La salud física es crucial para el bienestar del cuerpo y una especialista en este tema brindó una serie de recomendaciones para poder llevar adelante una buena rutina. La misma consta de un detalle particular: caminar sobre pasto con los pies descalzos.
Caminar descalzo por la hierba o la arena no solo es una sensación placentera: también es una práctica con fundamentos científicos. Conocida como grounding o earthing, esta técnica ancestral consiste en mantener contacto directo con la tierra para liberar energía electrostática acumulada y absorber electrones cargados negativamente. El resultado genera efectos positivos: más vitalidad, mejor estado de ánimo y una profunda conexión con la naturaleza.
Estudios como el publicado en Journal of Environmental and Public Health en 2012 revelan que el grounding reduce los niveles de cortisol, la hormona del estrés, y disminuye la inflamación en el cuerpo. En un mundo acelerado, hiperconectado y lleno de estímulos, esta práctica actúa como un "cable a tierra" físico y emocional.
La propuesta es simple: realizar una serie de ejercicios suaves al aire libre, con los pies descalzos sobre césped, tierra o arena. Esta rutina combina fortalecimiento muscular, estiramientos y estabilidad articular, y puede hacerse tres veces por semana o cuando se sienta la necesidad de soltar tensiones. Como complemento, se comprobó que ayuda a estabilizar el sistema nervioso autónomo, facilitando el sueño y disminuyendo la ansiedad, según un estudio publicado en Explore en 2020.
Con apenas 15 o 20 minutos por sesión, se notará mejoras en tu flexibilidad, circulación, conciencia corporal y estabilidad mental. No se trata solo de hacer ejercicio, sino de hacerlo en conexión directa con el entorno, generando una experiencia física, mental y espiritual más rica y completa.
Los cuatro ejercicios clave del grounding
Sentadilla profunda
Colocá los pies al ancho de caderas y bajá en una sentadilla profunda, con los talones bien apoyados. Mantené el pecho erguido y las manos juntas al frente. "Mejora la movilidad de las caderas, rodillas y tobillos y ayuda a prevenir problemas lumbares", indicó la coach Susana Pacheco, especialista en bienestar.
Zancada lateral
Desde la posición de pie, da un paso amplio hacia un lado, flexionando esa rodilla y dejando la otra pierna extendida. Volvé al centro y cambiá de lado. Fortalece los músculos de las piernas y favorece el equilibrio y la estabilidad, lo que permite reconectar con el suelo y ganar confianza.
Puente de glúteos
Acostate boca arriba, con las rodillas flexionadas. Elevá la pelvis apretando los glúteos, sostené dos segundos y bajá. Repetí de 12 a 15 veces. Fortalece los glúteos, la espalda baja y los músculos isquiotibiales, estabilizando la zona lumbar y reforzando el contacto con el suelo.
Plancha
Ubicate en posición de plancha, con los codos apoyados y el cuerpo alineado. Activá el abdomen y mantené de 20 a 30 segundos. Fortalece el core y promueve una estabilidad profunda, además de reforzar el vínculo físico y energético con la tierra.