El doctor Alejandro Meretta, jefe de Cardiología Nuclear en el ICBA Instituto Cardiovascular, se refirió a la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), poniendo especial atención en su vínculo con el tabaquismo y el impacto que tiene en los sectores más vulnerables.
El especialista advirtió que la conocida como “tos del fumador” no es un simple síntoma sino un indicio de daño pulmonar real: “La llamada ‘tos del fumador’ ya es un signo de daño pulmonar real. No hay que subestimarla. Lo roto no se puede curar, pero se puede evitar que la destrucción progrese”, señaló Meretta.
Recordando que la conmemoración del Día Mundial de la EPOC es la semana próxima, Meretta destacó que esta enfermedad afecta entre el 15% y el 20% de la población mayor de 40 años, siendo mucho más común de lo que se piensa y con una alta carga social y sanitaria.
La EPOC se origina principalmente por la exposición prolongada al humo del tabaco, aunque también la biomasa —producida por leña, carbón o contaminación ambiental— contribuye a su desarrollo. Sin embargo, el tabaco sigue siendo el principal enemigo, explicó el cardiólogo.
“Fumar desde edades tempranas y durante mucho tiempo genera una inflamación constante en el pulmón que finalmente destruye las zonas donde se produce el intercambio gaseoso”, detalló Meretta, desmintiendo el mito de que la tos del fumador es una molestia pasajera: “Cuando aparece, implica que la enfermedad ya avanzó”.
El pulmón está diseñado para funcionar como un engranaje perfecto, pero la inflamación causada por el humo o la contaminación provoca una auto-lesión del organismo, que pierde elasticidad. Esto se traduce en el característico “tórax inflado” de los fumadores, resultado de la dificultad para expandir y contraer los pulmones.
Meretta insistió en la importancia de que incluso quienes fuman sin síntomas consulten de forma preventiva, ya que la EPOC suele diagnosticarse tarde y los mecanismos de reparación pulmonar son limitados.
Tratamiento para el EPOC
El tratamiento actual se basa en dos pilares fundamentales: dejar de fumar para eliminar el daño y utilizar la farmacología avanzada, que incluye broncodilatadores de acción prolongada y antimuscarínicos. Además, se recomienda evitar infecciones respiratorias y realizar rehabilitación pulmonar. El uso de corticoides inhalados es limitado y solo se indica en casos de exacerbación.
Sin tratamiento ni cambios, la capacidad pulmonar disminuye, pudiendo provocar insuficiencia respiratoria y afectar el corazón derecho, desarrollándose el llamado “cor pulmonar”, una insuficiencia cardíaca que agrava el cuadro clínico.
¿Por qué afecta más a los pobres?
La enfermedad afecta más a las clases medias y bajas por su mayor exposición a biomasa y las dificultades para acceder a controles preventivos. La pobreza y la desigualdad aumentan los riesgos, dificultan el diagnóstico temprano y empeoran el pronóstico, remarcó Meretta.
Por eso, es crucial fortalecer políticas de prevención, realizar campañas informativas y garantizar el acceso al diagnóstico oportuno. Detectar la EPOC a tiempo permite frenar su avance y mejorar la calidad de vida de quienes la padecen.
La EPOC se caracteriza por una limitación crónica del flujo aéreo y se manifiesta con cuatro síntomas principales, entre ellos la tos persistente y dificultad para respirar, que no deben ignorarse bajo ningún punto de vista.
Este llamado a la acción busca generar conciencia sobre una enfermedad silenciosa pero con un gran impacto social, que requiere compromiso y medidas en todos los niveles para prevenirla, detectarla y tratarla eficazmente.
