Quiénes eran Adriana y Cecilia, las hijas de Ricardo Barreda

El caso de Ricardo Barreda sigue siendo uno de los episodios más impactantes de la historia criminal argentina.

25 de septiembre, 2025 | 12.23

El caso de Ricardo Barreda conmocionó a la sociedad argentina en la década de los '90 y se convirtió en uno de los femicidios más recordados del país. El odontólogo platense asesinó a su esposa, a su suegra y a sus dos hijas en un crimen que aún genera interés y debate. Las hijas de Ricardo Barreda formaban parte de esa trágica historia, que marcó un antes y un después en la crónica policial.

El contexto del crimen de Ricardo Barreda

El 15 de noviembre de 1992, en la casona familiar ubicada en la ciudad de La Plata, Barreda ejecutó el cuádruple crimen que lo convirtió en uno de los asesinos más nombrados de la historia reciente. Ese día murieron su suegra Elena Arreche, de 86 años; su esposa, Gladys McDonald, de 57; y sus hijas, de 24 y 26 años.

El odontólogo explicó en su declaración que las mujeres de su familia lo humillaban y lo trataban con desprecio. Según él, el detonante habría sido una discusión en la que lo descalificaron, aunque con los años la teoría de la emoción violenta fue reemplazada por la hipótesis de una planificación previa. A esto se sumó la revelación de sus múltiples amantes, lo que reforzó la idea de que estaba a punto de ser expulsado de su hogar.

Ricardo Barreda asesinó a sus dos hijas, su esposa y su suegra.

Quiénes eran Adriana y Cecilia, las hijas de Ricardo Barreda

Las hijas de Ricardo Barreda se llamaban Adriana y Cecilia. Tenían 26 y 24 años al momento del crimen. Sus vidas quedaron marcadas por la violencia de un padre y esposo que, lejos de cuidarlas, terminó convirtiéndose en su asesino.

De ellas se conoció poco públicamente, ya que la atención siempre estuvo puesta en la figura de Barreda y en el proceso judicial que siguió. Sin embargo, amigas de Adriana y Cecilia revelaron detalles sobre cómo era la relación con su padre. Lo describieron como “baboso y mano larga”, una muestra más de la hostilidad y el desprecio con los que convivían en aquella casa de La Plata.

Un entorno familiar conflictivo y marcado por la violencia

Los testimonios de allegados a Adriana y Cecilia dieron cuenta de un ambiente cargado de tensiones. En la vivienda de la calle 48 entre 11 y 12, las discusiones eran frecuentes y el clima de maltrato permanente. Lejos de ser un hombre dominado por las circunstancias, Barreda mantenía una vida paralela. En el momento de los femicidios tenía al menos seis amantes.

El caso Barreda se convirtió en un emblema de la violencia de género y sigue presente en la memoria colectiva argentina.

Entre ellas se encontraba “Pirucha”, una vidente que, según él, le advirtió que las mujeres de su familia planeaban matarlo. También mantenía vínculos con otras mujeres, una de las cuales lo acompañó esa misma noche en un hotel alojamiento. Este panorama reforzó la percepción de que Barreda no actuó por impulso, sino que había tomado una decisión deliberada que cambió para siempre la historia de su familia.

El recuerdo de un caso que marcó a la Argentina

El cuádruple crimen de La Plata se convirtió en un emblema de la violencia de género en la Argentina. Las víctimas, entre ellas las hijas de Ricardo Barreda, quedaron como símbolos de una tragedia que puso en evidencia el odio que el odontólogo sentía hacia las mujeres.

La brutalidad del hecho, sumada a las versiones contradictorias del asesino y a los detalles de su vida privada, mantuvo el caso en la memoria colectiva. A más de tres décadas de lo ocurrido, Adriana y Cecilia siguen siendo recordadas como las jóvenes que perdieron la vida en un episodio que expuso la violencia familiar en su forma más extrema.