Cada vez más personas enfrentan dificultades para dormir, incluso con todas las terapias y aplicaciones que existen. En este marco, resurgen métodos alternativos que llaman la atención de los profesionales de la salud mental. Uno de los más recientes es el “truco del ascensor”, una técnica de visualización que propuso el psicólogo estadounidense Jeffrey Bernstein.
En una charla con la revista GQ, Bernstein describió cómo este ejercicio mental puede ser de gran ayuda para aquellos que sufren de insomnio leve o tienen problemas ocasionales para conciliar el sueño. La técnica consiste en cerrar los ojos e imaginarse dentro de un ascensor. En esta visualización, la persona es testigo de cómo se cierran las puertas y comienza un descenso suave; cada piso que se atraviesa simboliza un paso hacia un estado más profundo de relajación.
Según Bernstein, este descenso simbólico se relaciona con procesos fisiológicos que suceden cuando el sistema nervioso baja su actividad. El ritmo del corazón disminuye, los músculos se relajan y la mente se aleja del estado de alerta. Al enfocarse en esta imagen concreta, el cerebro se deshace de las preocupaciones cotidianas y crea un ambiente propicio para el descanso.
Para potenciar la eficacia de esta práctica para dormir, el ejercicio permite incorporar una frase motivacional. Mientras baja en el ascensor, se puede repetir mentalmente: “Cualquier pensamiento que estuviera dando vueltas en mi mente puede esperar a mañana”. Esta afirmación ayuda a quienes se sienten atrapados en sus rumiaciones, dándoles una pausa temporal de sus inquietudes.
La clave del "truco del ascensor" para descansar mejor
Vale aclarar que este truco no reemplaza el tratamiento médico para quienes sufren de insomnio crónico, pero ofrece una herramienta práctica que se puede incluir en la rutina nocturna. No se requieren dispositivos electrónicos ni condiciones especiales; se puede practicar en la cama, en un espacio tranquilo, con las luces apagadas.
Los especialistas en terapias de relajación valoran estos ejercicios de visualización ya que, a diferencia de otros métodos que pueden generar dependencia, fomentan un recurso interno. Esto otorga mayor autonomía al individuo en su camino hacia un mejor descanso. El enfoque gradual del “truco del ascensor” genera una sensación de descenso paulatino, lo que contrasta con las estrategias que obligan a desconectarse abruptamente del entorno.
Bernstein recomendó mantener esta práctica cada noche para familiarizarse con el proceso y convertirlo en un ritual. Cuanto más se repite, más efectivo se vuelve, sin depender de la sugestión, sino adaptándose a las necesidades de cada persona.