La enfermedad silenciosa que afecta y alerta a 50 millones de personas según la OMS

En Argentina hay un crecimiento de los casos confirmados, lo que confirma la persistencia de la infección y el avance en la detección temprana.

08 de octubre, 2025 | 18.53

Para la Organización Mundial de la Salud (OMS) son más de 50 millones las personas que viven con hepatitis C en el mundo. En nuestro país, las estadísticas también muestran un aumento significativo en los casos confirmados. Ahora bien, ¿por qué se la llama "la enfermedad silenciosa"?

Si bien los números de personas con hepatitis C en el mundo son desorbitantes, muchos de ellos no saben que la padecen. El crecimiento de los casos confirmados demuestra la persistencia de la infección, pero también el avance en la detección temprana a través de campañas de salud pública y del acceso a tests.

La enfermedad silenciosa

El especialista en hepatología y trasplante hepático Nicolás Adriel Domínguez habló de la hepatitis C, de sus tratamientos, del proceso de diagnóstico y de los cuidados preventivos para llegar a tiempo a tratarla.

“La hepatitis C es una enfermedad causada por un virus hepatotropo, es decir, con afinidad por las células hepáticas, que infecta estas células y va generando daño lento y progresivo”, explicó el Dr. Domínguez y agregó: “Se la considera 'silenciosa' porque no da síntomas evidentes durante años; el paciente puede no notar nada hasta que el daño esté muy avanzado”.

Sobre las formas de contagio, el doctor expresó: “Las principales vías de transmisión son por contacto con sangre contaminada: compartir maquinillas de afeitar, cepillos de dientes, uso de material inyectable compartido. También puede darse por accidentes ocupacionales, como el personal de salud que se pincha con agujas”.

“Un mito frecuente es creer que se contagia por besos, abrazos o contacto físico casual. No es así. Otro error de concepto es pensar que se transmite por transfusiones de sangre; hoy los bancos de sangre tienen controles muy estrictos, y eso prácticamente ya no ocurre”, refutó el especialista y agregó: “Algunos creen que sólo quienes usan drogas intravenosas están en riesgo, pero no es exclusivo de ese grupo; cualquier exposición a sangre contaminada implica riesgo”.

Diagnóstico y tratamientos

“El primer paso es hacer un test serológico (ELISA). Si da positivo, se realiza una prueba molecular (PCR) para confirmación”, reveló el doctor sobre el proceder del diagnóstico y enfatizó: “Las guías internacionales recomiendan que todas las personas se realicen al menos una vez este screening".

Los grupos con mayor riesgo, que son "los trabajadores de la salud, las personas que usan drogas intravenosas, quienes viven en cárceles, o pacientes en hemodiálisis, deben hacerse controles más frecuentes, incluso anualmente”, dijo Dominguez. “Hoy contamos con antivirales de acción directa orales, con tratamientos de dos o tres meses según el caso”, agregó.

Son fármacos bien tolerados, sin efectos adversos severos, y con una tasa de curación superior al 98 % en pacientes sin cirrosis. Incluso en quienes ya tienen daño hepático significativo, la tasa de curación supera el 90 %”, dijo el doctor y explicó que “las obras sociales en la Argentina están obligadas a cubrir estos tratamientos, lo que hace que esta enfermedad deje de ser una condena y pase a ser una condición tratable con éxito”.