En tiempos donde el bienestar emocional se volvió prioridad, los suplementos naturales ganan terreno como aliados del equilibrio diario. Entre ellos, la ashwagandha (Withania somnifera), también conocida como ginseng indio o cereza de invierno, se impuso como una de las grandes tendencias de los últimos años. Originaria de la medicina ayurvédica india, esta planta se usa desde hace más de tres mil años para fortalecer el cuerpo y la mente.
En Occidente, su popularidad creció al ritmo de la cultura del autocuidado y las recomendaciones virales en redes sociales. Hoy puede encontrarse en cápsulas, polvos, infusiones y bebidas saludables combinadas con otros adaptógenos. Se promociona como un suplemento capaz de reducir el estrés, mejorar el sueño y aumentar la energía, aunque la ciencia aún mantiene cierta cautela.
Una revisión publicada en 2025 analizó nueve ensayos clínicos con más de 550 participantes y observó una disminución leve pero significativa del cortisol, la hormona del estrés, junto con una mejor calidad del sueño en adultos con insomnio leve. Otro estudio con 150 personas indicó que 120 mg diarios del extracto estandarizado mejoraban el descanso nocturno tras seis semanas de consumo.
Sin embargo, los especialistas advierten que la mayoría de estas investigaciones son de corta duración, con muestras pequeñas y sin doble ciego, lo que limita la solidez de las conclusiones. Según los Institutos Nacionales de la Salud (NIH) de Estados Unidos, “la evidencia no es suficiente para afirmar que funcione como tratamiento general contra la ansiedad o el estrés”.
Los posibles efectos secundarios
Entre los efectos adversos más comunes se reportan malestar gastrointestinal, somnolencia y apatía o anhedonia (pérdida de interés o placer). También puede interactuar con medicamentos y está contraindicada durante el embarazo o en personas con hipertiroidismo.
Más allá de las advertencias, la ashwagandha se convirtió en un símbolo del bienestar moderno. Muchos la incorporan como un ritual diario mezclada con leche vegetal, en batidos o en infusiones nocturnas. Pero los expertos insisten en que “natural no siempre significa inocuo”. A diferencia de los medicamentos, los suplementos alimentarios no pasan por ensayos clínicos exhaustivos ni regulaciones estrictas antes de llegar al mercado.
Antes de incorporar ashwagandha o cualquier otro adaptógeno, los especialistas recomiendan consultar con un médico o nutricionista, especialmente si se toman otros fármacos o existen trastornos hormonales. Además, recuerdan que la terapia cognitivo-conductual, el ejercicio físico regular y la higiene del sueño son estrategias con eficacia comprobada para reducir la ansiedad y mejorar el descanso.
