a las plataformas y dictó una pena de 25 años para uno de los implicados. Además, durante la investigación descubrieron contratos laborales, aparentemente legales, redactados por abogados porteños, que encubrían la explotación sexual.
El rescate de esta víctima dio coraje a 12 ‘modelos webcam’ que denunciaron una situación con las mismas características: trata de personas a través de las plataformas virtuales, en un caso que tenía otros imputados. Todavía ese debate oral no tuvo lugar pero “entendemos que este antecedente que ya pudimos lograr va a ser muy importante para ese debate oral y otros futuros”, subraya Cano.
Según el INDEC, el 31,7% de los y las argentinos/as se encuentran bajo la línea de pobreza y, como informa ONU Mujeres, la brecha de pobreza entre varones y mujeres es de casi 10 puntos entre los 25 y 44 años. Asimismo, 8 de cada 10 hogares monoparentales está a cargo de una mujer, como especifíca un informe del Observatorio del Desarrollo Humano de la Universidad Austral. Además, la abogada feminista y especialista en temas de familia, Tamara Bazares, constató que 7 de cada 10 padres no cumplen con la cuota alimentaria. Teniendo en cuenta esto y la situación económica actual, no es de sorprender que mujeres jóvenes elijan como alternativa ‘vender’ este tipo de contenido en plataformas para generar un ingreso económico rápido, fácil y abundante.
El problema es lo que no les dicen cuando comienzan a hacerlo: a medida que van pasando los días la plataforma solicita un cumplimiento de cantidad de contenido, cantidad de horas y cada vez más sexo explícito. Empiezan con una captación donde solamente tienen que mostrar o sugerir eróticamente o sexualmente ciertas partes de su cuerpo y después terminan realizando contenido que no están convencidas de hacerlo porque la misma plataforma las sanciona monetariamente. Entonces, si un ‘modelo’ no puede cumplir con la generación de contenido, tiene una ‘multa’ que oscila entre los 20 y 1000 dólares. Por lo tanto, si la víctima estipula tener un ingreso semanal de 1000 dólares, pero, por ejemplo, está menstruando y no puede realizar el contenido durante varios días, genera una deuda de a veces 3.000 dólares: “Ahí está la explotación; están todos los condimentos de la trata de personas”, puntualiza Cano.
Según informa ‘Reuters’, las plataformas virtuales de contenido erótico están valuadas en 8.000 milloones de dólares cada una, existen cientos de ellas y surgen más a diario, aunque van cerrando con el correr del tiempo. Por otra parte, y a modo de ejemplo, en Estados Unidos la industria del cine porno mueve entre 10.000 millones y 14.000 millones de dólares por año. Datos que hacen imposible imaginar la extinción de este tipo de contenido, como así también del uso de estas plataformas para la trata de personas virtual: “Existe porque hay consumidores y las plataformas son proxenetas porque el lucro que tienen es multimillonario”, denuncia Cano.
Vale tener en cuenta que un informe publicado por la ONG ‘Save the Children’ determinó que 9 de cada 10 adolescentes están constantemente conectados y un tercio sabe cómo evitar los controles parentales. Alarmante, sabiendo que las víctimas que rescata ‘‘Madres Víctimas de Trata’ son cada vez más jóvenes, de entre 14 y 20 años. El interrogante es cómo evitar caer en este tipo de ‘estafas’. La abogada de MVT propone algo de lo que mucho se habla pero poco se implementa: “Hay que hacer mucha prevención a través de la educación, desde el jardín de infantes hasta las universidades. No se habla de esto, hay un temor, un desconocimiento o un interés en que no se prevenga a nuestros niños, jóvenes, adolescentes de este flagelo que cada vez avanza más y que tiene en estos momentos un elemento crucial, que es la tecnología. Nuestros jóvenes de hoy están encarcelados en las redes porque es cool ser parte de las redes. Y esto tiene su pro y su contra”.