Cómo era y quién creó el primer auto eléctrico de la historia

Conocé la historia del primer auto eléctrico. Quién lo creó y qué origen tiene.

30 de abril, 2025 | 18.25

Los autos eléctricos no son una invención reciente, aunque su popularidad se haya disparado en los últimos años. Mucho antes de Tesla, incluso antes del motor a combustión, existieron modelos propulsados por energía eléctrica que sentaron las bases de lo que hoy consideramos una revolución sustentable.

La historia del primer auto eléctrico está llena de nombres pioneros, desarrollos experimentales y avances tecnológicos que, con el tiempo, fueron olvidados por la industria automotriz masiva.

De dónde viene el primer auto eléctrico: qué se sabe de su historia

La autoría del primer coche eléctrico se disputa entre varios inventores del siglo XIX. Entre ellos, se destaca el húngaro Ányos Jedlik, quien en 1828 diseñó un pequeño vehículo movido por un motor eléctrico propio. A este experimento le siguieron los del herrero estadounidense Thomas Davenport, en 1834, y del profesor holandés Sibrandus Stratingh, quien, junto a su asistente Christopher Becker, construyó un modelo a escala alimentado por celdas no recargables.

Sin embargo, la mayoría de los historiadores coinciden en que el escocés Robert Anderson fue el primero en construir un verdadero coche eléctrico hacia 1832 o 1839, basado en un carruaje que funcionaba con celdas eléctricas.

Aquel rudimentario vehículo de Anderson fue impulsado por la inspiración que le dieron los ensayos anteriores, pero recién décadas después, con la invención de las baterías recargables en los años 1880, se lograron avances significativos. En 1881, el francés Gustave Trouvé exhibió un triciclo eléctrico en la Exposición Internacional de París, y en 1899, Camille Jenatzy alcanzó un récord mundial de velocidad con su automóvil eléctrico “La Jamais Contente”, al llegar a los 105 km/h.

Quién creó el auto eléctrico.

Estos primeros modelos eran silenciosos, más limpios y fáciles de manejar en comparación con los autos a vapor o a combustión, lo que los hizo especialmente populares entre las clases altas y las mujeres, quienes evitaban el uso de la manivela de arranque.

Durante los primeros años del siglo XX, el futuro del transporte parecía inclinarse hacia los coches eléctricos. Thomas Edison contribuyó al desarrollo con baterías de níquel-hierro que brindaban más autonomía. Algunos modelos ya superaban los 130 km/h. No obstante, la aparición del “método Ford”, con su producción en masa y la baja de costos, cambió el rumbo. El auto a gasolina se volvió más accesible y práctico. A esto se sumó la expansión de la red de petróleo y la falta de infraestructura eléctrica, factores que relegaron al coche eléctrico durante décadas.

Fue recién en los años setenta, en plena crisis del petróleo, cuando el auto eléctrico tuvo un primer regreso, aunque sin demasiado éxito. Hoy, la urgencia por frenar el cambio climático y reducir la contaminación urbana volvió a poner a estos vehículos en el centro de la escena. A más de 190 años del prototipo de Jedlik, la industria retoma aquel camino interrumpido, impulsada esta vez por la necesidad de un transporte más sostenible y eficiente.