Empezó siendo un puesto callejero y terminó haciendo la pizza favorita de Frank Sinatra: Angelín, la pizzería de Villa Crespo de 1938

Nació como un puesto callejero en los años 30, creada por un inmigrante italiano que vendía pizzas sin queso en las canchas. Casi un siglo después, Angelín sigue en manos de la misma familia y conserva el horno a leña original.

14 de octubre, 2025 | 23.14

Poco se sabe de la vida de Angelín —de quien ni siquiera se conoce el apellido— aunque sí lo suficiente para afirmar que fue el artífice de la famosa pizza canchera. Se pudo reconstruir que fue un inmigrante italiano que llegó a la Argentina entre la Primera y la Segunda Guerra Mundial, que era panadero y que comenzó elaborando pizzas con salsa de tomate bien condimentada y sin queso —un ingrediente que era muy caro para esa época—. Las apilaba frías y las llevaba en bicicleta para venderlas en las puertas de las canchas de Boca, Atlanta y Huracán, donde improvisaba un puestito callejero.

Con el tiempo se ganó cierta fama y una clientela fiel, y en 1936 instaló su pequeño puesto de pizzas en Córdoba y Godoy Cruz, en el límite entre los barrios porteños de Villa Crespo y Palermo. Dos años más tarde, compró la propiedad contigua, en Avenida Córdoba 5270, que fue ampliando con el tiempo y donde funciona la pizzería hasta el día de hoy.

Uno de sus primeros empleados fue Oscar Pintos, un chico que se había criado en un orfanato ubicado a pocos metros del negocio. Angelín lo contrató como bachero y, con el tiempo, lo llevó a la cocina, donde aprendió el oficio de pizzero y todos los secretos de la auténtica pizza canchera.

Años más tarde, tras la muerte de Angelín, el negocio quedó en manos de Oscar, quien desarrolló la marca y profesionalizó el negocio durante las décadas siguientes.

El hijo de Oscar, Gustavo, se sumó a la pizzería en la década del 90, y juntos llevaron adelante el negocio por unos cuantos años. Cuando Oscar ya no pudo continuar trabajando, se sumaron al negocio Ramiro y Lucas, hijos de Gustavo. A partir de 2017 terminaron de tomar la posta y se convirtieron en la cuarta generación al frente del clásico local porteño. “En mi familia todos sabemos hacer pizza. Yo me crie acá. Hay empleados que me conocen desde que nací. De chico, cuando no tenían con quién dejarme, me traían al local a jugar con la harina”, dice Ramiro en diálogo con El Destape.

La pizza que eligió Frank Sinatra

La pizzería ya era muy conocida en el barrio, pero un episodio particular le dio un nuevo impulso. Oscar era amigo de la familia Ortega y, cuando en 1981 “Palito” trajo a Frank Sinatra a la Argentina para cantar en el Luna Park, le envió al hotel unas pizzas de Angelín.

“En un principio la historia quedó ahí, pero a la semana llegó una foto autografiada por Sinatra. Más adelante, Palito le trajo otra donde decía que nuestras pizzas eran las mejores”, recuerda Ramiro. Aquello fue un impulso enorme para la fama del local.

Además de la familia Ortega, la pizzería fue y sigue siendo un punto de encuentro de músicos, políticos y deportistas. “Mi abuelo me contaba que Charly García venía seguido. Mi papá era amigo de sus músicos y de los Ratones Paranoicos, porque había un estudio de grabación acá a la vuelta. Salían de grabar y venían directo a comer”, cuenta Ramiro.

La situación económica actual

Ramiro admite que actualmente se siente la crisis y que es notoria la baja del turismo. “Nosotros igual zafamos, porque la pizza sigue siendo un producto barato. Por 23 mil pesos comen 3 personas, no hay comparación con comer en una parrilla”, resalta. En ese sentido, sostiene que en épocas como esta, la pizza resulta elegida porque es “barata” pero cuando no hay crisis la pizza es elegida igual.

“Una vez me preguntaron cuál es el secreto para sobrellevar todos los gobiernos y todas las crisis. Y la verdad es que no hay un secreto. Intento hacer el producto igual, y continuar lo que me enseñó mi abuelo. Tenemos clientes que vienen con sus hijos y que a su vez ellos venían con sus abuelos y la idea es que vengan y se encuentren con la misma pizza que comían cuando eran chicos, que se mantenga igual de bien. Hay pizzerías en las que los maestros pizzeros van a la mañana, amasan las 22 pizzas y después el resto de los empleados las van poniendo en el horno durante el día. Pero nosotros no hacemos eso. Además tenemos un horno a leña que hoy en día casi nadie tiene, y es el mismo desde hace 80 años”, asegura.

Una tradición que no se apaga

En Angelín existen 16 tipos de pizza. Las más pedidas son la fugazzeta rellena, la de muzarella y la canchera. También ofrecen empanadas fritas y tarta de ricota, con la misma receta de hace más de 50 años.

El local abre de martes a domingos, de 12 a 16 y de 18 a 1 de la mañana. “Los martes y miércoles son más tranquilos, los domingos hay más delivery y, después de los partidos o los recitales, esto explota. Los días que juega Boca no hay forma de conseguir mesa: podemos sacar más de 300 pizzas en un solo día”, asegura Ramiro.

Noviembre y diciembre son los meses más movidos, con muchas reservas grandes. “Ayuda el clima y el hecho de que estamos en una zona con muchos boliches, como Niceto. Siempre hay movimiento.”

“La pizzería me atraviesa. De chico no creía que iba a dedicarme a la pizzería pero el hecho de ver todo el esfuerzo de mi abuelo y mi papá me fueron llevando. El negocio siempre funcionó bien, pero el verdadero reconocimiento lo dan los años, la constancia y mantener el prestigio de la pizza”, concluye Ramiro, mientras en la cocina se sigue amasando la misma receta que hace casi un siglo.