Cómo limpiar el cepillo de dientes para que siempre esté limpio

Expertos en limpieza dijeron por qué los cepillos de dientes juntan mugre e indicaron cómo evitarlo. Si bien es un producto que se lava regularmente, hay algunos hábitos que hacen que acumulen suciedad.

09 de octubre, 2025 | 19.38

Los cepillos de dientes son uno de los artefactos del baño cuya limpieza se suele pasar por alto pese a que es fundamental, dado que es algo que interactúa de manera directa con el interior de las bocas. Para que este producto mantenga la higiene adecuada es necesario seguir una serie de pasos fáciles, que se pueden llevar a cabo en el día a día.

Lo más común a la hora de higienizar el cepillo de dientes es enjuagarlo con agua a temperatura ambiente y depositarlo en su lugar al lado de la bacha del baño. Si bien no está mal para el día a día, los expertos recomiendan hacer una limpieza más exhaustiva al menos una vez cada dos semanas, para que no se acumule suciedad ni bacterias entre las cerdas.

El hecho de que los cepillos de dientes junten bacterias, restos de comida y humedad favorece al crecimiento de microorganismos. Si no se enjuaga y seca correctamente después de cada uso, puede convertirse en una fuente de contaminación que afecte la salud bucal y general. Para evitarlo, se recomienda enjuagarlo bien con agua, guardarlo en posición vertical para que se seque al aire y reemplazarlo cada tres meses o después de una enfermedad. Un cepillo limpio garantiza una higiene dental más efectiva y reduce el riesgo de infecciones o mal aliento.

Cepillo de dientes.

Trucos para que el cepillo de dientes siempre esté limpio

  • Enjuagar bien después de usar: pasar el cepillo bajo el chorro de agua caliente para eliminar restos de pasta y suciedad entre las cerdas. Agitarlo para sacar el exceso de agua.

  • Desinfectar con vinagre o agua oxigenada: dejar el cepillo unos 10 minutos en un vaso con vinagre blanco o agua oxigenada, luego enjuagar con agua corriente. Esto ayuda a eliminar bacterias acumuladas.

  • No tapar el cepillo húmedo: evitar guardarlo en estuches cerrados justo después de usarlo, ya que la humedad favorece el crecimiento de moho y gérmenes.

  • Guardar en posición vertical: colocarlo con las cerdas hacia arriba en un vaso o soporte, sin que toque otros cepillos, para que se seque bien al aire.

  • Limpiar el mango y la base: pasar un paño con alcohol o vinagre por el mango y la parte inferior del cepillo para retirar restos de pasta y evitar que se adhiera polvo.

  • Hervir ocasionalmente: cada dos o tres semanas, sumergir el cepillo unos segundos en agua hirviendo puede ayudar a eliminar bacterias más resistentes.

  • Reemplazar cada tres meses: cambiar el cepillo regularmente, o antes si las cerdas están abiertas o deformadas, ya que pierden eficacia y acumulan más suciedad.

  • Evitar que toque otros cepillos: si hay varios en el mismo vaso, mantener un poco de separación para que no se transfieran bacterias.